"El reto demográfico lo tenemos ya", advierte el sociólogo, que apunta a la necesidad de tejer una nueva estrategia de atención domiciliaria.

La soledad tiene derivadas vitales y afectivas en personas especialmente vulnerables.

-Los cuidados para la tercera edad, además de necesarios, son un yacimiento económico nuevo, y se habla de la 'economía plateada'. En principio, vamos a llegar la jubilación con más salud, porque hemos tenido trabajos menos agresivos; con más recursos, porque vamos a ser la generación, si no cambia, más culta y demandante de ocio, que mejores pensiones va a tener. Eso va a permitir crear una economía alrededor. En Suecia funciona el cuidado de mayores a través de microcooperativas por barrios, un modelo que creo que tenemos que copiar, para que la gente mayor que lo quiera esté en su casa el mayor tiempo posible, que casi todos lo quieren. Eso al final permite más calidad de vida y más saludable, porque están en su ámbito y eso psicológicamente tiene un efecto tremendo. Cuando hablo de cuidados no solo es cuestión de pensar en la dependencia, que también, sino que con los años se van perdiendo cosas que no puedes hacer, pero que no te importa pagarlas. Y ahí se compaginan dos intereses que están bien.

Hábleme de ese modelo sueco.

-Creo que podría funcionar, pero dado que estamos hablando de personas y no de cosas, al menos la Administración debería hacer una especie de cooperativa de segundo grado que sirviera de control y acompañamiento. Porque lo público no llega ni por el forro. En Navarra creo que hay 17.000 dependientes valorados y el Servicio de Atención Domiciliaria llega a 900.

Esa es una brecha abierta.

-Sí, pero yo me pongo en el pellejo no del Gobierno sino de los ayuntamientos y te planteas cuánto dinero se puede pagar, porque estamos hablando de 20 veces más. A veces es muy difícil sostener eso. Hacer un buen trabajo de prevención y de envejecimiento activo evitará la dependencia también. En los países nórdicos en estos temas se ha probado de todo: Un gran sistema público estatal, que quebró por todos los lados, luego probaron con empresas privadas, y fue otro desastre, y acabaron con microcooperativas, porque tienen una ventaja, porque normalmente son gente del mismo pueblo o del barrio, y la gente mayor se siente más cómoda con gente que conoce, y genera otros valores también. - J.Barcos