Poco más de la mitad de los países que componen la UE -17 de los Veintisiete- firmaron ayer una carta en la que denuncian las “amenazas” que aún existen contra los derechos fundamentales y en la que llaman a combatir la discriminación contra el colectivo LGTBIQ, pero en la que no nombran expresamente al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y su nueva ley que prohíbe hablar de homosexualidad en las escuelas. Así, se puede considerar que la política homófoba de Orbán sí ha tenido una contestación a nivel popular -sirva como ejemplo las muestras de condena vistas en el partido Alemania-Hungría jugado el miércoles en Munich- pero, de entrada, el rechazo político en la primera jornada de la cumbre europea no parece tan contundente como cabía esperar.

“Debemos seguir luchando contra la discriminación hacia la comunidad LGTBIQ, reafirmando la defensa de nuestros Derechos fundamentales. El respeto y la tolerancia están en el centro del proyecto europeo”, señala la carta firmada por 17 líderes de la UE y enviada a la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, al presidente del Consejo europeo, Charles Michel, y al primer ministro portugués y presidente de turno de la UE, Antonio Costa.

La carta, según fuentes españolas, fue impulsada por Pedro Sánchez y el luxemburgés Xavier Bettel. La alemana Angela Merkel, el francés Emmanuel Macron, el italiano Mario Draghi, el griego Kyriakos Mitsotakis, el belga Alexander De Croo, el irlandés Micheáál Martin o neerlandés Mark Rutte son otros de los firmantes, a los que se sumó a última hora el austríaco Sebastian Kurz. Sincero y emotivo, el primer ministro luxemburgués, abiertamente homosexual, advirtió de que “ser gay no es una elección, pero ser intolerante sí lo es”.

La declaración de los 17 países justifica su mensaje en que coincide con las celebraciones del Orgullo LBTIQ y “a la luz de amenazas contra los Derechos fundamentales y, en particular, contra el principio de no discriminación en base a la orientación sexual”. Por eso, dicen los líderes, expresan su compromiso con los principios y valores comunes definidos en artículo 2 del Tratado de la UE. También se declaran comprometidos a continuar los esfuerzos que han permitido avanzar en los últimos años en la protección de los derechos de este colectivo para “asegurar que las generaciones futuras de europeos crecen en una atmósfera de igualdad y respeto”.

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, invitó a Orbán a “reflexionar, porque una Europa que no defiende los derechos es una Europa que no tiene título para pedir a otros defenderlos”. “Los valores están en el corazón del proyecto europeo y por eso tendremos que debatir sobre este asunto”, dijo, por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Las críticas a la ley, que ya está en vigor, no pareció hacer mella en el primer ministro húngaro. Orbán rechazó las críticas a la ley y aseguró que él es un “defensor” de los derechos de los homosexuales. “No tenemos ese tipo de ley (contra los homosexuales). Tenemos una ley sobre la defensa de los derechos de los niños y los padres”, declaró a su llegada a la cumbre. “No se trata de la homosexualidad. Se trata de los niños y los padres. Eso es todo”, señaló Orbán, que agregó que era un defensor de los derechos de los homosexuales. “Soy un defensor de los derechos. Fui un luchador de la libertad contra el régimen comunista, la homosexualidad estaba castigada y combatí por las libertades y los derechos y estoy defendiendo los derechos de los homosexuales”, afirmó. Además, insistió en que “esta ley no es sobre ello; es sobre los derechos de los padres y de los niños”.

Rutte, contundente. El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, afirmó ayer que Hungría “ya no tiene cabida en la Unión Europea”, tras la ley aprobada por el Parlamento en Budapest que prohíbe hablar de la homosexualidad en escuelas o medios de comunicación. “Para mí, Hungría ya no tiene cabida en la UE”, dijo Rutte . Países Bajos ha sido uno de los diecisiete países que han firmado una carta defendiendo los valores de respeto a la diversidad en la UE. “Me averguenzo, me averguenzo cuando me siento a la mesa con él [Orbán]”, aseguró Rutte. No obstante, reconoció que él no puede “expulsar” a Hungría por su cuenta de la UE, “ni siquiera los otros 26 Estados miembros” pueden hacerlo, añadió.