bilbao - Pedro Sánchez ha empezado a concretar su ronda de llamadas telefónicas con los presidentes autonómicos. Su gabinete se puso en contacto ayer con el equipo del lehendakari Urkullu para concertar una llamada que tendrá lugar el próximo martes en torno a las 10.00 horas, y que fue la primera en trascender públicamente porque el socialista ha seguido el orden protocolario de antigüedad en la aprobación de los estatutos de autonomía. Iñigo Urkullu confirmó de manera escueta esta llamada en los pasillos del Parlamento Vasco, y avanzó que planteará al candidato a la presidencia española que aborde la crisis del modelo territorial y el problema de encaje de Euskadi y Catalunya sin “tacticismos”, de manera estructural, con una mesa política a nivel estatal. La idea de la mesa es ya recurrente en el discurso del lehendakari, que la ha defendido con intensidad en las últimas semanas. “No estamos en tiempo de tacticismos. Hay que abordar a tiempo la situación de manera estructural. Llevamos tiempo pendientes de una mesa en la que se puedan abordar cuestiones pensando que son estructurales y no coyunturales”, insistió.

Fuentes del entorno del lehendakari consultadas por este periódico aseguran que Urkullu está planteando que todos los agentes implicados en el modelo territorial se sienten en torno a una mesa. Pero ha dejado abierta la composición de ese órgano de manera deliberada (sin concretar si debe ser institucional entre los gobiernos vasco, catalán, español y otros, o bien de carácter político) porque habrá visiones discrepantes sobre quiénes deben sentarse a hablar. Poco más pueden añadir las fuentes consultadas, porque deducen que Sánchez llevará su propio planteamiento bajo el brazo cuando llame al lehendakari el martes. Urkullu tiene intención de escuchar en primer lugar las ideas del socialista, ya que esta ronda de contactos no deja de ser una apuesta de Sánchez en el contexto de su investidura y es a él a quien corresponde aclarar sus intenciones. La llamada de ayer se produjo entre los equipos técnicos de ambos gobiernos, pero no tuvo lugar al más alto nivel entre Sánchez y Urkullu, de manera que el lehendakari no conoce mucho más sobre sus intenciones.

Esta ronda llega rodeada de incógnitas y se desconoce su alcance. Sánchez improvisó estas llamadas con los 17 presidentes autonómicos para vestir su intención de recuperar el diálogo con el president catalán, Quim Torra. ERC le había pedido que levantara el teléfono al president como condición para avanzar en sus conversaciones para la investidura, y Sánchez, que se ve sometido a sus propias presiones internas y externas y se ve obligado a medir sus gestos hacia el soberanismo catalán, ideó esta ronda para disimular el cambio de criterio. Pero le ha estallado un problema. Ahora debe dotar de contenido y propuestas concretas a esta ronda para desmentir las acusaciones que le llegan desde dos flancos: que la ronda sea una mera coartada para recuperar la interlocución con Torra, como le recriminan desde el PP; o que esta llamada sea un gesto vacío, como le recrimina el propio Torra. JxCat sube cada vez más el listón para dejar en mal lugar a ERC y dar a entender que se está vendiendo por un par de gestos sin relevancia por parte de Sánchez. Torra siguió alimentando el enredo ayer con su insistencia en que el socialista le llame en primer lugar, antes que a Urkullu, el martes a las 8.00 horas. Ha argumentado problemas de agenda para conseguir ser el primero en hablar con Sánchez.

cuatro ejes Sánchez ya intentó el jueves dar a entender que no llamará simplemente para saludar. Puso sobre la mesa la financiación autonómica, los trenes de cercanías, otras infraestructuras y la sanidad. Por lo tanto, ha quedado claro que el socialista está dando vueltas a esta ronda y ha asumido que tiene que darle un mínimo contenido para que no parezca humo y nadie piense que podría haberse ahorrado las llamadas.

El principal conflicto que tiene sobre la mesa es el modelo territorial, con la situación catalana sin resolver, y con otras demandas territoriales como el nuevo estatus de autogobierno vasco, que tarde o temprano llegará al Congreso de los Diputados. Además, al depender de los partidos nacionalistas vascos y catalanes para ser investido, Sánchez se ve abocado a realizar algún movimiento. Las elecciones generales provocaron una fragmentación histórica y reforzaron a los partidos de ámbito territorial, lo que obliga al socialista a gestionar esta pluralidad y darle cauce. No obstante, las demandas son de todo tipo y algunos grupos como el cántabro o la España vaciada de Teruel hacen planteamientos que tienen que ver más con las infraestructuras y no son tan políticos ni tienen cariz nacionalista. De ahí que Sánchez pueda realizar un planteamiento común y general que valga también para los barones del PP y el PSOE, muy revuelto por el diálogo con ERC. Sin embargo, el asunto de la financiación hace tiempo que se ha quedado corto para colmar las aspiraciones catalanas, de manera que Sánchez tiene ante sí una encrucijada para dotar de contenido a esta ronda, que se le puede volver en contra.

El lehendakari, por su parte, no quiere especular con lo que puede dar de sí la interlocución con Torra. Urkullu, además, ha terminado una vez más en el centro de la disputa entre JxCat y Madrid, con este tira y afloja sobre el orden en la ronda de contactos, que evoca las veces en que el entorno del expresident Puigdemont se ha expresado con dureza contra Urkullu por entender que recibe un trato preferencial por los acuerdos sobre el Cupo con el expresidente Rajoy u otras negociaciones. Lehendakaritza no hace valoraciones ni tampoco ha recibido en privado llamadas del entorno de Torra o de JxCat, con quienes la relación es fría desde la mediación fallida de Urkullu.

El Gobierno español ha tratado de desmentir que la ronda sea un mero pretexto para hablar con Torra. El PSOE la presenta como un añadido “de calidad”, para presentar retos a los líderes autonómicos y que se vea la urgencia de una investidura.