Su paso a la primera línea política ha coincidido con la irrupción de una pandemia que vista desde Europa adquiere una perspectiva más global. Ser eurodiputada comporta indefectiblemente la obligación de tomar muchos vuelos, y eso ahora conlleva someterse a los correspondientes controles sanitarios. La socialista Adriana Maldonado (Pamplona, 1990) calcula que ha pasado por 85 PCR, pero se lo toma con filosofía. "Son cosas que van adheridas a este cambio que hemos tenido que sufrir todos como consecuencia de la pandemia".

A pesar de las vacunas, vuelven las dudas sobre el escenario inmediato. ¿Esto se percibe también en el resto de Europa?

-Toda Europa ha sufrido más o menos los mismo tipos de restricciones, unos países antes, otros después. En Bruselas desde el mes de octubre hasta junio estuvo todo totalmente cerrado menos comercios esenciales. Yo creo qaue tenemos que ser optimistas pero con prudencia. de momento con la vacunación poco a poco podemos ir volviendo a nuestra vida diaria, pero no vamos a volver de la noche a la mañana a lo que teníamos antes. La sociedad española y la navarra han demostrado que se adaptan a los cambios, aunque lógicamente tengamos un poco de fatiga pandémica, pero poco a poco entre todos vamos consiguiendo esta inmunidad de rebaño que nos va a permitir una mayor flexibilidad. Pero viene un curso político y escolar todavía con algunas restricciones.

Un curso político clave para marcar el devenir de la legislatura, cristalizar esa recuperación que parece incipiente y devolver confianza a la ciudadanía.

-Desde el punto de vista de la gestión de la pandemia, lo peor ha pasado. Ahora con los planes de recuperación tenemos el reto de hacer una gestión inteligente de estos fondos. Todas las administraciones tienen el desafío de volver a las tasas de crecimiento y de bienestar social previos a la covid. Y sobre todo, que nadie se quede atrás con esta crisis.

Hay preocupación por las condiciones de esos fondos, pendientes de cumplimientos. La sociedad está escarmentada de grandes eslóganes y contrarreformas traseras.

-Yo lo entiendo, porque la respuesta de la Unión#Europea en la crisis de 2008 fue nefasta, totalmente austericida, en la que se pusieron los datos económicos por encima de las personas. Esta vez se está solucionando de una forma totalmente diferente. Entonces, para que la UE crease un mecanismo de recuperación, se tardó más de dos años y medio en que los países se pusieran de acuerdo. Ahora, después de un año y medio de pandemia, la UE ha creado un fondo en el que España va a recibir más de 140.000 millones de euros, la mitad subvenciones y la otra mitad préstamos. Creo que se ha mostrado una solidaridad europea por encima de los intereses nacionales. Ahora tenemos que demostrar que toda esta negociación ha servido para algo, que las cosas se pueden hacer de otra manera y que el crecimiento tiene que ser integrador tras criticar los recortes de la crisis anterior.

¿Por ejemplo?

-En todo lo que tiene que ver con el Pacto Verde Europeo, con más de 55 leyes que vamos a tener que negociarlas en el Parlamento Europeo, y con la digitalización, un motor transformador en el que creo que Navarra va a ser un referente con el tema de la automoción y las energías eólicas. Otro reto es el del futuro de Europa. Tenemos un año y medio de debate en los 27 estados miembros para reflexionar sobre que Unión queremos para los próximos diez años, en cuanto a gobernanza interna, elección de listas electorales, y competencias.

¿Dónde está el mayor contraste con la política europea?

-Sobre todo, en el tipo de oposición que tenemos en Navarra. No es imaginable que en la UE existiese esta oposición en este contexto. Le pongo un ejemplo muy claro, en Portugal la oposición se alineó con el Gobierno, y no ha sido el único país en que esto ha sucedido.

Pero aquí hubo unos meses donde se alabó la oposición de Navarra Suma en contraste con la del Partido Popular en el Congreso.

