EH Bildu está escenificando en las últimas semanas la apuesta por normalizar relaciones con la izquierda de adscripción estatal. Desde el pasado mes de marzo, su coordinador general, Arnaldo Otegi, tras haber sido invitado, ha participado en cónclaves del sindicato UGT y de Izquierda Unida. Otegi ha tomado parte en un congreso que celebró UGT en la CAV (la sorpresa vino, sobre todo, por el reconocimiento que le brindó más tarde en entrevistas radiofónicas su responsable estatal, Pepe Álvarez, partidario de normalizar la situación), y en el Congreso Federal de Izquierda Unida, que desembocó en la reelección del ministro Alberto Garzón como máximo responsable de la formación, y ante quien Otegi agradeció en un vídeo “el honor de representar a la izquierda independentista vasca” en la cita.

Estos movimientos llegan tras un año en el que se han dado otros acercamientos, tanto en la CAV con el PSE y el exlíder de Ezker Batua, Javier Madrazo, como en Madrid con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Se trata de un intento por abrirse a la izquierda no nacionalista, captar votos de ese caladero y erigirse como la alternativa más fuerte y con capacidad aglutinadora de cara a proponer un cambio en el Gobierno de la CAV. Estrategia que, al menos en el corto y medio plazo, tiene su principal obstáculo en el PSE, socio del PNV y con quienes los soberanistas todavía mantienen demasiadas discrepancias en cuanto al relato de ETA. Pero los dos últimos acontecimientos son pasos políticos inequívocos en el intento de ampliar el abanico.

Los gestos han sido evidentes. Otegi participó en marzo en el Congreso de UGT de la CAV que se saldó con la proclamación de Raúl Arza.

El propio Arza aseguraba en Radio Euskadi que el sindicato que él lidera y EH Bildu coinciden “en el acercamiento de presos” y siempre los invitan a sus congresos, aunque en esta ocasión ha estado Arnaldo Otegi y “es un paso en la normalización”. “Tenemos que romper la dicotomía nacionalista y entrar a una de izquierda-derecha”, proponía Arza. Pero el aval más significativo llegaba por boca del secretario general a nivel estatal, Pepe Álvarez, que escandalizó a los medios de la derecha española en la medida en que para ellos Otegi (muy singularmente su persona más allá de Bildu) sigue siendo un representante al que se debe vetar.

Álvarez dijo que, cuando se citó a los invitados, se produjo “un aplauso cerrado que va en la línea de cerrar este capítulo terrible de la historia de Euskadi y de España y de entrar en una situación de plena normalidad”.