a figura de Telesforo Monzón es, tal vez, la más polémica de cuantos consejeros contó el lehendakari Aguirre en su Gobierno Provisional de Euzkadi. Cuando un periodista habla con historiadores, políticos o analistas, lejos de la grabadora califican al guipuzcoano con diferentes adjetivos rápidos. Sin embargo, si hay que dar opinión, si el piloto se enciende en rojo, y hay que dar nombre y apellido brama el silencio. De todos modos, desde las siglas EAJ-PNV mantienen que el de Bergara fue jelkide hasta sus últimos días, y, por ejemplo, la izquierda abertzale le abraza y hace suyo porque "fue fundador de Herri Batasuna".

Lo más objetivo es que, como informa en estos días la editorial Txalaparta, el próximo martes 9 de marzo se cumplen 40 años desde que Monzón muriera en Iparralde y cuatro décadas también desde que, un día después, la Guardia Civil secuestrara su féretro y lo trasladara directamente a su pueblo natal, "evitando así el homenaje póstumo que se le iba a tributar a su paso por los pueblos", mantienen.

Fue hace un año cuando vio la luz el libro titulado La voz del pueblo, del propio Telesforo Monzón. El prólogo es obra de Itziar Aizpurua y Santi Brouard. Calendarios antes, en 2006, esta misma dirección editorial publicó el titulado Llámame Telesforo, firmado por el entonces senador de EAJ-PNV Iñaki Anasagasti.

El volumen, aún a la venta, nació de la admiración y del respeto de un joven Anasagasti quien recuerda la figura del consejero a través de entrevistas personales, discursos y cartas intercambiadas en fechas claves en la historia vasca.

Ambos títulos presentan a la ciudadanía a un político, escritor, poeta y músico como fue Telesforo Monzón. "Es un homenaje, que llegó a petición popular, caracterizado por hacerse eco de su mensaje de la manera más fiel y exhaustiva: recogiendo sus mejores textos, que arrancan desde 1976", detallan desde Txalaparta, firma que desea sirva con su reedición "para reavivar y mantener su espíritu de lucha, la indomable fe que caracterizó por encima de todo a ese patriota puro e intachable que fue Telesforo Monzón".

Telesforo Monzón y Ortiz de Urruela (Olaso Dorrea, Bergara, 1904 - Baiona, 1981) está considerado como un "personaje esencial para comprender la evolución del nacionalismo vasco y la historia de Euskal Herria en el siglo XX", según valoran en Txalapara. Escritor, político y líder nato, se integró en los movimientos nacionalistas desde muy joven, siendo concejal del PNV en Bergara en 1930, diputado en las Cortes españolas y consejero del lehendakari Aguirre durante el denominado primer Gobierno Provisional del País Vasco.

En el exilio, se unió al nuevo nacionalismo surgido al fervor de la posguerra. Creó junto a otros la sociedad Anai Artea de acogida de refugiados vascos. Ya en Hegoalde, fue miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna y se presentó de nuevo como diputado a Cortes.

Su popularidad se acentuó durante la llamada Transición, cuando sus creaciones musicales como las históricas Itziarren semea, Batasuna, Lepoan hartu o Bai euskarari se convirtieron rápidamente en banda sonora de toda una generación. De ascendencia extremeña, fue miembro activo de Euskaltzaleak y, como literato euskaldun, dejó un importante legado. A sus innumerables colaboraciones en prensa, se une la multitud de obras escritas por él: Libros de poemas como Urrundik (1945), Gudarien eginak (1947); y una docena de obras de teatro como Odol Bidea o Zurgin Zaharra.

Historiadores defienden que Monzón se declaró públicamente partidario de la lucha armada de ETA en la década de los años 70 del siglo pasado, de hecho, según sus propias palabras se declaraba "etista", así como partidario de la creación de un amplio "frente nacional vasco" que aglutinase a EAJ-PNV e izquierda abertzale.

A juicio de analistas, Monzón comenzó a convertirse "muy popular entre el nacionalismo vasco de izquierdas, mientras que su partido histórico, el PNV, empezó a verle con gran desconfianza e incluso le llamó al orden".

Anasagasti sí hace declaraciones con nombre y apellido sobre esta figura. A su juicio Telesforo de Monzón fue un personaje histórico con dos caras: la cara jelkide y "la cara jelkide al servicio de Batasuna". A su juicio, "no hay que olvidar que fue presidente del Gipuzku Buru Batzar, que fue consejero de Gobernación del Gobierno vasco, que fue muy amigo del lehendakari Aguirre, pero que en el año 56 en el Congreso Mundial vasco tuvo sus devaneos monárquicos, y demostró que era una personalidad inestable. Fundamentalmente porque buscaba el protagonismo".

Anasagasti pondera que el guipuzcoano tenía muchos valores desde el punto de vista personal, cultural, que era un buen orador y había sido diputado. "Personalmente me pidió que buscara uno de los grandes debates de los diputados vascos en las Cortes contra Calvo Sotelo, pero también dio cobertura a la violencia de ETA utilizando aquella imagen de los gudaris de ayer y los gudaris de hoy. No había gudaris de hoy, sino que había gente que mataba en nombre de ETA".

El exsenador concluye sus razonamientos. "Monzón organizaba la marcha de la libertad, que hizo mucho daño al nacionalismo en Navarra y que todavía hoy sufrimos las consecuencias, pero hay que analizar la figura de un político en toda su extensión y hay que decir que es una figura importante, pero con claroscuros".

Sobre Monzón, el exsenador del PNV Iñaki Anasagasti no duda en afirmar que "es una figura importante, aunque con claroscuros"