-Sí pero de nada sirven esos primeros meses si esto no se alarga en el tiempo. Nos definen nuestros hechos, no solamente unas palabras en un momento determinado. Hemos vivido una situación política devastadora, también a nivel social. El Gobierno de Navarra, y María Chivite puso en valor el diálogo. El primer plan de recuperación que se presentó en España fue el del gobier no de Navarra, aprobado en el Parlamento. Totalmente alineado con las políticas y la forma de hacer política que hay en la Unión#Europea de consenso, de acuerdo y de diálogo, lógicamente bajo las discrepancias.

Para Navarra Suma ese plan nació muerto, porque se diseñó para un escenario distinto.

-Yo lo que le digo a Navarra Suma es que tanto el sector empresarial como sindicatos y el tejido asociativo han trabajado en este Plan, es el futuro de navarra y nuestra hoja de ruta para los próximos años a nivel económico y social. María Chivite ha liderado este proyecto y es lo que le fastidia a Navarra Suma. No es un proyecto solamente de gobierno. Es de comunidad, y aquí nos la jugamos todos.

Tiene 31 años, que le conectan con las inquietudes de la juventud. Se habla de desafección, ruptura generacional... ¿Son teorías sociológicas o constata esta marca provocada por sucesivas crisis?

-La mía es la generación entre crisis, que ha sufrido dos seguidas, la financiera e inmobiliaria de 2008 y la de la pandemia. El empleo entre la gente joven es uno de los retos que tenemos que trabajar en todos los ámbitos de la política, desde la municipal a la europea. Tenemos que focalizar mucho más nuestro esfuerzo en que los jóvenes puedan crearse un proyecto vital. Ahora mismo tienen muchísimos problemas y tenemos que dar soluciones. Muchas no son fáciles de conseguir o no se ven en la inmediatez. Porque parece que la política se hace a una legislatura, y hay problemas que tenemos enquistados, como el desempleo juvenil, que no se va a arreglar solamente con una legislatura.

La juventud no transcurre en una legislatura, pero dada la crisis previa, se quieren respuestas rápidas. En los dos próximos años la izquierda se la juega.

-Sí claro, nos la jugamos, también porque el Partido Socialista durante muchos años se ha basado en un votante muy joven. Tenemos que dar respuestas a esas realidades. Por ejemplo, medidas como la subida del salario mínimo son muy necesarias, pero igual no son suficientes. no puede ser que no hagamos ningún tipo de política, porque si no estamos abocados a perder una generación entera, y esa generación la vamos a necesitar para, entre muchas cosas, pagar las pensiones del mañana. Yo espero que gran parte de estos 140.000 millones de euros que vienen se destinen a la gente joven.

Una de las cuestiones en la agenda es la reforma laboral. ¿Cuándo y cómo se va a concretar?

-El Partido Socialista siempre ha defendido a los trabajadores, y lo que no podemos hacer es una reforma que aminore sus derechos actuales, esa esa nuestra línea roja.

Se trata de revertir. ¿No?

-Exacto, eso es. No sé si técnicamente derogar es la palabra correcta, pero sí que se va intentar que los trabajadores tengan un amparo mucho mayor que el que tenían hasta ahora. Lógicamente la condicionalidad de los fondos europeos también lleva a una negociación que está llevando el Gobierno de España con la Comisión Europea.

Con lo cual, volver al punto anterior a la reforma del PP se presume complicado. ¿Reversión parcial?

-Revertir y mejorar los derechos de los trabajadores en definitiva.

La socialista Cristina Narbona ha dicho que el partido debe entender lo que está sucediendo. ¿Qué está pasando?

-Estamos ante un momento muy interesante desde el análisis político, incluso sociológico. La gente está cansada de malas noticias, llevamos año y medio con muchas restricciones a consecuencia de la pandemia. Quiero poner en valor que el Gobierno de Navarra ha puesto por encima la vida a la situación económica, al contrario, por ejemplo, que Madrid. La ciudadanía necesita buenas noticias y una esperanza de futuro. Necesitamos los planes de recuperación y crear esas pequeñas certidumbres para que la ciudadanía vuelva a creer que la política puede hacer transformaciones y crear puestos de trabajo. Eso es difícil en una situación en el que la política posiblemente esté denostada como consecuencia de la pandemia. Tenemos que volver a poner la humanidad en la política y que, sobre todo, la gestión de los fondos llegue para todos. Todo el mundo se tiene que sentir integrado en la toma de decisiones. Así la ciudadanía verá que los políticos realmente estamos preocupados por dar una mejor respuesta a la vida de las personas.

