- El debate y la aprobación definitiva del Plan Reactivar Navarra-Nafarroa Suspertu -que se abordó ayer en el Parlamento sin votos en contra- ha puesto encima de la mesa el gran debate de la recuperación post-coronavirus: la necesidad de compensar la pérdida de ingresos que prevé la Hacienda Foral, y que se ha cifrado en 819 millones, un 20% del total.

Los grupos parlamentarios, tanto los de oposición como los que apoyan al Gobierno, han pedido reiteradamente al Ejecutivo que concrete cómo se va a paliar la situación, pero lo cierto es que ni la propia presidenta del Gobierno, María Chivite, fue capaz ayer de ir mucho más allá de lo que el miércoles fue Elma Saiz, consejera de Hacienda. La presidenta, que compareció brevemente con motivo de la convalidación del sexto decreto urgente del Gobierno, confirmó que Navarra se encuentra en plenas negociaciones con el Estado para concretar el relajamiento del déficit y la deuda y pendiente de cómo quedarán las ayudas europeas, por lo que todavía no puede adelantar cómo quedarán parte de los fondos.

Más aún si se tiene en cuenta que vivimos en un "panorama de absoluta incertidumbre", en el que las previsiones cambian prácticamente cada día. "Es imposible tener una previsión fiable, porque las previsiones van cambiando día a día", dijo, poco antes de apuntar que es "imposible" dar una imagen "estática, fija y fiable" de los fondos económicos cuando "el Fondo Monetario Internacional y otros organismos oficiales están cambiando sus predicciones". Quizá por eso Chivite vio "injustas" las críticas de los grupos a la falta de financiación del Plan Reactivar Navarra, cuando "sigue abierta la negociación y el Congreso ni siquiera ha aprobado el texto".

No ocultó Chivite que las críticas no le han gustado. Pero las declaraciones de la presidenta no evidencian sino el ambiente que se ha vivido, especialmente en los últimos días, en torno al Plan Reactivar Navarra. Lejos de la unanimidad que sí concitaron los decretos forales, el plan ha terminado convertido en motivo de disputa entre partidos, también entre socios, y da la sensación de que no ha dejado contento a nadie. "Yo hubiera puesto en valor más lo que nos une que lo que nos separa", se quejó Chivite.

La forma más clara de verlo es atender al resultado: 20 votos a favor, los que suman PSN y Geroa Bai, y 30 abstenciones, las de Navarra Suma, EH Bildu, Podemos e I-E evidencian que el resultado, por el motivo que sea, no ha gustado ni a los promotores de la comisión, como fueron el bloque de derechas y la formación de Marisa de Simón.

De hecho, el debate fue bastante crudo, con los grupos aprovechando para lanzarse los últimos puñales. "Esto no ha sido un paripé", lanzó Ainhoa Unzu (PSN), en una intervención dura contra la derecha, que cree que ha intentado utilizar la pandemia para "destruir al Gobierno de Navarra". "Hay quien ha pensado que la alternativa a la caída de ingresos era sacar la tijera. Ya nos dirá, señor Esparza".

La intervención no gustó nada de nada al portavoz de Navarra Suma, visiblemente soliviantado en su intervención: "Vista su intervención [en referencia a la de Unzu] nos dan ganas de votar que no. Y si votamos que no, y los demás se abstienen [como de hecho ocurrió] esto no sale". Esparza dijo que va a esperar a ver qué consignación presupuestaria le da el Gobierno al plan, y criticó medidas que están "lejos de formar parte de un plan de reactivación". "Pregúntense, señores del PSN, por qué se han quedado solos con Geroa Bai".

La imagen que se dio en el último debate no es, precisamente para Geroa Bai, fiel reflejo de una comisión que ha tenido en cuenta aportaciones de todos los grupos. A partir de ahí, Barkos sí que dejó claro que para su grupo será crucial que el plan tenga fondos para desarrollar propuestas, y citó expresamente la del centro de inteligencia artificial, que va a ser "esencial" para su grupo. Volvió a pedir al Gobierno que emita deuda y cuestionó que la calificación crediticia, como dijo el miércoles la consejera Saiz, no se vaya a ver afectada en un contexto general de crisis.

Las palabras de Bakartxo Ruiz (EH Bildu) sonaron a decepción. "El Gobierno ha tenido miedo a este Parlamento, y se tiene que preguntar por qué, porque un plan sin consignación económica es postureo". Criticó que han faltado medidas concretas en materia fiscal, y que sin ingresos "todos sabemos qué pasa: recortes". Tampoco se quedó con buen sabor de boca Mikel Buil, de Podemos: "Somos críticos con el dictamen, pero estamos satisfechos con cómo se ha trabajado". Y Marisa de Simón (I-E) dijo que como no se ha hecho nada en financiación ni en el apartado de los ingresos, no podía votar a favor.

Batzarre critica el voto de De Simón. Batzarre, una de las patas de la coalición Izquierda-Ezkerra -la otra es Izquierda Unida de Navarra-, consideró ayer que el voto de su parlamentaria, Marisa de Simón, debería haber sido "un sí no exento de crítica", y no la abstención y que "son tiempos de unidad y fortalecimiento de los partidos firmantes del acuerdo programático".

Para ELA, plan frustrado. El sindicato ELA fue también crítico con el Plan Reactivar. A su juicio, el dictamen deja a las claras que se van a "mantener los privilegios de las rentas altas a costa del resto de la sociedad", y subrayó también el hecho de que la última palabra de todo la tendrá el Gobierno de Navarra, ya que el plan no es vinculante. Además, ven paradójico que se sea muy valiente con medidas en las que no se tiene competencias -derogación del artículo 135 de la Constitución- y "no se aborde la política fiscal".

"El escenario es muy cambiante y el FMI cambia las predicciones a diario, no hay una foto fija para los ingresos"

Presidenta del Gobierno de Navarra