El conflicto abierto entre Navarra y el Estado a cuenta de las exportaciones de VW terminó con un acuerdo que ha acabado modificando de forma sustancial la relación financiera entre ambas administraciones. En términos económicos la situación no tiene grandes consecuencias porque el Estado acaba compensando la diferencia, pero sí cambia el flujo de la dirección del dinero. Hasta 2012, Navarra recaudaba de forma directa la mayor parte del IVA, y ajustaba con el Estado una parte menor. Esa relación cambia desde ese ejercicio, de forma que la Hacienda Foral es hoy más dependiente de los ajustes con Madrid, que aporta a Navarra el 70% de los ingresos por IVA. El resto es gestión directa.