La número dos de JxCat al Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi, hizo ayer un llamamiento a los socialistas para que no caigan en la tentación de alterar las mayorías del 28-A para investir a Pedro Sánchez “por la puerta de atrás”, sin necesitar el aval de los grupos independentistas. Artadi alertó de la posibilidad de que la Mesa del Congreso, presidida por Meritxell Batet, suspenda a los cuatro diputados presos de ERC y JxCat -Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull-, lo que podría facilitar, sin esos cuatro votos, la investidura del nuevo presidente.

Los números oficiales para la investidura de Pedro Sánchez indican que, por la falta de un par de votos, los 15 diputados de ERC resultan imprescindibles para convertirlo de nuevo en el presidente del Gobierno. Ya sea por activa -con su voto a favor- o por pasiva -por su abstención-. Sin embargo, existe una carambola inédita que podría aupar a Sánchez sin la necesidad de contar con los votos del partido secesionista catalán.

Ya sean suspendidos por la Mesa del Congreso o por el Tribunal Supremo por su situación judicial, en el caso de que no renuncien a su escaño, como ya ha sucedido en el Parlamento de Catalunya con los dirigentes independentistas presos o fugados, los cuatro parlamentarios dejarían a la Cámara con sólo 346 diputados hábiles para votar, en lugar de los habituales 350. Son sólo cuatro menos, pero con los resultados tan ajustados que dejaron las urnas el 28-A, pueden suponer la diferencia.

Este nuevo escenario trasladado a una investidura modifica la cifra de votos a favor que un candidato necesita para ser proclamado presidente del Gobierno. Esta cifra siempre ha sido de 176 votos a favor en una primera votación -mayoría absoluta- y mayoría simple en la segunda. Con el Congreso íntegro, Pedro Sánchez tiene prácticamente asegurados 173 votos (PSOE, Podemos, PNV, Compromís y PRC) frente a 175 noes (PP, Ciudadanos, Vox, Navarra Suma, ERC, JxCat y Bildu). Coalición Canaria (dos escaños) es duda, pero ya ha afirmado que no apoyará la investidura. Así las cosas, el líder socialista no lograría ser elegido.

Con un Congreso con cuatro diputados independentistas menos, sin embargo, esa votación quedaría 173 a favor y 171 en contra. Todo quedaría en manos de los dos diputados de Coalición Canaria, que tendrían que facilitar la investidura mediante una abstención. Así, Sánchez podría salir investido como presidente sin el aval directo de los independentistas catalanes, pero gracias a ellos por la vía indirecta de los presos del 1-O.

Si los presos renuncian al acta, correría la lista y serían sustituidos, por lo que los votos necesarios para alcanzar la mayoría absoluta no se verían modificados. En el caso de que no sean suspendidos, deberían solicitar autorización al presidente del tribunal del procés, Manuel Marchena, para acudir a las sesiones del Congreso.