- La histórica Casa del Pueblo de Pamplona, sede entre 1909 y 1936 de organizaciones de ideario socialista y muchos de cuyos usuarios fueron fusilados o represaliados a partir de la Guerra Civil, fue señalizada ayer como “Lugar de Memoria” en un emotivo acto al que asistieron los principales representantes del PSN y de UGT en Navarra, incluido Martín Zabalza, director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno de Navarra, que ejerció de presentador.

Ubicada en la calle de la Merced, el edificio fue sede del PSOE, la UGT, la Mutua Obrera, la Cooperativa de Consumo, la Cooperativa de Casas Baratas y la Organización Socorro Rojo Internacional y acogió una biblioteca, un ateneo, un cine o una imprenta, entre otros servicios ligados a estas organizaciones, cuyos herederos ideológicos reconocen su valor en el 90 aniversario de la proclamación de la II República.

La secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite, y el secretario general de la UGT de Navarra, Jesús Santos, descubrieron entre los aplausos la placa que desde este miércoles luce en la fachada y en la que reza: En este edificio la clase trabajadora pamplonesa se organizó para luchar por sus derechos laborales y sus ideales de libertad, igualdad y justicia social.

La también presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, se mostró agradecida a los compañeros socialistas por trabajar “día día a día por construir la democracia” e instó a que “algunos de quienes hoy van de defensores de la libertad” hagan por conocer “la historia de quienes sacrificaron su tiempo e incluso su vida por defenderla, porque la libertad no es propiedad de nadie”.

“La que fuera Casa del Pueblo es todo un símbolo de lo que fuimos y de lo que somos, pero también de lo que tenemos que seguir siendo: espacios de encuentro, acogida, debate, reflexión e ideas, siempre desde la solidaridad y compromiso con toda la sociedad, con el presente pero sobre todo con construir ese futuro para todos y para todas”, resumió Chivite.

Ante el edificio, Jesús Santos, valoró la actividad de durante casi 30 años se llevó a cabo en su interior, que la hizo ser “un auténtico foco que iluminó con anhelos revolucionarios de libertad, fraternidad y justicia social la tenebrosidad de una Pamplona y una Navarra en las que todavía imperaban las ideas ultraconservadoras, el caciquismo político, el control clerical de la vida pública, la incultura, el analfabetismo y la explotación laboral más extrema”.

Santos relató que, “muy a pesar de los protagonistas, que ni lo buscaron ni fueron conscientes, las actividades desarrolladas en este edificio o impulsadas desde esta casa se convirtieron en algo heroico con un trágico final”, pues muchos “fueron brutalmente represaliados y en muchos casos vilmente asesinados tras el golpe de julio del 36”.

Poco después, el edificio fue “asaltado y expoliado por los golpistas” y unas 1.300 personas, “obreros y obreras con conciencia de clase” y militantes de diferentes organizaciones de izquierdas “fueron pasadas por las armas y sus familiares sometidos a todo tipo de represión y humillaciones”, recordó.

“La que fuera Casa del Pueblo es todo un símbolo de lo que fuimos y de lo que somos”

Secretaria general del PSN-PSOE

“Las actividades desarrolladas en este edificio se convirtieron en algo heroico”

Secretario general de UGT en Navarra