pamplona - Pedro Sánchez y Pablo Iglesias recibieron ayer un tirón de orejas por parte de los sindicatos, que lanzaron un llamamiento a enterrar el hacha de guerra, superar las desconfianzas y evitar las elecciones. Las exigencias de UGT y CCOO llegaron en el marco de la ronda de contactos que está manteniendo el candidato a la presidencia española, y van dirigidas a las dos partes, aunque Sánchez tiene un plus de responsabilidad en la medida en que le corresponde liderar las conversaciones y lleva días dando largas cuando se le pregunta por la fecha de la próxima reunión con el líder de Podemos, al tiempo que coquetea de manera abierta con una repetición de las elecciones que cree que le beneficia. El mensaje llegó 24 horas después de que Sánchez asestara un golpe importante a las expectativas de que haya investidura al airear en público la “desconfianza recíproca” que lo separa de Podemos, mientras sigue desconcertando a todos al pedir abstenciones al PP y Cs. Para los sindicatos, esa desconfianza no es óbice para hablar. “Si hay desconfianza, habrá que negociar con desconfianza”, zanjaron.

Los sindicatos exigieron que se negocie cuanto antes un programa con Unidas Podemos porque una repetición electoral podría ser letal. Avisaron de que el tiempo corre y no hay tanto margen hasta el 23 de septiembre, el plazo límite para evitar que se celebren elecciones el 10 de noviembre. Pero el llamamiento también interpela a Podemos, porque los sindicatos no quieren posicionarse sobre las fórmulas de gobierno y piden empezar por el programa, mientras Iglesias insiste en que haya ministros de Podemos. Las centrales también criticaron la pésima gestión de los tiempos por dejar la negociación para los últimos días. Los sindicatos UGT y CCOO pidieron ayer al PSOE y a Unidas Podemos que hagan exactamente lo contrario de lo que están haciendo hasta ahora y que haya mayor discreción. “Para rebajar el tono, recomendaría a todo el mundo dejar un poco en paz el Twitter mientras duren las negociaciones”, lanzó Unai Sordo desde CCOO, en lo que parecía un recado para Podemos.

Sánchez escuchó estos mensajes en su ronda de contactos con los agentes sociales, que ayer le llevó a entrevistarse con los líderes de UGT y CCOO Pepe Álvarez y Unai Sordo. También recibió a los líderes de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, y Cepyme, Gerardo Cuerva. Ya era conocido que Garamendi no apuesta por un acuerdo con Podemos, y que prefiere un pacto entre los socialistas y Cs, o un gobierno en solitario de Sánchez. Si no fuera posible ninguna de estas opciones, no vería con malos ojos la repetición electoral. Por tanto, de alguna manera conecta con los deseos de Sánchez, pero el emplazamiento de los sindicatos pesa más en dos partidos que se encuadran a sí mismos en el espectro de la izquierda y se sienten más vinculados por las exigencias de las centrales de trabajadores. En el caso del PSOE, además, tiene vinculación histórica con UGT.

Los sindicatos quieren un gobierno de izquierdas y que Sánchez no mire a la derecha para pedir la abstención del PP y Cs. En principio, este asunto no salió a relucir de manera directa, y Álvarez opinó que hay “cierta confusión” porque “no se ha planteado nunca desde el PSOE abrir un proceso de negociación” con PP y Cs. El líder sindical dijo sentir “profunda indiferencia” hacia el voto de la derecha porque su “patria” son los trabajadores. Los dos sindicatos sí reclamaron a Sánchez que se reúna “más temprano que tarde” con Podemos.

La relación de Sánchez e Iglesias está rota desde la investidura fallida del 25 de julio. El líder de Podemos rechazó la última oferta, que pasaba por gestionar tres ministerios y una vicepresidencia. La insistencia en gestionar algunas materias relacionadas con el trabajo dio al traste con las negociaciones. Desde entonces, Sánchez e Iglesias no han vuelto a reunirse, y el socialista ha retirado su oferta de gobernar en coalición. Se está dedicando a reunirse con agentes sociales y con partidos con menor representación para escenificar que sigue trabajando, pero obvia por completo al que tendría que ser su socio principal. Sin Podemos, no hay investidura.

El enfrentamiento entre ambas fuerzas fue ayer a más. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, tildó de “exabruptos” hacia el PSOE y el Gobierno los mensajes del dirigente de Podemos Pablo Echenique, quien instó a Sánchez a “trabajarse los apoyos y dejar de buscar excusas” después de que el presidente admitiera su desconfianza hacia la formación.

UGT y CCOO temen que una repetición electoral provoque un vuelco en el tablero político. En las elecciones de abril se produjo una movilización extraordinaria para frenar a la derecha, pero ese tirón podría perderse en una repetición electoral, porque es habitual que la movilización sea más complicada entre los votantes de la izquierda. Mientras tanto, el gobierno seguiría en funciones y se abre la incógnita sobre el futuro de las pensiones (que podrían actualizarse solo un 0,25% en 2020 en lugar del IPC, aunque no parece que esa sea la intención de Sánchez), y sigue sin abordarse la reforma laboral.

Los sindicatos avisaron de que “no debe ni considerarse la convocatoria de elecciones”, y pidieron acelerar las negociaciones. “Puede parecer que el 23 de septiembre queda lejos, pero hay que abordar cuestiones muy complejas en la negociación programática”, avisaron. Álvarez añadió que “los límites no tienen por qué ser los de partida, sino los de llegada”, y que hay que empezar por el programa, y concretar después el gobierno. “La desconfianza no es óbice para abordar la negociación”, remachó Sordo.

Los presidentes de la CEOE y Cepyme, por su parte, pidieron un gobierno “moderado y estable” que ponga en el centro a la empresa. Cuerva pidió negociar “y no trasladar en cada minuto qué negocian”. Garamendi no quiso “descalificar unas opciones u otras” y se mantuvo al margen.