Periodistas como Pablo Colomer (Málaga, 1982) tienen un trabajo extra en estos momentos tan delicados, conscientes de que su conocimiento y especialización en la política internacional está especialmente requerido ante un contexto muy crudo que requiere de mucho análisis.

¿La Tercera Guerra Mundial es algo muy lejano o estamos en un momento de tal gravedad que no hay que descartar esa catástrofe?

-El riesgo es muy improbable, pero las acciones de Rusia en Ucrania han acercado esa posibilidad que hasta hace pocos años se consideraba totalmente imposible. Hoy día, con incredulidad, evidentemente, pero nos la tenemos que plantear como un posible escenario. Es muy poco probable evidentemente, pero sí está ahí, Rusia lo ha puesto encima de la mesa. Yo creo que Occidente, sobre todo a través de la OTAN, tiene que actuar en ese sentido con muchísima prudencia. Lo estamos viendo ahora, con el descarte de la idea de imponer restricciones al espacio aéreo, como se hizo por ejemplo en la guerra de Irak, en el 91, porque se sabe que eso se consideraría como una especie de declaración de guerra. Así que los pasos que está dando la OTAN en ese sentido es simplemente reforzar las fronteras de la Alianza, en los países fronterizos con el conflicto en Ucrania, pero ni va a entrar en el país, ni los cazas se van a enfrentar a los cazas rusos, porque eso sí que sería dar pie a una escalada inevitable y directa entre Rusia y la OTAN, y más en general, entre Rusia y Occidente, que sí podría llevar a un enfrentamiento directo y quizá a la posibilidad del uso de armas nucleares, tácticas o estratégicas.

¿Y el envío de armas no lo va a entender Rusia como una declaración de guerra?

-Hay que hacerlo con mucho cuidado en ese sentido, porque al final enviar armas significa entregarlas y que lleguen a las manos adecuadas. ¿Si Rusia lo va interpretar como un casus belli? Yo creo que no, porque eso ya se venía dando antes. Occidente lleva asistiendo a Ucrania en el ámbito militar prácticamente desde 2014 a una intensidad más o menos elevada. De hecho, el buen estado de las fuerzas ucranianas, que han conseguido desbaratar los planes iniciales rusos se debe en gran parte a esa ayuda que le ha venido prestando tanto Europa como Estados Unidos. La cuestión es que hay que hacerlo con mucha inteligencia y astucia, porque si la entrega de armas implica entrar en contacto con fuerzas rusas, eso puede dar pie a una escalada, pero si se consigue hacer desde el territorio de la OTAN, entiendo que Rusia protestará y podrá elevar el tono, pero enfrentarse a la OTAN para ellos supone entrar en un nuevo escenario que es muy peligroso. Entiendo esa labor de propaganda y de intentar ganar la narrativa y el relato por parte de Rusia, pero yo creo que ellos consideran ya dentro de sus cálculos que la OTAN, la Unión Europea y Estados Unidos van a asistir a Ucrania, lo están haciendo ya de hecho.

Incluso para una revista como la suya, especializada era difícil vaticinar este estallido bélico.

-Nosotros, que hemos estado siguiendo la crisis diplomática desde finales del año pasado día a día, nos imaginamos que esto se resolvería de otra manera. La declaración de guerra y la invasión nos pilló totalmente por sorpresa, porque por un lado resulta contraproducente para Putin y para el régimen ruso, porque si su objetivo era reconfigurar la arquitectura de seguridad europea, cambiar el orden de seguridad en el continente, para que se tuviesen en consideración sus necesidades y para mitigar esa sensación de amenaza han conseguido prácticamente lo contrario. Ahora, frente a Rusia, se ha armado un frente unido de todo Occidente, con la Unión Europea y Estados Unidos más alineados que nunca en los últimos años. Con toda Europa condenando la invasión, y haciéndole prácticamente el vacío económico, diplomático y político a Rusia. Así que nos ha sorprendido el paso dado por Putin porque parece que se tira piedras contra su propio tejado. Y luego, si pretendía como él decía incorporar a Ucrania, porque la considera parte del alma rusa y parte de Rusia, es un país prácticamente ficticio montado por la Unión Soviética, ha conseguido unir a la gran mayoría de los ucranianos en su contra. Sorprende, porque no parece claro a dónde quiere ir Putin con la invasión. Ahora ya empezamos a dudar si ya estaba premeditado este paso de invadir o no.

