pamplona - El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se reunirá el próximo martes, 11 de junio, en el Congreso con los líderes de Unidas Podemos, Ciudadanos y PP, por este orden, en la ronda de contactos anunciada ayer en su comparecencia, ha informado Moncloa.

Estos tres partidos son los que pueden facilitar o bloquear la investidura para que en España haya un Gobierno cuanto antes, apuntan estas fuentes. Igualmente, informan de que un día antes, el lunes, 10 de junio, se reunirá la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE para formalizar la comisión que coordinará las negociaciones con los distintos grupos parlamentarios de cara a la investidura de Sánchez.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, aceptó ayer el encargo del rey de ser el candidato a la investidura y de intentar sacarla adelante “cuanto antes” al “no haber mayoría alternativa al PSOE”, si bien no desveló en qué partidos buscará los apoyos. Sánchez aseguró que asume con “honor y responsabilidad” el mandato de Felipe VI y con “una enorme gratitud” a la confianza de los ciudadanos para que trate de armar “un gobierno estable para los próximos cuatro años”, para lo que apeló a la “responsabilidad” de Unidas Podemos, que se resiste a darle sus escaños si no entran en el Gobierno, pero también de PP y de Ciudadanos.

El líder del PSOE compareció en el Palacio de la Moncloa después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, comunicara la propuesta del jefe del Estado tras la ronda de consultas con los partidos y afirmara que es “bueno” que el pleno de investidura “se haga cuanto antes y prospere”. Como primera medida en la nueva página que se abre, Sánchez anunció que la próxima semana iniciará una tanda de reuniones con todos los partidos, a los que pidió “altura de miras”.

La coincidencia de la ronda de contactos para la investidura del presidente del Gobierno, junto a las negociaciones a varias bandas para los gobiernos autonómicos y municipales, está complicando la posibilidad de pactos a una semana de que se constituyan los primeros parlamentos en las comunidades. Todos los partidos se miran de reojo en este “sudoku”, ya que un acuerdo en una comunidad puede frustrar otro pacto en un ayuntamiento o, incluso, la investidura para el jefe del Ejecutivo.

Sánchez no dio pistas de si su plan pasa por un ejecutivo monocolor o en coalición con Unidas Podemos y se limitó a decir que aspira a “gobernar desde los valores progresistas que encarna el PSOE” y con la voluntad de construir “grandes consensos, dialogando con todas las fuerzas dentro del marco constitucional”.

“No hay mayoría alternativa a la que propone el PSOE: o gobierna el PSOE o gobierna el PSOE”, afirmó Sánchez, que añadió: “En consecuencia, es responsabilidad de todos” que la legislatura eche a andar, “singularmente”, de los socialistas, de Unidas Podemos, “sin duda alguna”, y de PP y de Ciudadanos. “Las cuatro fuerzas tenemos que encontrar ese punto de equilibrio a partir de cuales sean las posiciones de cada cual para facilitar la conformación de ese gobierno”, remarcó.

Tras verse con el rey y antes de conocerse su encargo a Sánchez, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, advirtió de que la única vía para contar con el apoyo de su grupo es que acepte una coalición por ser la única manera de garantizar estabilidad y de que se van a aplicar políticas progresistas. “Fuera del gobierno, es muy difícil que se cumplan los acuerdos”, receló Iglesias. El líder de la formación morada reveló que no ha tenido contacto con Sánchez desde hace dos semanas, lo que achacó a su sospecha de que “la opción preferida por el PSOE” sería que Cs facilitara su investidura. Al contrario que hace tres años, cuando el líder de la formación morada llegó al Congreso rodeado de sus escuderos para proclamar que había comunicado a Felipe VI su propuesta de gobierno en coalición con Sánchez, incluyendo varios ministerios y el CNI, esta vez compareció solo y sin hablar de reparto de carteras. Iglesias dio por hecho que si Sánchez quiere presentarse a la investidura, deberá llegar con “los deberes hechos”, para lo que presagió “semanas muy largas e intensas y con muchísimas presiones” por la incertidumbre y la complejidad del escenario político.

El presidente del PP, Pablo Casado, emplazó al jefe del Gobierno en funciones a que la negociación de la investidura “no se dilate” por “tacticismos”, al no observar una situación de bloqueo que le impida formar gobierno con Unidas Podemos y otros socios o, incluso, con una abstención de Cs, pero el líder de la formación naranja, Albert Rivera, descartó cualquier apoyo a Sánchez, al recordarle también que puede contar con los de Iglesias y “los socios de la moción de censura” para armar una mayoría. No explicitó si Cs podría abstenerse, pero dio a entender que esta opción no entra en sus planes, sino ejercer una oposición “firme”.

En la ronda con el rey se estrenó el líder de Vox, Santiago Abascal, que reiteró que no apoyará al PSOE, aunque se mostró dispuesto a secundar iniciativas que encaminadas “a restaurar el orden constitucional en Cataluña” y aplicar el artículo 155. Antes de Abascal, pasaron por la Zarzuela Jaume Asens (En Común Podem) y la portavoz de JxCat, Laura Borrás, quien llevó al rey una carta de su compañero Jordi Sánchez, a quien el Tribunal Supremo impidió participar en la ronda al estar preso por el procés. En su condición de “voz y altavoz de los presos políticos”, Borrás pidió “empatía” a Felipe VI hacia ellos y le dijo que “los catalanes no tienen rey”. Borrás reveló que “ha mirado a los ojos al monarca español para decirle lo que tal vez nunca había escuchado de labios de una mujer catalana” que fue a votar el 1 de octubre como miles de ciudadanos que “fueron violentamente reprimidos”. - D.N.