Navarra cerró 2020 con un incremento de 330 millones de deuda pública, lo que deja el pasivo de la Administración foral en 3.627 millones, igualando así el máximo histórico alcanzado en 2017. La caída de ingresos provocada por la crisis sanitaria ha obligado a recurrir a la financiación externa tras dos años consecutivos amortizando deuda pública. Un escenario que habrá que repetir también durante este 2021 para cubrir el déficit recogido en los presupuestos. La cifras en cualquier caso se enmarcan dentro de los límites autorizados por el Estado, que ha levantado la normativa de estabilidad presupuestaria para que las comunidades autónomas hagan frente a la pandemia sin necesidad de recurrir a recortes que agraven la situación.

En total, el Gobierno foral captó en los mercados financieros 649 millones el pasado año. De ellos 243,5 fueron para cubrir vencimientos de deuda anterior, 30 para cubrir vencimientos de empresas públicas, 45 para cancelaciones anticipadas y el resto para déficit presupuestario. Lo ha hecho además a tipos de interés especialmente bajos, entre el 0,07% y el 1,45%, lo que va a permitir reducir el coste de los intereses acumulados hasta el 1,4%, facilitando así la sostenibilidad de las cuentas públicas. De hecho, y pese a contar con mayor deuda que el año pasado, el coste de los intereses será cinco millones inferior este año que en 2020.

La mayor parte, 514 millones, lo hizo a través de préstamos con entidades bancarias, y el resto mediante deuda pública. Este año además se ha vuelto a emitir 75 millones de deuda sostenible, que deben ir destinados a vivienda accesible, avance socioeconómico, energías renovables o transporte limpio, entre otras cuestiones.

Las previsiones para el nuevo ejercicio siguen la tónica del anterior. Solo que para 2021 se habrá agotado el superávit de los años previos, por lo que será necesario cubrir todo el déficit con deuda pública. En total, el Gobierno de Navarra prevé concertar préstamos y deuda pública por 823,6 millones más.

De ellos 235 para cubrir los vencimientos ya previstos, y que previsiblemente se podrán financiar a un tipo de interés menor. También está previsto cubrir 9,6 millones de vencimientos de deuda de las empresas públicas y 125 millones para cancelaciones anticipadas. El resto, 454 millones, será deuda nueva para tapar el déficit previsto en los presupuestos. Lo que dejará el endeudamiento total de la comunidad por encima de los 4.000 millones, un máximo histórico que si bien sigue siendo financieramente asumible, puede lastrar las cuentas públicas en el futuro si a medio plazo aumentan los tipos de interés.

Navarra cuenta a su favor con la estabilidad presupuestaria y financiara de los últimos años, que le ha permitido equilibrar las cuentas públicas y afrontar con mayor solvencia el escenario creado por la pandemia. En cuanto a la calificación crediticia, Standard & Poor’s (S&P) ha situado a Navarra recientemente en AA-, con perspectiva negativa. Son dos niveles por encima de la del conjunto del Estado, el máximo posible. La agencia considera que Navarra presenta unas características que la hacen más resistente a una situación de estrés frente a España. Para S&P, “la alta autonomía fiscal, la economía diversificada y la liquidez independiente” hacen que Navarra sea “más resiliente que España en un escenario de estrés” como el actual.