pamplona - Pedro Sánchez ha tomado nota de los partidos que van a ser imprescindibles para garantizar la estabilidad de la legislatura. Uno de ellos es el PNV, y quiso encajar en su discurso inicial de la investidura dos de los compromisos de mayor calado político que ha contraído con los jeltzales, en lugar de esperar a que el asunto saliera a relucir en el turno de réplica del PNV o en el transcurso del debate. En su discurso inicial, que marca las prioridades de su programa y supone su carta de presentación como candidato a la presidencia española, puso sobre la mesa dos compromisos: transferir las competencias pendientes que recoge el Estatuto de Gernika, y colaborar en la negociación del nuevo estatus “que quiera hacer el Parlamento Vasco” y “dentro del marco constitucional”. Sobre todo en el caso del estatus, no es nada habitual que Sánchez se refiera a estos asuntos de modo tan explícito por propia iniciativa, sino que suele ser el PNV quien suscita la cuestión con preguntas posteriores, de ahí la novedad. Ahora falta concretar los compromisos, que anunció con brevedad.

La mención de Sánchez a la Constitución española como marco del debate no supone necesariamente un corsé para el estatus, porque el propio PNV ha interpretado que sus propuestas sobre el blindaje de las competencias, la relación bilateral con el Estado y el derecho a decidir se pueden llevar a cabo sin necesidad de abordar una reforma constitucional, con el enganche de los derechos históricos. Sí es cierto que en este punto existe una discrepancia con los socialistas, que ven necesaria, por ahora, esa reforma previa. En cualquier caso, en paralelo, el PNV ha arrancado a Sánchez un compromiso para realizar un esfuerzo negociador, y abordar también cambios legales y reformas si fuera preciso para reconocer las realidades nacionales vasca y catalana. Los compromisos arañados por los jeltzales sobre el diálogo y el fin de la judicialización estuvieron muy presentes en el discurso de Sánchez, que también añadió la coletilla del nuevo estatus “que quiera hacer el Parlamento”, lo que supone reconocer esa capacidad de propuesta de la Cámara.