L a ronda de consultas del rey con los representantes políticos de los partidos con escaño desemboca en una nueva aritmética para la investidura. La decisión de los tres diputados de JxCat de mantener sus actas a pesar de estar suspendidos y la sugerencia de UPN de intercambiar abstenciones con el PSOE han alterado las especulaciones sobre los apoyos de Pedro Sánchez.

La portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, confirmó después de su entrevista con Felipe VI que Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez conservarán sus actas como diputados electos a pesar de la suspensión y de todo lo que conlleva: no votar, entre otras consecuencias.

El presidente de UPN, Javier Esparza, avanzó el miércoles que su formación estaría dispuesta a facilitar la investidura de Sánchez si, a cambio, los socialistas navarros facilitan la suya en la Comunidad Foral. No habló de abstenciones, pero es la opción que se abrió paso.

UPN cuenta con dos escaños en el Congreso y JxCat tiene siete, pero al estar suspendidos tres, interviene en las votaciones con cuatro. De esta forma, con la abstención de los dos diputados de Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos), Pedro Sánchez tendría asegurada su investidura en segunda votación, siempre que logre sumar estos 173 votos.

Tras corroborar Ciudadanos y PP que no piensan favorecer la investidura del previsible candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, la red de apoyos de Sánchez continúa sin estar tejida, y no sólo porque el PSOE no haya iniciado contactos. Para lograr este resultado, Sánchez necesita los apoyos de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Compromís y el Partido Regionalista de Cantabria. No obstante, a Sánchez le queda aún un largo camino por recorrer para reunir esos votos.

Ningún grupo ha dejado claro que apoyará a Sánchez sin antes negociar condiciones: el PRC (1 diputado) ha pedido que llegue el AVE a Cantabria; Compromís (1), un cambio en la financiación autonómica; el PNV (6), que no haya pactos PSOE-Cs (lo dijo hace días porque nadie de este partido ha comparecido ante la prensa en Madrid); y Unidas Podemos (42) ha planteado ejes económicos y un Gobierno de coalición. Y la consecución de un Gobierno de coalición es, de momento, una condición inexcusable para la formación morada, según recordó el portavoz de En Comú Podem, Jaume Asens, tras reunirse con el rey.

Estos cuatro grupos suman 50 diputados y son los que, pese a todo, aguantan en el terreno del probable respaldo a Sánchez. Los 123 escaños del PSOE darían al candidato socialista 173 síes.

La investidura, de salir adelante, lo haría en segunda votación, ya que en la primera la necesaria y obligatoria mayoría absoluta (176) queda descartada.

En las dos votaciones no estarán los cuatro diputados suspendidos: Oriol Junqueras (ERC); Sànchez, Turull y Rull (JxCat). Se trata de un factor relevante para el líder del PSOE porque ambos partidos independentistas, por ahora, se mueven en el no y, si los cuatro presos retienen las actas el día de la segunda votación (parece que en julio), habría cuatro noes menos. En el caso de que Junqueras renuncie para ser eurodiputado, Sánchez restaría a su rechazo tres votos.

Unir los votos en contra al secretario general del PSOE supone hacer una cadena de 66 diputados del PP, 57 de Ciudadanos y 24 de Vox, lo que ya coloca los noes en 147.

ERC, 14 (sin Junqueras); Coalición Canaria, 2; JxCat, 4 (sin los tres presos); y Bildu, 4, alargan la cadena del rechazo a 171 noes.

Es entonces cuando los focos se detienen en los dos diputados de la coalición Navarra Suma, que formaron para el 28-A y el 26-M UPN, Cs y PP. La posibilidad de que estos dos parlamentarios se abstengan hacen a Sánchez presidente y, si se decantan por el no, se producirá un empate a 173.

Semejante especulación realza la trascendencia de lo que haga Junqueras con su acta, pues si renuncia a ella para recalar en el Parlamento europeo y le sustituye en el Congreso otro electo de ERC, la horquilla del no se elevaría un poco a los 174 votos en contra y Sánchez no sería presidente. Así que la investidura del líder del PSOE depende en este momento de Navarra, siempre y cuando se asegure los síes mencionados antes.

Otra opción, remota, es que los socialistas negocien una abstención global en el espectro nacionalista e independentista de la Cámara. JxCat, ha precisado la portavoz, sólo está dispuesto a votar la investidura de “alguien que esté en disposición de dialogar y solucionar políticamente el conflicto” de Cataluña. Borràs aseguró que Sánchez no se ha puesto en contacto con ellos, por lo que desconocen la voluntad y el talante que tiene, pero sí ha recordado las posiciones que el líder socialista y presidente en funciones ha mantenido durante la campaña electoral asegurando que “nunca” aceptará la secesión de Cataluña y, en consecuencia, ha sentenciado: “Si Sánchez reúne las condiciones apropiadas para que le apoyemos, lo disimula mucho”.

debate en julio A partir de ahora se abre un periodo de negociación entre las diferentes fuerzas políticas para formar una mayoría que permita a Sánchez acudir al debate de investidura. Cuando el líder socialista acabe con esos contactos, deberá comunicar a la presidenta del Congreso si está en condiciones de afrontar ese debate y, en caso afirmativo, poner una fecha, que según fuentes gubernamentales se produciría ya en julio. Si el candidato considera que no tiene atada esa mayoría, puede declinar la propuesta del monarca, lo que llevaría a Felipe VI a iniciar una nueva ronda de contactos para ver si se puede desatascar la situación o proponer un nuevo candidato.

En el caso de no lograr la investidura en esa votación, el tiempo para la convocatoria de unas nuevas elecciones comenzaría a correr. Si pasados dos meses ningún otro candidato lograra reunir esa mayoría, se disolverían las Cortes y habría comicios. Una situación que ya se vivió en 2015, cuando Mariano Rajoy declinó la propuesta del rey para ser candidato y fue Pedro Sánchez el que aceptó someterse a una investidura, que resultó fallida y que condujo a una nueva cita con las urnas en junio de 2016. - D.N.