Geroa Bai tiene dos fechas de nacimiento: la de su creación, el 30 de septiembre de 2011, y la de su primera gran hazaña política: el 20 de noviembre de ese año.

Ese día se celebraron unas elecciones generales marcadas por un ambiente de turbulencia económica y social que fueron el trampolín para una sigla nueva, aparecida como quien dice en el último momento. Bajo el liderazgo de Uxue Barkos, Geroa Bai recogía el espíritu de un movimiento político de largo recorrido, amplio, plural y progresista y que hasta ese momento había formado parte de Nafarroa Bai, sigla con la que la propia Barkos había sido diputada durante dos legislaturas.

Y así fue: Geroa Bai consiguió el quinto escaño de cinco y celebró con euforia un resultado que, visto con perspectiva, fue crucial para la historia política navarra. El acta de Barkos al Congreso no valió solo por llevar a Madrid una voz que ya tenía fuerza en Navarra; también fue el catalizador de una alternativa que cogió vuelo durante una legislatura durísima, y que culminó en las elecciones forales de 2015, cuando Geroa Bai fue segunda fuerza y pudo encabezar el Gobierno de Navarra de la mano de las fuerzas del cambio y así desalojar a UPN de las instituciones. Con motivo del décimo aniversario de la consecución de ese escaño, Geroa Bai ha organizado un acto para el próximo sábado.

EL PRINCIPIO DE TODO

En ese acto se hará un repaso de qué han supuesto estos diez años, que no nacieron en el contexto más amable.

Además del ambiente generalizado de crisis -económica, pero también política-, en el espectro político de las fuerzas vasquistas se libró una pequeña batalla que no se sabía qué derroteros iba a tomar.

En este periódico, lo que Barkos sí aseguraba era que el "proyecto abierto y eficaz" de Nafarroa Bai iba a seguir "estando presente", en lo que ya parecía el adelanto de que, de alguna manera, una sigla iba a ocupar ese espacio en caso de que -como así fue- los socios tomaran caminos diferentes. Uno de los símbolos de la guerra interna fue la propia sigla: Barkos subrayó, el día que se presentó la coalición, que si no lo hacían bajo el nombre de Nafarroa Bai era porque Aralar -que se fue a Bildu- les había impedido usar esa marca.

No fue más cómodo el día de las elecciones. Geroa Bai obtuvo el quinto escaño de cinco contando hasta la última papeleta de las 42.415 que cayeron en su saco. Hubo que esperar al voto exterior para certificar un puesto que no se fue a UPN -que hubiese sumado su tercero- por 243 votos.

Y qué decir de la legislatura, quizá la más bronca de la última década, movida de por sí. El PP tenía mayoría absoluta y perpetró todos los recortes económicos y de derechos que hoy todavía lastran los servicios públicos, y que entonces generaron un clima de indignación social que le dio la vuelta de arriba abajo a la política estatal. A todo hay que sumar que Barkos, en esos momentos, se recuperaba de un agresivo cáncer.

Con todo, aquel escaño sentó la base del movimiento que después se recogió en mayo de 2015, con el histórico 26 a 24 de Geroa Bai (9 escaños), EH Bildu (8), Podemos (7) e I-E (2), y que de alguna manera continúa hoy con otro Gobierno progresista en el que, una vez más, Geroa Bai ha sido la pieza clave para mantener una forma de hacer política alternativa a la derecha.