- Ha pasado más de un año desde que EH Bildu avaló con su abstención el Gobierno entre PSN-Geroa Bai y Podemos. Desde entonces, la formación soberanista se ha convertido en su principal apoyo parlamentario, facilitando la aprobación de los presupuestos y de los decretos urgentes para hacer frente a la pandemia. “Este primer año deja luces y sombras”, afirma su portavoz, Bakartxo Ruiz Jaso (Pamplona, 1977), que reitera la voluntad de EH Bildu para negociar los presupuestos del próximo, pero que exige al Gobierno concreción en sus propuestas. “Hay que cambiar las prioridades del presupuesto, empezando por la política fiscal”, reclama Ruiz.

¿Qué balance hace EH Bildu de este primer año de legislatura?

-Ha tenido dos hitos importantes. Primero, la aprobación del presupuesto. Es verdad que tiene carencias, pero consolida algunos avances logrados la pasada legislatura y ha sido una buena herramienta para hacer frente a esta situación. Después ha venido la pandemia, que lo ha condicionado todo.

¿Comparte la gestión de la crisis sanitaria que ha hecho el Gobierno de Navarra?

-Reconozco que ha querido darle una respuesta social, por eso hemos facilitado la aprobación de las medidas urgentes. Pero también hemos sido críticos, y lo seguimos siendo, con el seguidismo que ha hecho de Madrid. Se podían haber adoptado aquí otras medidas más efectivas. Ha sobrado celofán y ha faltado autocrítica para detectar y corregir los errores.

¿Qué cree que se ha hecho mal?

-En las residencias se ha actuado tarde y mal. Han faltado pruebas PCR, y el personal sanitario ha estado sin el equipo adecuado durante mucho tiempo. Por eso seguimos creyendo necesario hacer un análisis serio y profundo de todo lo ocurrido.

¿Es el momento de abrir un debate de ese calado? Los problemas y las urgencias sanitarias todavía no han terminado.

-¿Y cuándo será buen momento, cuando llegue la vacuna? En julio ya propusimos crear un consejo con agentes sociales y económicos para hacer un seguimiento de las medidas y que fueran lo más efectivas posibles. Pero el Gobierno lo vio más como una amenaza que le iba a sacar los colores que como una oportunidad. Se ha limitado a abrir un buzón de sugerencias para gestionarlas como le parece.

Las medidas más urgentes se han aprobado sin votos en contra de ningún partido. ¿La respuesta a la pandemia va a traer la unidad política?

-Cuando hay urgencia es más fácil acordar medidas que tienen incidencia a corto plazo. Pero a partir de ahora se abre un nuevo periodo en el que además de tomar medidas urgentes hay que responder a las necesidades sociales y económicas. Y el Gobierno va a tener que priorizar.

¿Qué tipo de medidas?

-Debemos evitar que los sectores más vulnerables se vean tan afectados como lo fueron en marzo, y para eso hay que prestar especial atención a las residencias y al ámbito educativo. Y sobre todo hay que reforzar las medidas de protección social, porque la situación va a ser muy complicada para muchas familias en cuanto a ingresos y conciliación. Son medidas que habría que implementar ya, y que no pueden quedar a expensas de las migajas que lleguen de Madrid.

¿Se pueden acometer nuevas inversiones con una caída de la recaudación del 19%?

-Hay margen si hay ambición y voluntad. Y el Gobierno se va a tener que decantar entre las políticas que nos han traído hasta aquí, o por una transformación del modelo social y económico. Esa es la clave.

Esta semana la presidenta Chivite hacía un llamamiento a la unidad para afrontar los retos de los próximos meses. ¿Veremos consensos sociales amplios?

-Dependerá de la voluntad del Gobierno. No nos vamos a cansar de decirle que es más fácil acordar cuando en la toma de decisiones hay una participación real y efectiva de los agentes implicados. En cambio, si se pretenden imponer es mucho más difícil que sean compartidas. Lo hemos visto con los presupuestos y con las leyes que ha traído este año. Y también con el Plan Suspertu.

¿Qué le parece el plan de reactivación económica?

-Que le falta concreción. El Gobierno ha reducido las propuestas del Parlamento a un anexo, y ha rechazado la presencia de los grupos parlamentarios en el consejo de seguimiento. Lo ha convertido en un plan de Gobierno, precisamente cuando más necesarios son los foros de participación amplios y plurales.

¿Están en disposición de volver a facilitar los presupuestos?

