- En un pleno fantasma sin apenas diputados por la necesidad de extremar las precauciones en plena crisis del coronavirus, Pedro Sánchez explicó ayer en el Congreso las medidas del estado de alarma para hacer frente a la pandemia. Se pudieron sacar dos conclusiones. Por un lado, el presidente español cuenta con una tregua provisional de la derecha, que ha ejercido una oposición crispada y ahora acepta las medidas económicas y políticas, aunque sea a regañadientes, para evitar una imagen de confrontación que puede pasarle factura en un momento de grandes sacrificios entre la población. La ultraderecha de Vox fue el grupo más duro con su petición de que dimitan los ministros Calvo e Iglesias, y recurrirá la disposición que permite que el líder de Podemos esté en la comisión del CNI. Por el contrario, el popular Pablo Casado llegó a soltar un "señor Sánchez, no está solo", aunque no desaprovechó la ocasión para intentar desgastarlo por tener como socios a los nacionalistas vascos y catalanes. Trató de buscar la polémica exigiendo a Sánchez lo que más duele a sus aliados: que garantice el orden "sin restricciones competenciales" y desplegando "el Ejército por todo el territorio nacional". La segunda conclusión del pleno radica en que, precisamente, Sánchez trató de limar los recelos del PNV y ERC al presentarse como un defensor "a ultranza" de la descentralización pese al mando único: "Nada se hace por reproche o desconfianza hacia las comunidades".

Sánchez arrancó su comparecencia con un llamamiento a la "unidad política" y una defensa cerrada de sus medidas, que incluyen un plan de 200.000 millones públicos y privados, el despliegue del Ejército o la coordinación de las comunidades autónomas bajo un mando único estatal. También anunció unos "Presupuestos de reconstrucción social y económica" en los próximos meses. Incluso se mostró algo irritado con quienes hablan "a toro pasado" y le reprochan que haya improvisado con esta crisis sanitaria. Habrá una comisión de estudio de lo sucedido tras la crisis, pero la derecha cree que hubiera sido mejor una comisión de investigación. Sus palabras le valieron acusaciones de falta de autocrítica por parte de la derecha y de una dura ERC, mientras que el PNV prefirió ofrecer un perfil conciliador, anunció su apoyo absoluto a todas las actuaciones económicas, y pidió, no obstante, que esta situación excepcional del estado de alarma no se alargue de manera innecesaria. Dijo que hay colaboración entre instituciones y confió en que siga así. Sánchez, por su parte, logró un apoyo general, aunque con matices.

Sánchez recabó el aval del PP para estas medidas extraordinarias, aunque queda la duda de cuánto va a durar esta comunión. El presidente anunció que en los próximos meses presentará unos Presupuestos de "reconstrucción", y es ahí donde está muy en solfa que la concordia con la derecha aguante una vez superada esta emergencia sanitaria, y tendrá que mirar a nacionalistas vascos y catalanes. En el caso de ERC, la clave la tendrá la mesa de diálogo sobre Catalunya. Es evidente que a Sánchez le facilitaría mucho las cosas que el clima de concordia se mantenga y las exigencias no se eleven. Casado quiso aparcar la guerra por ahora. "Tiempo habrá para dirimir responsabilidades. Le respaldaremos en las medidas, incluso en aquellas que pensemos que son mejorables o que llegan tarde", dijo. El próximo test llegará el 25 de marzo, cuando podría votarse la prórroga del estado de alarma por 15 días.

Sánchez también quiso aplacar los ánimos en Euskadi y Catalunya. El lehendakari y el PNV se han mostrado críticos con la poca observancia del autogobierno, aunque no han querido hacer sangre porque apuestan por la colaboración, y la polémica se está encauzando a través de órganos bilaterales como la Junta de Seguridad para tratar de coordinarse. Sánchez respondió a ERC y PNV que "el estado de alarma no se plantea como un demérito de las comunidades autónomas ni de su sanidad", y que él es un defensor a "ultranza" de la descentralización. "Las transferencias de la sanidad y la educación han sido positivas. Lo único que hemos hecho es reforzar la cooperación. Nada se hace por reproche o desconfianza hacia las comunidades", insistió. Al jeltzale Aitor Esteban le pidió que traslade su "respeto y reconocimiento" a los responsables vascos: "Nada se hace en reproche a las comunidades, y en particular a Euskadi y su sistema sanitario".

Casado llevó mucho más lejos su crítica a los gobiernos vasco y catalán asegurando a Sánchez que va a encontrar "más lealtad en nosotros que en sus socios de investidura". "Si en algún momento le impiden aprobar alguna medida, aquí tendrá nuestros votos. Le apoyaremos para que garantice el orden público sin restricciones competenciales. Para que despliegue el Ejército por todo el territorio nacional", dijo.

Desde Vox, Iván Espinosa de los Monteros defendió que su partido "ha ofrecido apoyo sin ceder al chantaje de los que quieren mal a España", y se congratuló por el cierre de fronteras y por la recuperación de "la unidad de España". Pero más sonada fue su acusación a Iglesias: "Tiene el mismo afecto a los españoles que Stalin por el pueblo ruso o Maduro por los venezolanos. Ninguno. Ni los enfermos o los más necesitados significan nada para él. La vida en su cabeza está al servicio del poder".

Ciudadanos no acudió al pleno, pero Inés Arrimadas mostró su apoyo a Sánchez. Unidas Podemos, con quien Sánchez gobierna en coalición, evitó polemizar con los rifirrafes internos para aprobar las medidas económicas y se limitó, por boca de Pablo Echenique, a dar su apoyo. Como sello personal, añadió que se tiene que investigar la privatización de la sanidad, y pidió un ingreso mínimo para los ciudadanos. "Estoy orgulloso de mi gobierno", sentenció.

Ante ERC, Sánchez volvió a negarse al confinamiento de Catalunya, todo ello en un pleno sin JxCat, la CUP ni EH Bildu. Solo hubo 41 personas. Una de ellas, Valentina, la trabajadora que limpió el atril y el micrófono tras cada intervención y cuya labor fue reconocida.

"El Gobierno no está solo pero tiene que hacer autocrítica y mostrar humildad"

Presidente del PP

"En tiempos de guerra contra el coronavirus hace falta economía de guerra"

Portavoz de Podemos en el Congreso

"Presentaremos unos Presupuestos de reconstrucción social; lo peor está por llegar"

Presidente del Gobierno