El Diccionario biográfico del socialismo histórico navarro es una obra emprendida hace 14 años por el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Pública de Navarra Ángel García-Sanz Marcotegui, con el objetivo de recuperar la memoria de las personas que han formado parte del movimiento socialista en Navarra. El primer tomo salió en 2007. A partir del III volumen, se incorporó también a la investigación Ana María González Gil. La previsión es que con el tomo VI, en curso de elaboración, se llegará a trazar la semblanza de unas 2.500 personas.

González Gil, licenciada en Bellas Artes y en Antropología Social y Cultural, empezó en este proyecto por “curiosidad sobre este periodo histórico”, pero no contaba en ese momento con el grato componente humano que le traería el contacto con algunos familiares de los socialistas estudiados.

¿Cuándo comenzó el socialismo a permear en Navarra?

En Navarra costó mucho la implantación de las ideas socialistas. Siempre se ha dicho que fueron muy pocos, y ahora estamos viendo que no eran tan pocos. Pero fue un segmento minoritario de la población, porque en Navarra la hegemonía la tenía la derecha, el tradicionalismo y fundamentalmente el carlismo. El socialismo hizo dos intentos. En 1892, con una agrupación que duró muy poco tiempo, y en 1902, con las sociedades obreras en Pamplona y algunos centros dispersos. Aunque las ideas socialistas tardaron en tener implantación hasta prácticamente la Segunda República.

¿Dónde empezaron a aflorar las Casas del Pueblo?

En Pamplona hubo un primer intento a través de esa Federación de Sociedades Obreras afectas a la UGT. Los primeros núcleos socialistas aparte de Pamplona fueron Fitero, Lodosa y Cadreita. Fitero, tal vez, porque pasaba temporadas en el balneario Pablo Iglesias, que hizo dos visitas a Pamplona, pero no tuvo mucho poder de convocatoria. La prensa local rápidamente puso el grito en el cielo. En un espacio tan tradicionalista como Navarra, era difícil que penetrasen ideas externas. Era una sociedad totalmente preindustrial en la que a finales del siglo XIX hubo una terrible crisis en el campo, lo que propició que hubiera mucha emigración hacia las Américas. Así que se crearon las primeras agrupaciones sobre todo en sitios donde había una incipiente industria, por ejemplo las azucareras en Tudela y en Marcilla, donde empiezan a aparecer obreros de fuera, que entonces se llamaban ‘conscientes’, que plantean agruparse. También estaban los ferroviarios, de Castejón, Alsasua y Pamplona, con mucha movilidad, y sobre todo en la Ribera, la reivindicación de las corralizas y los comunales, porque la gente no tenía tierra, y quería optar a arrendamientos.

Obreros conscientes

Hombre, el contexto no tiene nada que ver. El tipo de sociedad que tenemos ahora sería inimaginable para ellos. Ese es uno de los peligros, casi imposible de salvar; no podemos analizar con los ojos del presente lo que estaba ocurriendo entonces. Por ejemplo, las tasas de analfabetismo eran enormes. En Navarra, igual no tanto como en otros sitios, pero eran tremendas. Con todo, conmueven los escritos de tanta lucidez e inteligencia de personas sin apenas formación, preocupadas por la situación no solamente de aquí, sino nacional e internacional. Pero nuestra sociedad es mucho más compleja y la evolución de las ideologías también ha sido diferente.

Lo preguntaba también por el idealismo que desprenden estas personas, y su voluntad de transformaciones.

El libro presenta biografías muy pequeñas hechas con dificultad, porque las fuentes primarias escasean. pero lo más bonito es que a través de situaciones individuales se aprecia un friso de la sociedad navarra. Por medio de las visicitudes de los socialistas, se ve qué pasaba. Luchan por el ideal, y hacen cuestaciones para contribuir a ayudar a otras gentes en conflicto. Teniendo muy poco aun y todo dan dinero, por ejemplo en solidaridad con los obreros austriacos. La verdad es que emociona.

¿Llega a alcanzar a algún sector de la burguesía?

