Navarra ha redoblado la apuesta por el desarrollo de la inteligencia artificial. El Parlamento foral aprobó esta semana, a instancias de Geroa Bai y con el apoyo de todos los grupos, una propuesta de resolución por la que insta al Gobierno a crear el Navarre International Artificial Intelligence Center (NIAIC) - Centro Internacional Navarro de la Inteligencia Artificial, “cuyo objetivo fundamental sea garantizar el desarrrollo óptimo de una investigación básica transversal y de excelencia”. Se trata de aprovechar el potencial que Navarra tiene en este área del conocimiento -donde el catedrático Humberto Bustince y su equipo de la UPNA son referencia mundial- para avanzar en investigación básica, “la que no necesariamente tiene aplicaciones inmediatas directas en la industria o el mercado en general”, pero que a lo largo de la historia de la ciencia ha hecho aportaciones absolutamente trascendentales. El objetivo, deja escrita la propuesta de resolución, es que el centro sea “referencia europea y mundial”.

Es un objetivo ambicioso, pero, como quien dice, lo difícil ya está hecho: Navarra cuenta con el potencial humano para ser referencia. Se trata de darle un espacio, unos medios y un funcionamiento regular, todo lo necesario para que la Comunidad Foral marque el camino en un área del conocimiento que ya es fundamental y lo será más en el futuro, como es la inteligencia artificial, que puede “aportar beneficios a una amplia gama de sectores”, como “la asistencia sanitaria, el consumo de energía, la seguridad de los automóviles, la agricultura, el cambio climático y la gestión del riesgo financiero”, entre otras como el “fraude” o la “ciberseguridad”. Por entendernos: de lo que trataría la inteligencia artificial es de compilar información, analizarla y utilizarla para ofrecer respuestas más eficientes y precisas. Como se trata de gestionar información, tiene aplicación en todos los campos: desde la banca hasta la medicina, pasando por el turismo o el sector primario. Es una ciencia esencial que está en desarrollo con las nuevas tecnologías, con la robótica. Es presente, pero, sobre todo, futuro.

Pero, de la misma manera, las posibilidades que plantea la inteligencia artificial también chocan con cuestiones “jurídicas y éticas”, para lo que es vital ofrecer una respuesta de garantías. El propio Bustince explica que la ética de la inteligencia artificial tiene que ser un “sello fundamental”. “Francia ha invertido cientos de millones de euros en garantizar una perspectiva ética de la inteligencia artificial. Pasa como con la energía nuclear: mal utilizada, la inteligencia artificial tiene efectos devastadores. Para eso en los grados de Ciencia de Datos -como el de la UPNA, referencial- hay asignaturas de ética.