-Estamos dispuestos a hablar, pero primero queremos valorar la disposición y la voluntad del Gobierno para llegar a acuerdos. La situación sigue siendo la misma que con el presupuesto anterior. En la oposición hay dos grupos parlamentarios, y el Gobierno se tiene que decantar. Si hay una voluntad real de llegar a acuerdos en clave progresista y de izquierdas, estamos dispuestos a negociar.

¿Han hablado ya?

-Todavía no. Estamos esperando a que el Gobierno nos exponga cuáles son sus prioridades y cómo las piensa abordar. Ahora bien, si lo que pretende es elaborar primero el presupuesto y luego llevarlo al Parlamento para buscar apoyos, las dificultades serán mayores. Sobre todo teniendo en cuenta la complejidad económica.

¿Qué prioridades debe tener el presupuesto, a juicio de EH Bildu?

-Para nosotros es imprescindible un cambio de prioridades en las políticas públicas y en la fiscalidad. Son nuestros dos ejes principales. No vamos a avalar ninguna política de recortes, y vamos a exigir al Gobierno que utilice todas las medidas que tenga a su alcance para garantizar una financiación suficiente.

¿Eso implica una reforma fiscal?

-Veremos qué nos plantea el Gobierno. Nosotros ya hemos propuesto en el Parlamento una Tasa Covid, para que las empresas con beneficios y las rentas de más de 50.000 euros hagamos una aportación extraordinaria durante unos ejercicios.

¿Hay margen para subir impuestos en estas circunstancias?

-El margen es mayor del que pretende hacer creer el Gobierno. Nadie plantea que las empresas con pérdidas o en ERTE tengan que hacer un esfuerzo. Pero hay empresas que siguen teniendo beneficios, y hay un compromiso del Gobierno de Navarra por revisar los beneficios fiscales en el Impuesto de Sociedades. Lo que no podemos hacer es fiar la merma de la recaudación y el techo de gasto de 2021 solo al endeudamiento. Eso es atar de pies y manos a Navarra, y supone atarse a las limitaciones de la Ley Montoro y del artículo 135 de la Constitución, que siguen vigentes.

¿Le preocupa el inicio del curso escolar?

-Me preocupa en la misma medida que a la comunidad educativa. Se ha ido a salto de mata, de protocolo en protocolo, a la espera de las decisiones que se tomaban en Madrid. Los planes de contingencia han llegado tarde y se ha cargado la responsabilidad en la dirección de los propios centros. Mientras, la comunidad educativa sigue teniendo las mismas carencias que ya se detectaron al final del curso pasado.

El Gobierno ha destinado un fondo adicional de 47 millones para hacer frente a las necesidades educativas. ¿No le parece suficiente?

-Vamos a ver cómo avanza el curso escolar, pero al menos en lo que se refiere a profesorado y profesional cuidador, no es suficiente. El Gobierno debe tener claro que van a ser necesarios más recursos humanos. Se ha ido improvisando, y espero que el Departamento tenga la capacidad y la voluntad de implementar los recursos que sean necesarios.

¿El consejero Carlos Gimeno va a ser el blanco fácil del Gobierno?

-A Carlos Gimeno ya lo conocíamos de la pasada legislatura, y su gestión del Departamento sería mejor si tuviera una actitud más dialogante y menos complaciente. Hay además algunas decisiones que solo se entienden desde una óptica política, como no abrir una línea de modelo D en Mendigorria. Y por esa línea el curso será complicado en materia de Educación.

¿Cómo ve la relación entre el PSN y Geroa Bai?

-Bueno, me choca que haya partidos que formando parte del Gobierno se dediquen a hacer oposición.

¿Pero cree que la alianza tiene recorrido de futuro?

-El tiempo lo dirá. Es cierto que en esta legislatura hemos visto una política de alianzas diferente a la tradicional sumisión del PSN a la derecha Navarra. Al menos formalmente. Pero también hay que ser ambiciosos y valientes en la políticas, y eso lo mediremos con el tiempo.

¿Se sienten cómodos con su nuevo rol de apoyo parlamentario?

-Posibilitamos este Gobierno para seguir avanzando en algunas prioridades fijadas la pasada legislatura y evitar una marcha atrás. En algunos temas lo hemos conseguido, y en otros, como la política lingüística, es evidente que no. Pero nuestra posición es clara, estamos en una oposición constructiva. Apoyaremos lo que creamos positivo y seremos críticos con lo que no compartamos.

¿El relevo de la parlamentaria de EA, Miren Aranoa, ha abierto grietas en la formación?