Sí, desde principios de la República la mayoría de la militancia era gente humilde, pero sí había algunas personalidades más intelectuales, por ejemplo varias familias importantes de Pamplona, los Martínez de Ubago, el abogado Goñi Urriza, Matilde Huici, y otras personas que forman parte de un clase media de la sociedad navarra. Y luego, sobre todo, había maestros y maestras.

Con acceso a libros...

Claro, también están, como es clásico en el socialismo, los tipógrafos, que tenían más acceso a información y cultura.

¿Ese incipiente socialismo tuvo relaciones con el nacionalismo vasco también en desarrollo?

Hay que considerar el contexto de la época. Una fuente muy importante para el estudio del socialismo es el semanario Trabajadores de la UGT, que llegó a tener una tirada de 6.000 ejemplares, editado en la Casa del Pueblo en la calle de la Merced. A veces menciona al nacionalismo, pero siempre en modo de diatriba. Los consideran reaccionarios, porque estaban muy ligados a la iglesia y los socialistas eran muy anticlericales aunque no todos. Había gente creyente, alguna mucho, pero en general hablaban contra la caverna y la caverna mediática.

¿Aspiraban a una revolución de estilo soviético?

Sí, ellos eran internacionalistas, bastante radicales, porque había dos facciones en la clase dirigente, entre los partidarios de Largo Caballero y de Indalecio Prieto, y eran más de Largo Caballero, más radicales. Y al nacionalismo lo tratan como algo retrógrado, como era en la época, otra cosa es cómo luego se desarrollaron los acontecimientos.

Habría gente que lindaría con las ideas comunistas.

Nosotros hablamos de afiliación, de datos contrastados, pero en un momento determinado. No quiere decir que todos se mantuvieran ahí, ni que todos fueran exclusivamente ugetistas. Hay varios casos de militantes de UGT que luego simultáneamente militaron en el Partido Comunista de la época, o maestros que en general formaban parte de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, que ingresaron en el PC, por ejemplo María Camino Oscoz.

Una historia más que centenaria, otorga sustrato, por mucho que haya evolucionado todo.

Tienen una historia muy importante y muy bonita, maravillosa. Conmueve que esta gente, que era la más humilde de la sociedad, se organizase en un entorno tan hostil, a veces en pueblos muy pequeños. Luego algunos de ellos lo pagaron muy caro.

Señalan casos de víctimas que recibieron el homenaje del Gobierno de Navarra en 2015 y 2016. Personas sumidas en el olvido, no solo hasta 1975, sino hasta muchísimos años después.

Sí, entre los dirigentes socialistas de entonces hay muchas figuras muy importantes muy poco conocidas todavía, incluso para sus propios correligionarios de hoy. Ángel García-Sanz escribió sobre Gregorio Angulo, fundador de la Sociedad de los Canteros, y hay una biografía sobre Julia Álvarez. Ángel también ha trabajado mucho sobre ella. En este tomo que ahora publicamos va una figura capital que fue Tiburcio Osácar Echalecu, que escribió muchísimo, fundó varios periódicos, trabajó también en Gipuzkoa, y no tiene ninguna biografía. Personas que tuvieron mucho peso intelectual y en la sociedad de la época son prácticamente desconocidos. Como un maestro de Ujué, Pérez Urtubia, que fue fusilado también e igualmente escribió muchísimo. Hemos sacamos además a familias enteras de socialistas. por ejemplo, de Pamplona están los Olaberri, los Orcoyen Recio, los Preciado Trevijano, los Pidal Hualde... y hemos podido hablar con algunos de los familiares, que han aportado fotografías o recuerdos.

“En Navarra las ideas socialistas tardaron en tener implantación hasta prácticamente la Segunda República”“Pablo Iglesias hizo dos visitas a Pamplona, sin mucho poder de convocatoria, la prensa local puso el grito en el cielo”“Entre los dirigentes socialistas de entonces, muchas figuras muy importantes son muy poco conocidas todavía hoy”