Londres - El brexit lleva meses en punto muerto y el ministro de Economía y Hacienda, Philip Hammond, es el último miembro del gobierno en apuntar a la celebración de un segundo referéndum como la única forma de resolver la laboriosa salida de Reino Unido de la Unión Europea.

En una intervención que muchos perciben como su manera de mover ficha para allanar el camino y convertirse en el doceavo candidato a ser el próximo primer ministro, Hammond respaldó la idea de devolver la decisión a la gente, ya sea a través de otro referéndum o de unas elecciones generales. El ministro de Economía y Hacienda no cerró la puerta a ser el sucesor de Theresa May. De hecho, afirmó que si sus puntos de vista no estuvieran representados adecuadamente por ninguno de los conservadores que presenten su candidatura al liderazgo del partido, entonces daría un paso al frente y los defendería él mismo.

Por el momento, los diputados tories que compiten para reemplazar a May han estado discutiendo sobre si garantizarían que el Reino Unido abandone la UE el 31 de octubre, independientemente de si el parlamento aprueba o no un acuerdo de retirada. Entre los tres exministros del gabinete que dicen que lo harán están los favoritos, Dominic Raab y Boris Johnson.

Hammond describió como “una mancha en la reputación” del parlamento británico si al final los diputados tienen que admitir que no pudieron resolver el problema y cumplir lo votado por la ciudadanía 2016. Además, queda por resolver si finalmente la suma de los diputados conservadores a favor de un brexit blando y los laboristas conseguirían apoyos suficiente para una nueva consulta.

El responsable de Economía sugirió que podría tratar de derribar al gobierno con el fin de bloquear un brexit sin acuerdo. En una entrevista televisiva dejó abierta la opción de respaldar un voto de no confianza contra el próximo primer ministro para evitar que persigan algo que “no es por el interés de Reino Unido”. Así, dejó claro que si se encuentra ante una elección difícil, actuará en lo que cree que es “en el mejor interés del país”.

Hammond admitió que no es un movimiento que haría “a la ligera o con entusiasmo”, pero advirtió de que su postura clara y como “el interés nacional triunfa sobre el interés del partido”, dejando claro que sus opiniones siempre han sido visibles y han estado sobre la mesa, defendiendo siempre una visión moderada del brexit, por lo que descarta respaldar a Johnson.

Una opinión en la que también coincide la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, para quien Johnson sería “un desastre como primer ministro”. Además, aprovechó la ocasión para lamentar su gestión como miembro del Gobierno. En su opinión, los meses que pasó entre 2016 y 2018 como titular de la diplomacia británica fueron “ridículos”.

Por el momento, el líder laborista, Jeremy Corbyn, no da su brazo a torcer, pese a la presión de su equipo para que se comprometa a hacer campaña por un segundo referéndum. Desde Dublín, el jefe de la oposición aseguró que una segunda consulta está “algo alejada”, defendiendo que su partido todavía quiere negociar un mejor acuerdo del brexit.

Elecciones generales Para Corbyn, la única forma de romper el estancamiento actual sería con unas elecciones generales o una nueva votación, pero con un matiz: tendría que ser después de negociar con Bruselas un acuerdo más suave, que incluya una unión aduanera. De momento, pese a las críticas y la caída en las elecciones europeas, sigue en sus trece y tiene claro que no debe repetirse el referéndum de 2016.

A la espera de saber qué pasará finalmente con los aproximadamente tres millones de ciudadanos de la UE que residen en Reino Unido, un total de más de 750.000, entre ellos unos 41.800 españoles, ya han solicitado la autorización para mantener sus derechos actuales tras el brexit.

May puso en marcha el programa el 30 de marzo para que los ciudadanos comunitarios residentes en Reino Unido durante cinco años conserven los derechos laborales.