pamplona - Barcelona volvió a ser por quinto día escenario de una dura batalla entre unos 1.500 encapuchados y los agentes de la Policía tras la masiva manifestación independentista celebrada en la ciudad, que se ha desarrollado de manera pacífica y sin incidentes. La batalla campal en la zona de plaza Urquinaona, convertida en el epicentro de los disturbios, duró cuatro horas y después se extendió, con grupos más pequeños, por el resto de calles del barrio del Eixample. Un total de 77 personas resultaron heridas y 17, detenidas.

Los Mossos utilizaron por primera vez en Catalunya la tanqueta de agua en la plaza de Universidad, la de Cataluña y otras calles del centro de Barcelona para apagar las barricadas y abrirse paso entre los manifestantes, que se fueron dispersando a su paso. La tanqueta avanzó por las calles del centro lanzando agua para despejar la calzada de obstáculos y hogueras y frenó al llegar a los puntos donde quedaban manifestantes.

Varias decenas de furgones antidisturbios se desplegaron también por Urquinaona, la plaza de Universidad y Vía laietana, donde los concentrados levantaron barricadas con contenedores de basuras volcados y encendieron hogueras en medio de la calzada, tras las que se parapetaban para arrojar objetos a la línea policial.

Los manifestantes pacíficos, que fueron varios miles a lo largo de la tarde, se fueron dispersando tras esta actuación policial. Ante las diversas barricadas con fuego que amenazaban con extenderse a árboles, algunos vecinos salieron de sus casas para tratar de reducirlos con bidones de agua y extintores.

En plaza Cataluña los radicales, grupos minoritarios, arrancaron alcantarillas y las lanzaron contra los ventanales del Corte Inglés. Los encapuchados mantuvieron una gran barricada en llamas en la plaza Urquinaona, en el cruce de Pau Claris con Ronda Sant Pere, sin que los sucesivos disparos de balas de goma y botes de humo de la Policía los lograran dispersar. Varios furgones de antidisturbios de los Mossos d’Esquadra avanzaron a gran velocidad por la barricada para intentar dispersarla, pero tras marcharse, los encapuchados recuperaron posiciones tras la barricada. Los radicales no dejaron de lanzar cristales, botellas, piedras, tuercas, bengalas y petardos a la Policía, que mantiene su posición en la parte baja de la plaza.

Los lanzamientos a los agentes antidisturbios fueron constantes. Los gases lacrimógenos y las balas de goma que lanzaban los antidisturbios no hacían efecto (los Mossos utilizan pelotas de foam mientras que la Policía emplea pelotas de goma). Los encapuchados, muy agresivos, alternaban los lanzamientos con gritos como “ni un paso atrás”. El fuego se extendía a otros puntos del centro de la ciudad, como calle Pelayo, Gran Vía y los aledaños de plaza Catalunya.

Tras dispersar la Policía a los encapuchados que durante horas mantuvieron una barricada en la plaza Urquinaona, el camión de agua de los Mossos se desplazó hasta allí para limpiar la zona. En el suelo se acumulan piedras, hierros, cartones, plantas y restos de contenedores ardiendo.

El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, asegurado que los disturbios que están ocurriendo desde hace días en Barcelona y otras ciudades catalanas se deben a la actuación de grupos organizados de violencia extrema ajenos al independentismo: “Querría dejar claro que de independentistas no hablamos”.

“Lo que vemos ahora son imágenes de violencia organizada de grupos muy combativos, que independendientemente de si alguien es independentista o no, no es la imagen de lo que hemos hecho y construido a lo largo de tantos años en este país”, defendió. Buch lamentó que “precisamente” ayer se hubieran producido altercados de nuevo cuando había habido miles de personas que han llegado a Barcelona provenientes de varios sitios de Cataluña con las Marchas por la Libertad para protestar de forma pacífica contra la sentencia del juicio del 1-O. - D.N.