la verdad es que los medios de Madrid han seguido con escaso interés lo que pasaba en Navarra. Entre lo de Podemos y Venezuela primero, y la revolución socialista-leninista de Sánchez después, lo de aquí como que les sabía a poco.

Aun así, hemos contado con analistas punteros, perfectos conocedores de la realidad navarra que han ido informando al resto del país de cómo iban las cosas por aquí, que para alguien de fuera no son fáciles de entender. “En Navarra se está produciendo una expansión totalitaria, con su motor asesino, sus innumerables cómplices y la pasividad culpable de los demás”, explicaba Hermann Tertsch. Que ahora es candidato de Vox, pero antes iba dando lección por ahí de cómo se limpia a un disidente. Porque desde la distancia no es fácil entender que los rojos, los separatistas y los bolivarianos gobiernen Navarra, que siempre ha sido cuestión de Estado.

Juan Pablo Colmenarejo, por entonces baranda de las noches en la Cope, tiene una teoría para explicar los motivos por los que tenemos un “gobierno sectario por definición” que “excluye a quienes defienden la constitución, el Fuero y la convivencia”. La culpa no es, como piensan algunos, de que la gente no sabe votar. No. La culpa de la catástrofe electoral de 2015 es de los “políticos de medio pelo de UPN y PSN que trataron de contemporizar el avance del nacionalismo vasco subvencionando la enseñanza en euskera”. Así que ahora no lloréis, inútiles.

La hipótesis de que la culpa de todo es UPN por tibio también la han secundado otros como José María Carrascal, para quien “UPN ha terminado preso del nacionalismo vasco, con todo lo que ello significa de pérdida de identidad y aceptación de la violencia como arma secesionista legítima para ellos”. Porque para Carrascal hasta los de UPN son medio proetarras.

Pero desde luego nadie como Federico Jiménez Losantos para poner el dedo en la llaga. Para el locutor, el problema es que UPN “ha jugado a ser un partido medio nacionalista, medio navarro, bastante español, pero euskaldun, pero peneuvista, pero del PP, pero sí, pero no, pero ayer, pero mañana”. Y claro, ha pasado lo que tenía que pasar, “que han venido los del PNV y los de la ETA y les han comido de la tostada y ahora están contra la pared”. “Hay que salir a la calle todos los días si hace falta a defender el español hasta que la casta política infecta se renueve, eche a los golfos y traiga a gente decente”, proponía Fede. Lo mejor de todo es que le hicieron caso y se fueron a Colón. Y en el PP todavía están recogiendo los pedazos.