Porque no tapa con esta invasión problemas internos de contestación de gran calado.

-Históricamente estos regímenes suelen recurrir a la amenaza externa para consolidar la unión.

Cuando hay debilidad interna. ¿Es el caso?

-El régimen de Putin lleva mucho tiempo comandado, aunque sea un cliché, con mano de hierro por el propio Putin, y no parecía haber fisuras, a pesar de estos vídeos que hemos visto del Consejo de Seguridad con Putin humillando entre comillas a su jefe de los Servicios de Inteligencia. Pero podría ser una especie de mensaje que lanza Putin diciendo que en su régimen está todo atado y bien atado.

Las conversaciones mantenidas son lo único esperanzador, aunque se produzcan en plena crudeza de las hostilidades.

-Es curiosa la táctica negociadora rusa en este sentido. No consideran excluyentes la demostración y la acción de fuerza con la vía diplomática con la vía diplomática. Lo pueden llevar a cabo de manera paralela. Normalmente se intenta agotar la vía diplomática y si no, ya se recurre a la fuerza. Para ellos son dos vías paralelas hacia un mismo sentido. Por un lado sorprende, pero por otro no, porque lo han venido haciendo históricamente. Lo bueno es que por lo menos ya se están sentando de manera directa los rusos y los ucranianos a hablar. Hasta ese momento, Putin había favorecido hablar con Europa, que ejercía de mediadora, con Francia y Alemania ejerciendo de intermediarios. Y después directamente con Estados Unidos, con esas conversaciones todas las Navidades, a lo largo de enero y principios de febrero ente Rusia y Estados Unidos para intentar encontrar alguna solución a los desagravios rusos.

¿Qué posibilidades le da a una solución dialogada? ¿Para parar esto o ganar tiempo?

-A corto plazo lo que vamos a ver es un incremento de las operaciones militares, muchas más bajas civiles, probablemente sitios de las grandes ciudades, y lo que estas charlas sirvan para intentar aliviar el sufrimiento de la población civil, abriendo pequeños corredores humanitarios para que se pueda evacuar a civiles que todavía siguen en buena parte en las ciudades, refugiados en los metros, o en edificios alejados del centro.

¿Cuál es la posición más astuta, audaz y legítima que a su juicio deben llevar la OTAN y Europa?

-Aunque vaya contra natura en el caso de la Unión Europea, porque somos un actor internacional que siempre nos hemos jactado y yo creo que para bien de no ser una gran potencia clásica, hoy paradójicamente yo creo que lo más inteligente para la UE es mostrar firmeza, porque al final el mundo en la última semana y pico ha cambiado de manera radical en el orden internacional. Ahora mismo tenemos una guerra entre los dos países más grandes de Europa, una guerra caliente, no fría. Y sobre todo para la UE también Estados Unidos se trata de defender sus intereses básicos. El recursos a la fuerza tiene que quedar vetado en las relaciones internacionales, y ahora mismo tenemos un actor, con el segundo armamento nuclear más poderoso del mundo diciendo que las fronteras pueden redibujarse, que el recurso a la fuerza es legítimo, que las relaciones internacionales son relaciones de poder duro. Así que la Unión Europea, para evitar que el mundo, que ya se ha convertido en una jungla, sea más jungla, lo paradójico es que ahora tiene que mostrarse con firmeza, para mantener un mensaje claro ese actor revisionista, que está intentando cambiar el orden internacional, y que ya lo ha cambiado, yo creo, con su acción en Ucrania