- “Europa no se dio cuenta de que sus ciudadanos que fueron a Siria e Irak podrían regresar para atacar a sus propios países”, lamenta en una entrevista con Efe François Hollande, presidente de Francia durante los atentados yihadistas del 13 de noviembre de 2015, los peores registrados en este país y cuyo juicio comienza el miércoles. Hollande, de 67 años y jefe de Estado entre 2012 y 2017, aceptó la invitación de la Asociación de Víctimas del 13N para testificar. Su declaración será una de las más esperadas de un inédito macroproceso judicial que se prolongará durante ocho meses y medio y contará con 14 de los 20 acusados y 330 abogados. En él, Francia se sumergirá en una de las heridas más profundas de su historia reciente: los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y en el estadio de fútbol de Saint-Denis que dejaron 131 muertos, la mayoría en la sala de espectáculos Bataclan. Sus presuntos autores, un comando de terroristas entrenados en Siria e Irak por el Estado Islámico (EI). Muchos de ellos de nacionalidad francesa y belga. “Fue un acto de guerra, el peor desde la Segunda Guerra Mundial en suelo francés”, asegura Hollande, desde su despacho parisino en la calle Rivoli.

Usted testificará en noviembre en el juicio del 13N, ¿cómo lo encara?

-Este proceso es útil para entender lo que pasó, para saber qué sucedió exactamente y conocer el recorrido de los acusados (...) Seguramente me hagan la pregunta sobre las intervenciones de Francia en Mali, Siria e Irak, ¿fueron el detonante de los atentados? Yo demostraré que si fue así, únicamente Francia habría sido atacada. Sin embargo, España, Italia, Alemania, Bélgica y el Reino Unido y otros países también fueron atacados por el terrorismo islamista.

¿Qué recuerda de aquella noche del 13 de noviembre de 2015?

-Era una noche tranquila, nada hacía pensar que acabaría conmocionada por el horror. No obstante, el nivel de amenaza era alto, pero no más que en un día normal. El partido (de fútbol) Francia-Alemania (Hollande estaba en el palco presidencial de Saint-Denis) era amistoso. Oigo una primera explosión (...) Pero es solo después de la segunda que me di cuenta de que se está produciendo un atentado afuera del estadio (...) Se trata de un acto de guerra.

¿El peor ataque desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)?

-Sí, el peor ataque en suelo francés.

¿Se podría haber evitado?

-El juicio también tiene como objetivo responder a esa cuestión. Los servicios secretos habían neutralizado otros ataques en los meses precedentes a los atentados. Sabían que en Siria se estaban preparando acciones terroristas, concretamente por (Abdelhamid) Abaaoud, a quien no se le había detectado en Europa. También lamentamos que la policía belga no hubiese identificado lo suficientemente temprano a los hermanos Abdeslam como terroristas.

¿Qué lecciones se pueden extraer de esos ataques?

-La primera, la de coordinar los servicios secretos en Europa; y la segunda, teniendo en cuenta que los comandos terroristas se habían ido a Siria, fue la necesidad de acabar con el Estado Islámico (EI). Y es lo que Francia hizo multiplicando los bombardeos en el marco de la coalición internacional (contra el EI).

Los atentados han puesto en cuestión muchas cosas...

-Europa, sin duda, no entendió la importancia de los viajes de sus ciudadanos a Siria e Irak y (descuidó) la posibilidad de que regresaran para atacar sus países de origen.

Estos países son Bélgica, Alemania y otros países vecinos...

-Considerar que el conflicto sirio no iba a tener consecuencias en nuestra propia seguridad era incurrir en un doble error. No solo por las razones que ya he comentado acerca de la vuelta de los ciudadanos europeos que se habían ido a luchar contra el régimen de Bachar Al Assad. Debido a que el conflicto se fue de las manos, Europa tuvo que afrontar un flujo importante de refugiados.

Desde estos ataques de 2015, ¿Francia se fracturó como nunca había sucedido antes?

-Ya lo estaba antes de los atentados, sobre la seguridad, la inmigración, con una extrema derecha que ya estaba fuerte. Todavía hoy otros asuntos (que fracturan el país), no solo el terrorismo. La cuestión de las desigualdades, como hemos visto en la crisis de los chalecos amarillos o el tema del cambio climático.

¿Existe una relación entre las desigualdades y el reclutamiento de yihadistas?

-No. Que los yihadistas fuesen reclutados en barrios pobres, sí, pero no es la miseria la que les conduce a ello. Se trata de individuos que están en ruptura total, incluyendo con su propio contexto, su propia religión. Abdeslam, antes de cometer lo irreparable, vivía en Bélgica, tenía una actividad profesional, salía por las noches, bebía alcohol. Este proceso servirá también para entender cómo pudo llegar a ese punto (convertirse en terrorista).

Imagine que tiene la oportunidad de hablar con Abdeslam o con su madre (los dos fueron convocados al proceso). ¿Qué les diría?

-La única cuestión que le haría (a Abdeslam): ¿por qué matar? ¿por qué matar a inocentes? ¿por qué personas que no tienen nada que ver con los dirigentes de su país acabaron siendo víctimas de la barbarie? ¿En nombre de qué Dios se pueden cometer crímenes contra inocentes? (...) A ella le preguntaría: ¿sabía que sus hijos se habían marchado a Siria, que ellos estaban relacionados con grupos terroristas?

“Lamentamos que la Policía belga no identificara con antelación a los hermanos Abdeslam como terroristas”

“Considerar que el conflicto sirio no iba a tener efectos en nuestra propia seguridad era incurrir en un doble error”