-No. Hace años que acordamos que los relevos en los cargos de EH Bildu se hacen por orden de lista en todas las instituciones. Puede haber gente dentro de EA que considere que un cargo de su partido debe ser sustituido por alguien de la misma sigla, pero creo que es algo que responde más a cuestiones internas. Desde luego, en EH Bildu estamos centrados en seguir consolidando nuestro espacio social y electoral, y en Navarra todavía no hemos tocado techo.

En la CAV han sido mucho más críticos con el Gobierno de PNV y PSE. ¿Tan diferente es la situación?

-Son contextos políticos diferentes. Si algo ha dejado claro el PNV es que su forma de gobernar autoritaria no deja otra opción que plantear una alternativa desde la izquierda y más soberanista. Creemos que había y hay posibilidades. Pero mientras tanto, EH Bildu seguirá haciendo oposición a una gestión que se ha demostrado nefasta en la pandemia, en Zaldibar o en otros muchos ejemplos.

En cambio, en Madrid se han mostrado muy pragmáticos con el Gobierno de Sánchez. ¿Está buscando EH Bildu un mayor perfil institucional?

-Si algo ha demostrado Bildu desde que surge en 2011 ha sido un trabajo serio y riguroso en todas las instituciones. Lo que ocurre en Madrid, al igual que en Navarra, es que la aritmética parlamentaria y la situación política posibilitan una correlación de fuerzas con una mayor incidencia política. Y ahí EH Bildu hace valer sus votos, claro.

¿Entonces, negociarán los presupuestos en Madrid?

-Al Gobierno de Sánchez le pasa como al de Navarra: tiene que elegir. Es incompatible aprobar unos presupuestos con la derecha más neoliberal y al mismo tiempo con las fuerzas de izquierdas y soberanistas. Las manos están tendidas, pero depende de las mayorías que quiera formar el Gobierno.

¿Qué va a ocurrir con el remanente de los ayuntamientos que el Estado quiere asumir a cambio de permitir mayores inversiones?

-Ya veremos cómo queda, pero hay razones suficientes para negarse. Primero porque las competencias de régimen local son de Navarra, y segundo porque los ayuntamientos deben disponer de ese remanente para hacer frente a sus propias necesidades. Sin embargo, en vez de derogar la Ley Montoro lo que hace el PSOE es maquillarla, no sé si con intención de perpetuarla. En este tema el PSN se esta equivocando. Nuestra financiación no puede depender de lo que decida el Gobierno del Estado.

¿Les ha decepcionado el Gobierno de Pedro Sánchez?

-Detrás de este Gobierno hay mucho marketing pero poco contenido real de cambio. Sí que ha habido medidas durante la pandemia diferentes a las del PP, pero en términos estructurales y democráticos no vemos una voluntad real por avanzar. La muerte de Igor González en la cárcel cuando ya había cumplido 3/4 de la condena es inaceptable, porque debería estar en la calle. No hace sino constatar la necesidad de superar una política de excepción que mata y que hay que resolver de una vez por todas.

¿Participarán en las mesas para la convivencia que plantea el Gobierno foral?

-Compartimos la necesidad del plan estratégico, y de abrir el diálogo a múltiples agentes. Estamos a la espera de ver cuál es la metodología para empezar a trabajar. Pero sí que echamos en falta algunas carencias. Hay vulneraciones de los derechos humanos como la violencia del Estado, la tortura o la dispersión que no pueden quedar fuera y que pondremos encima de la mesa.

¿Qué le ha parecido el apoyo de históricos dirigentes de PSOE, UGT o CCOO a Rodolfo Martín Villa?

-Es parte de una operación destinada a apuntalar el régimen del 78. Y es vergonzoso que avalen lo que supuso una transición en la que la violencia amparada por Martín Villa deparó los muertos del 3 de marzo en Vitoria o los Sanfermines del 78. Son los mismos que ahora defienden a Juan Carlos de Borbón para intentar perpetuar la Monarquía como pieza clave del régimen.

¿Comparte entonces que el rey Felipe VI no participe en la entrega del Premio Príncipe de Viana?

-Nos parece una postura lógica que sigue la senda de la decisión de los últimos años. La institución monárquica sobra siempre, y más en este tipo de eventos.

“El curso será complicado si Educación no mantiene una actitud más dialogante y menos complaciente”

“La institución monárquica sobra siempre, y más en eventos con el premio Príncipe de Viana”

“La muerte de Igor González en prisión prueba la necesidad de superar una política de excepción que mata”

“A partir de ahora habrá que responder a las necesidades sociales y económicas. Y el Gobierno tiene que priorizar”