Ocurre de vez en cuando, sobre todo después de citas electorales. Navarra, esa entrañable tierra sanota y leal -piensen en todos los topicazos surgidos al calor del navarrismo oficial- que apenas supone algo más del 1% de la población y es políticamente irrelevante, centra todas las miradas. Es, casi, como si el futuro del Estado desfilase por Carlos III. O al menos eso parece, a tenor de las declaraciones de primeros espadas de todos los partidos que durante estos días opinan qué sería lo mejor para Navarra. Siempre sin afán partidista, claro. Sólo por cuestión de Estado.

Ayer, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos y firmante de la alianza Navarra Suma, pidió directamente al PSOE que se abstenga para que gobierne el bloque de la derecha en la que ha encuadrado a su partido. “Los navarros le han dado más votos al constitucionalismo y menos al nacionalismo”, zanjó Rivera, volviendo a sacar a relucir esa tesis por la que el Partido Socialista ya está al margen del marco constitucional.

Una tesis similar sostuvo Alfonso Alonso, presidente del PP de la CAV que ayer también se pronunció sobre Navarra. Descartó, de inicio, que una fórmula como la de Navarra Suma (con todas las derechas salvo Vox unidas en una misma plataforma) fuese a funcionar en la CAV -y eso que es un modelo de éxito, dicen-. Y apeló a la memoria sobre ETA para tratar de tender puentes entre la derecha y el PSOE. “Es peligroso acordar con EH Bildu porque no han condenado la historia criminal de ETA”, apuntó durante una entrevista concedida a RNE. Incluso insinuó que la postura del PSN “no está a la altura moral de lo que se tiene que exigir a los socialistas”, y preguntó “qué tipo de progreso puede representar Arnaldo Otegi”.

Precisamente, Otegi también habló ayer de Navarra. Aseguró que lo que haga Sánchez aquí será “una carta de presentación” que condicionará lo que pase en el futuro. “Si Sánchez, de alguna manera, da el Gobierno de Navarra a la derecha reaccionaria, ¿alguien puede pensar que va a tener valentía para dar una solución democrática a Cataluña o al tema de los presos? Es difícil pensarlo”, zanjó

El único que puso el contrapunto fue Odón Elorza, diputado del PSE y exalcalde de San Sebastián. En declaraciones a Onda Vasca, Elorza matizó que la postura de Ferraz no ha sido una “desautorización” a la estrategia de Chivite, sino una “medida de precaución” a la vista de “la cantidad de piezas que hay en movimiento en el tablero”. “Las fuerzas progresistas”, dijo, en referencia a PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E “suman con dificultad, pero suman”, en referencia velada a los 23 escaños que juntarían frente al bloque de Navarra Suma, que tiene 20. “Lo que pasa es que luego, formado ese gobierno, el cálculo que hay que hacer es medir bien las consecuencias, porque estarías pendiente a todos los efectos presupuestarios y de leyes de la posición de EH Bildu” “Hay que analizar a tiempo eso adónde nos lleva”.

Desautorización del PP. El PP desautorizó ayer a su candidato en Labastida (Álava), Daniel García, que había ofrecido un acuerdo de Gobierno con EH Bildu.

El veto, un “absurdo”. El secretario general del PSE en Gipuzkoa, Eneko Andueza, consideró ayer que es “absurdo” bloquear la investidura de María Chivite por el posicionamiento de Bildu en cuanto que supone que haya una presidenta socialista o que vuelva la derecha al poder. Y, de hecho, recordó que la moción de censura de Sánchez salió adelante porque contó con los votos de EH Bildu. “Somos segunda fuerza y, en ese sentido, tenemos la responsabilidad de liderar por lo menos un intento de que Navarra tenga un gobierno de progreso”, razonó. “Yo lo veo con muy buenos ojos”, siguió, porque no hay alternativa y “EH Bildu forma parte del paisaje de nuestro país. Entiendo que no hay mimbres para rechazar una hipotética abstención como la que se está planteando. No significa absolutamente nada”, concluyó.