Una encuesta cifra en un 44% los españoles que no creen en la diferencia izquierda derecha.

-Yo estoy totalmente en contra de esa afirmación por un simple motivo. Siempre hay un coste de oportunidad en toda decisión política, marcado por los valores y las prioridades que tienen las diferentes fuerzas políticas. Por ejemplo, en políticas de conciliación o laborales, sí que hay diferencia clara entre unos y otros. Explicar eso es el reto que tenemos.

Además de explicarlo la gente tiene que notarlo en el bolsillo.

-Sí, tiene que ver que los políticos no tomamos decisiones mirando las encuestas, sino porque creemos que es la mejor decisión.

Hay un debate sobre si el neoliberalismo está en crisis, mutando o preparando una contrarreforma. ¿Viene un contraataque?

-Yo diría que no, por diversas cuestiones. Creo que todo el mundo ha entendido que esta inyección de capital era totalmente necesaria, así como esta colaboración público privada en la gestión de los fondos, y que la única salida era que esto lo hiciesen las administraciones públicas. El neoliberalismo debe hacer un análisis profundo para identificar cómo en una situación tan extrema vivida a nivel mundial, quien ha tenido que salir al rescate de los ciudadanos no podía ser otro actor que el Estado. El neoliberalismo tendrá que replantear si han infravalorado el papel de los estados, porque en toda crisis siempre recurrimos a estos; por algo será. Incluso las grandes empresas. Lo estamos viendo con los PERTE en España. Esa economía social de mercado, en la que se inscribe el plan de recuperación, ha puesto de manifiesto que en una situación extrema el Estado es siempre quien responde.

Se va Angela Merkel. ¿cómo explica el éxito de su liderazgo?

-La ciudadanía confiaba en ella. El objetivo de todo político es que la ciudadanía confíe en lo que se le dice. Esto es como la economía, si no hay confianza todo lo demás se derrumba.

Pues con esta derecha navarra y española es difícil que tanto Chivite como Sánchez alcancen esa cota.

-No, pero llega un momento que la ciudadanía está totalmente cansada de este circo político que hace tanto UPN o Navarra Suma aquí en Navarra como a nivel nacional. Yo creo que la ciudadanía eso ya no está dispuesta a aguantar.

Las encuestas, al menos, las españolas, no dicen eso.

-Son encuestas. Yo cuando escucho a la ciudadanía no estoy tan convencida de que las no políticas que está haciendo la derecha les vayan a servir de algo.

¿Con qué frecuencia departe con la presidenta Chivite?

-Una de sus características es la cercanía. Independientemente de eso, es un referente político, también por una cuestión generacional. Yo con ella hablo por teléfono prácticamente cada semana y también si no con su equipo. Era uno de los retos que teníamos los socialistas navarros, contar con alguien en Bruselas que escuchase y llevase la posición de Navarra y defendiese los intereses navarros allí.

El congreso del PSN pinta un paseo.

-Se presume tranquilo, el liderazgo de Chivite es indudable en la política navarra, y todo el Partido Socialista está detrás de María apoyándola. Se ha ganado con creces el éxito que está teniendo. Es un liderazgo solvente y totalmente asentado.

Estudió ADE Internacional. Es joven y eurodiputada en Bruselas. ¿Cuáles son los límites que se pone usted en su carrera política?

-No es una cuestión de límites, creo que hay que vivir el momento. Yo estoy muy centrada en hacer bien lo que hago en Bruselas.

Esa es una respuesta consabida.

-Si me hubieran preguntado hace cinco años, cuando estaba en la empresa privada, si me veía en el Parlamento Europeo, igual ni lo hubiese imaginado. Por lo tanto, no es que no imagine el futuro, simplemente intento trabajar en presente, porque la covid también nos ha enseñado que es mejor no hacer predicciones. Así que procuro vivir la experiencia de Bruselas, aprender muchísimo y devolver con ese trabajo la confianza que me ha dado la ciudadanía navarra. hay que recordar que la lista del Partido Socialista fue la más votada en Navarra en el año 2019.