El juez que investiga la Operación Kitchen ha marcado diferencias entre ésta y otros de los “encargos” de espionaje realizados a José Manuel Villarejo al considerar que el citado operativo se enmarcaría en una “actuación policial ilícita” sin que se haya acreditado que “fuese retribuida” al excomisario.

“No nos encontramos ante un encargo equivalente a los que se investigan en otras piezas de estas diligencias, sino ante una actuación policial ilícita”, dice el magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón en un reciente auto.

Indica además que “no ha resultado acreditado que la actuación desplegada” ni por Villarejo ni por ningún funcionario policial “fuese retribuida”, según el auto, dictado un día antes de que imputase a la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal y a su marido, Ignacio López del Hierro, en la causa.

Asimismo, en su auto el juez rechaza, por no verla “útil” ni “necesaria”, la petición de la Fiscalía para incorporar una conversación de 2010 entre Villarejo y el exjefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), José Luis Olivera, un nombre que aparece en numerosas ocasiones a lo largo del sumario por otros encuentros que mantuvo con el excomisario.

En su informe, los fiscales ponen sobre la mesa “indicios” de que Olivera, que actualmente presta servicios en la Real Federación Española de Fútbol, pudo no sólo conocer “la puesta en marcha y ejecución” de la operación, sino que también se implicó en “una especie de control de daños que para el PP pudieran derivarse de la operación Gürtel”.