pamplona - El Gobierno y el PP descargaron ayer en Ciudadanos la responsabilidad de evitar que la investidura de Pedro Sánchez como presidente precise de los votos de los nacionalistas. El líder del PP, Pablo Casado, trasladó ayer a Pedro Sánchez, que no facilitará su investidura con una abstención, pero sugirió que lo haga Ciudadanos para que el nuevo Ejecutivo no dependa de los votos de los partidos separatistas. Ese movimiento permitiría a los populares marcar distancias con el partido que le pisa los talones y reforzar su imagen de líderes del centroderecha.

Tras la reunión que mantuvo con Sánchez en el Palacio de la Moncloa, salió convencido de que habrá un Gobierno “débil” en esta legislatura, frente al que el PP ejercerá una oposición “fuerte y firme, pero responsable” con una reivindicación principal: que España no dependa de los independentistas catalanes. Casado valoró que con este encuentro se ha roto el “cordón sanitario” que cree que existía contra su partido, ya que no había sido convocado a La Moncloa desde que el pasado 2 de agosto se reunió con Sánchez tras triunfar la moción de censura. Fue una reunión de poco más de hora y media, frente a las tres horas del pasado verano, en la que Casado aseguró que no profundizaron en la cuestión de los posibles pactos, porque no toca hasta que el Rey abra las consultas con partidos.

A Sánchez le transmitió el mensaje de que “no va a contar con el apoyo del PP” ni siquiera con su abstención en segunda vuelta para facilitar que sea presidente, pero “hay otras sumas que garantizan” esta investidura, como la Ciudadanos, apuntó. El líder de los populares recordó que Sánchez ya ha pactado con Albert Rivera en el pasado y comparó esta alianza con la de un posible pacto con Podemos, que cree que “no es lo ideal”.

Tampoco le gusta un posible pacto de Sánchez con el PNV, porque el nacionalismo tanto en la CAV como en Navarra está en este momento “contra la igualdad de los españoles”, según Casado, aunque especificó que son los independentistas catalanes los que se han situado fuera de la ley. “No me corresponde a mí decir lo que tiene que hacer Sánchez ni Ciudadanos”, puntualizó finalmente, tras constatar que es “muy comprensible” que el PP no facilite la investidura del presidente de Gobierno en funciones pero no pondrá “ningún impedimento” a que otros partidos que defienden la unidad de España sí lo hagan.

Ante este escenario, Casado insistió además en reafirmar su categoría de líder de la oposición, frente a Rivera, puesto que necesita consolidar ese liderazgo después de quedarse a poco más de 200.000 votos de distancia de Ciudadanos. “Es una responsabilidad que no me puedo arrogar yo, ni nadie nos puede quitar, somos el segundo partido y vamos a ejercer esa posición”, advirtió.

Para Casado es “un poco estéril” y hasta “pueril” establecer un debate a este respecto porque con una diferencia “no mucho más amplia” entre PSOE y Podemos en la anterior legislatura nadie ponía en cuestión quien lideraba la oposición.

Casado compareció, tras el encuentro, en la sala de prensa del Consejo de Ministros, que utiliza el Gobierno y que se cede tradicionalmente a los líderes de la oposición y los mandatarios internacionales.

cambio De “cordial, afable y fluida” calificó Moncloa la reunión entre Sánchez y Casado, quien hasta hace poco llamaba traidor, felón, cómplice del golpismo, okupa o sucedáneo de presidente a Pedro Sánchez, a quien acusaba de preferir “las manos manchadas de sangre a las manos pintadas de blanco”. El Gobierno tenía especial empeño en trasladar que la reunión, había ido muy bien. Fuentes oficiales aseguraron que el objetivo del encuentro era el de “normalizar las relaciones” y dejar atrás la bronca de la campaña, y consideran que dicho objetivo se ha conseguido.

Las elecciones han marcado un cambio de rumbo de tal calibre que ambos pactaron abrir un canal de comunicación sobre Catalunya, algo impensable hace unas semanas. Según Moncloa, este fue precisamente una de las cuestiones que más tiempo llevó, y ambos decidieron mantener una “comunicación permanente” sobre este asunto, algo que eludió concretar Casado, quien en varias ocasiones apeló a la “prudencia” y “discreción” sobre este encuentro.

El Gobierno aseguró también que se habló de cuestiones de “gran importancia para los ciudadanos”, como el Pacto de Toledo y las pensiones, el impulso a la ciencia y la transición ecológica, temas de Estado en los que “siempre se buscará una relación constante”. “En definitiva, se trataba de dar una imagen de unión del país en asuntos clave y reforzar la institucionalidad”, añadieron las fuentes, que explicaron que se abordaron otros temas como económicos y fiscales.

Sánchez concluye hoy esta primera ronda de contactos con una reunión con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, por la mañana, y otra por la tarde con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, socio clave con el que mantiene un pulso por si finalmente pactan una coalición como quiere Podemos o Gobierno en solitario como reclama el PSOE. Rivera parece lejos de esa abstención que le plantea Casado. La portavoz de Cs, Inés Arrimadas, advirtió de que Rivera defenderá un papel de “oposición firme y de Estado”. “Ni se nos pasa por la cabeza dar alas a un Gobierno hecho con populistas y apoyado por nacionalistas”, dijo.