pamplona - Pedro Sánchez se presentará como candidato a la investidura aunque llegue a ese debate sin haberse asegurado antes los votos para ser elegido por el Congreso presidente del Gobierno. Una situación de debilidad que se complica con la posibilidad de que ERC no facilite su reelección tras brindar el apoyo socialista a Ada Colau para ser alcaldesa de Barcelona en lugar de al candidato de ERC, Ernest Maragall. Una operación que llevó a Ciudadanos a romper ayer con Manuel Valls en el Ayuntamiento de la capital catalana y constituir un grupo propio solo con sus tres concejales, después de que el ex primer ministro francés -convertido en una voz incómoda para Albert Rivera que alertaba contra los pactos con la extrema derecha-, facilitara la reelección de la candidata de BComú.

El PSOE espera que, si Sánchez no cuenta aún con todos los apoyos necesarios, los recabe durante el debate que, en cualquier caso, se va a celebrar “pronto”, según aseguró el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. El presidente del Gobierno en funciones sigue sin sumar apoyos y no cuenta aún ni con la mayoría absoluta ni con la simple -en una eventual segunda votación- para ser investido. Y aunque en el partido de Sánchez no se plantean la posibilidad de que la investidura resulte fallida, si eso ocurre echaría a andar el calendario legal, y los partidos tendrían ya un plazo -de dos meses- para acordar una investidura o, si no, verse abocados a una convocatoria electoral.

Ábalos recalcó que Sánchez está dispuesto a enfrentarse a la investidura, aunque aún no cuente con los apoyos porque tiene que cumplir los mandatos que le han encomendado los votantes y el rey. El dirigente socialista apeló un día más a la “responsabilidad” de los otros dos grandes partidos -PP y Ciudadanos- para que abandonen su actitud de “bloqueo” y garanticen la gobernabilidad con su abstención. Una petición que en esta ocasión dirigió con más énfasis al PP, al recordar que los socialistas acabaron absteniéndose en 2016 para facilitar la investidura de Mariano Rajoy y pedir a los populares de Pablo Casado que hagan ahora lo mismo. Es algo que “cuesta” pero, si Casado consolida su proyecto, “le puede hasta salir bien”, apostilló, para recordar después que, aunque Sánchez en 2016 se mantuvo en el no, al menos se marchó para no ser un obstáculo “ni para su partido”, que acabó absteniéndose, “ni para el país”.

Otra cuestión en la que insistió el número tres del PSOE ha sido la de desligar lo ocurrido en la constitución de los ayuntamientos o los pactos autonómicos con los acuerdos para la investidura. Así, defendió la posición de los socialistas catalanes en el Ayuntamiento de Barcelona, donde con sus votos impidieron que la ciudad se convirtiese en “trinchera” del independentismo. “En Barcelona se ha hecho lo que se tenía que hacer con independencia de su afectación a cualquier otro nivel”, dijo Ábalos al ser preguntado por la posible reacción negativa de ERC en la investidura después de no haber conseguido la Alcaldía. Además, al ser preguntado por la posible abstención de ERC, aseguró que en este caso, como “en tantos otros”, no sabe lo que ese partido hará.

un año de colaboración Ciudadanos decidió romper con Valls tras esta operación a varias bandas en Barcelona y constituir un grupo propio solo con sus tres concejales. La división de voto del pasado sábado, durante la constitución del Ayuntamiento, entre los seis concejales de la coalición Barcelona pel Canvi-Cs presagiaba un divorcio en la plataforma Barcelona pel Canvi-Ciutadans que consumó ayer la Ejecutiva de Cs.

Poco más de un año ha durado una relación marcada por el distanciamiento del ex primer ministro francés con el posicionamiento del partido naranja sobre Vox, que no gustaba nada al aspirante apoyado por Cs en el Ayuntamiento de Barcelona, como lo ha manifestado en diversas ocasiones. La portavoz de la formación naranja, Inés Arrimadas, explicó que la gota que ha colmado el vaso ha sido el apoyo de Valls a la investidura de Colau junto a los otros dos ediles independientes de la lista Barcelona pel Canvi-Cs, el exsocialista Celestino Corbacho y Eva Perera. “Teníamos razón: la diferencia entre Maragall (ERC) y Colau (BComú) es muy poca y ya se ha visto porque su primera decisión ha sido volver a poner el lazo amarillo en la fachada del ayuntamiento”, reprochó.

Tras esta ruptura, el Ayuntamiento de Barcelona pasará a tener siete grupos municipales, ya que Valls, Celestino Corbacho y Eva Parera, los tres concejales independientes que votaron a favor de la investidura de Colau como alcaldesa, pueden formar un grupo propio, mientras que Mari Luz Guilarte, Paco Sierra y Marilén Barceló, los tres de Cs que votaron en blanco, pueden crear otro.

Tras conocer la decisión de Cs, Valls emitió un comunicado escueto y contenido en el que explica que está evaluando el escenario político que se abre para su plataforma tras la ruptura con Cs y que lo valorará “en el momento oportuno”. Aprovecha el comunicado para reafirmarse en el a Colau con el fin de “frustrar el acceso del independentismo” al Ayuntamiento, ya que sus tres votos, más los del PSC, eran imprescindibles para que la alcaldesa revalidara el cargo y frustrar así las opciones de Maragall, ganador de las elecciones.

Ábalos se mostró convencido de que la ruptura de Cs con Valls refleja que “lo que tiene que hacer el señor Rivera es integrarse en el PP”. Desde el PSC, su secretario de organización, Salvador Illa, remarcó que “los pactos -de Cs- con Vox empiezan a pasar factura”. Esta fractura pilla a Cs en plena tormenta. Las críticas a la estrategia del giro a la derecha arrecian dentro y fuera del partido, donde varios sectores reclaman una postura centrista e incluso la abstención en la investidura. - D.N.