pamplona - El 2020 será un año intenso para los partidos políticos navarros. Se suele decir que todo lo que no se haga en los dos primeros años de legislatura termina por dejarse de lado, y el curso que recién empieza será el primer año natural del nuevo Gobierno de coalición entre PSN, Geroa Bai y Podemos. 2020 pondrá a prueba el experimento de un Ejecutivo en minoría de 23 escaños (con el apoyo externo de I-E) que necesita acordar bien con Navarra Suma (hasta ahora imposible por la cerrazón de Esparza) bien con EH Bildu (con quien siguen las negociaciones) y la solidez de una fórmula, con el PSN mirando a la izquierda por primera vez en muchas décadas, que ha roto el panorama político navarro.

Pero también será un año en el que algunos de los partidos más importantes del panorama afrontarán procesos de renovación internos, con congresos (como el de UPN), asambleas (las de los partidos que conforman Izquierda-Ezkerra) y reflexiones (caso de Geroa Bai) para apuntalar estructuras de cara a la nueva década.

la reválida de esparza Relativamente pronto se resolverá una de las grandes incógnitas del año: UPN, que sigue siendo el primer partido de Navarra pese a su progresiva caída de apoyos en las últimas dos décadas, celebrará su congreso el 29 de marzo. En él, Esparza someterá al juicio de la militancia los últimos cuatro años de la vida del partido, en crisis tras la pérdida del Gobierno en 2015 y sin perspectivas reales de volver al Palacio de Navarra a corto plazo. El congreso llega, también, con UPN diluida en la coalición Navarra Suma, donde los regionalistas han renunciado a su fundacional carácter regionalista a cambio de optimizar los votos de PP y Ciudadanos. La plataforma les ha permitido recuperar alcaldías importantes (Pamplona y Tudela) y tener 20 escaños de 50 en el Parlamento (que no significa representar al 40% de la ciudadanía de Navarra, aunque lo repitan como loros), pero no ha servido para lo importante: gobernar. Es más: el ir de la mano del PP y los antiforalistas de Ciudadanos les ha lastrado a la hora de buscar aliado en el PSN, que vio de manera inteligente la posibilidad de liderar un Gobierno en mayo. La fórmula está amortizada y más pronto que tarde habrá que romperla si la derecha oligárquica quiere volver al poder, pero tanto Esparza como Sayas (los que de momento han dicho que se presentarán) la han defendido con vehemencia, y no parece que el congreso vaya a ser el foro que aborde la continuidad o no de la fórmula.

Precisamente, otro congreso interno celebrará uno de los socios de Navarra Suma: Ciudadanos. El partido contrario al Convenio Económico celebrará un congreso a nivel estatal en marzo para tratar de salvar el partido tras el descalabro electoral del 10 de noviembre que provocó la dimisión de Rivera. Después del estatal se celebrará también un proceso de renovación en la coordinadora navarra, aunque no se prevén grandes sorpresas en un partido con muy poca implantación aquí.

De entre los partidos de gobierno, el que más trabajo interno va a tener es Geroa Bai. El PSN, que acapara la mayoría del Ejecutivo, tiene la parcela interna bastante tranquila -Chivite revalidó liderazgo en 2017- y tiene al partido volcado en el Gobierno. Podemos, el tercer socio, disfruta por primera vez de cierta estabilidad tras meses de peleas intestinas entre varios sectores del partido y quiere aprovechar su entrada en las instituciones -en Navarra, pero también en el Estado- para cortar la pérdida de apoyos desde su aparición. En ese contexto, el partido de Barkos aprovechará 2020 para hacer lo que ya anunció la expresidenta tras los comicios forales: después de una legislatura liderando el Gobierno, ahora Geroa Bai tiene que aprovechar para reforzar su parcela interna y hacer partido. El nicho parece consolidado: Geroa Bai mantiene los mismos escaños que en 2015 (9) tras unas elecciones con más participación en los que además subieron en voto. Ahora, el reto es acompasar esa posición como tercera fuerza al ritmo interno del partido.

EH Bildu no prevé renovar estructuras hasta 2021, cuando le toca congreso. Así que por la izquierda los cambios más profundos se darán en I-E. La coalición de izquierdas, que se renueva o no con la llegada de elecciones, está formada por dos partidos: Izquierda Unida de Navarra y Batzarre. Ambos renovarán por completo sus estructuras este año, tanto en cargos y organización interna como en documentos políticos. Batzarre considera que el resultado de las forales obliga a hacer una reflexión profunda del rumbo de la formación, y IUN tendrá que renovarse después de la asamblea federal que se prevé para el verano.

Por lo tanto, a izquierda y derecha habrá movimiento interno en los partidos políticos navarros, que o bien celebrarán congresos este año o bien los prepararán para el siguiente.

Ciudadanos. El descalabro electoral de los antiforalistas de Ciudadanos en el Estado aboca al partido a un congreso extraordinario en marzo que elegirá nueva dirección, lo más seguro que continuista. Después será el turno de Navarra, aunque no se esperan grandes sorpresas.

PNV en Navarra. El presidente del Parlamento, Unai Hualde, es el presidente del Napar Buru Batzar -uno de las cinco comisiones ejecutivas del PNV- desde 2016, por lo que los jeltzales tendrán que elegir nueva dirección este año.

EA y Sortu. La disputa interna ha sido una de las constantes de EA durante este año -incluso con idas y venidas de los tribunales-, y el debate interno continuará en 2020. Sortu, por su parte, lo más probable es que lleve a cabo su congreso nacional en noviembre -dependerá de las elecciones en la CAV-, de donde también saldrá la dirección navarra.