José Moisés Martín (Madrid, 1973) subraya la dificultad de atender retos estructurales en medio de urgencias e incertidumbres políticas y económicas.

La guerra ahonda en una incertidumbre ya de por sí muy grande.

-El problema que tenemos, fundamental para hacer cualquier análisis o previsión es el alto nivel de incertidumbre. Este es el tercer año con esos niveles de incertidumbre sobre qué va a pasar en el mundo, y cómo esto va a afectar a la economía y a la situación y a la calidad de vida de las personas. Es muy difícil proyectar cualquier cosa a medio y largo plazo en estas circunstancias. Cuando lo necesitamos, para atender retos que tenemos estructurales, pero da la sensación que tanto la opinión pública como el contexto político no acompañan para hacer esta reflexión, porque cada día es un sobresalto.

No salimos de un virus y entramos en un contexto bélico.

-La economía está completamente determinada por cosas que ocurren fuera de su propia dinámica, y yo diría que esto va a seguir a medio plazo, porque ahora tenemos los riesgos geopolíticos, los ambientales, venimos de la pandemia... son elementos que marcan un contexto de incertidumbre y vulnerabilidad.

China asoma por su posible capacidad de mediación o de influencia en este escenario.

-Termine como termine este conflicto, si alguien va a salir beneficiado de nuevo es China, que en los últimos años, y esto sí que es una tendencia que tenemos muy analizada, está rompiendo su timidez internacional. Cada vez está siendo más activa y más proactiva en el escenario global, no solamente en términos económicos, que por supuesto, pues si no lo es ahora mismo, será pronto la primera economía del mundo en términos de Producto Interior Bruto y de relaciones comerciales, está haciendo cada vez más valer su poder, desde una lógica de mantenimiento de unos intereses estratégicos muy concretos para el propio país. China, al contrario que la Unión Europea o que Estados Unidos, no tiene una vocación universalista de estructurar el orden mundial. China busca sobre todo su situación, establecer unos vínculos que refuercen su posición. Y esto hace que sea un socio relativamente complejo, porque es difícil comprometerla en algunos de los elementos de cooperación internacional que vamos a tener que poner en marcha.

Y dice que saldrá beneficiada en caso de una guerra larga o corta.

-Si China media ahora para que la cosa se acabe pronto, probablemente su papel de mediador internacional en un conflicto que aunque se acabe la operación militar, creo que el escenario de guerra fría se ha consolidado ya, estamos en una situación muy parecida a la que teníamos entonces. Y ahí el único interlocutor que se tiene para trabajar en los dos sentidos es China.

Que emergería como la gran mediadora, y se confirmaría no solo como un actor económico.

-Como un elemento central en la geopolítica. Eso, si la guerra acaba pronto, pero si se alarga, es muy probable que Rusia termine siendo un satélite de China, porque la única salida económica que tiene ahora mismo, en términos de cooperación o comercio es con China.

Un win win en cualquiera de los dos escenarios.

-Claro, al final, la única potencia que va a seguir colaborando y cooperando con Rusia, y por lo tanto, los efectos económicos no los va a notar tanto es China, que está en una situación de centralidad muy relevante para los próximos años.

Ha advertido que los sacrificios van a ser inevitables en el actual escenario. Hay una clase social que es la que puede salir peor parada.

-Llevamos catorce años, desde la crisis del 2008 casi sin levantar cabeza. Por ejemplo, la economía española recuperó el nivel de 2008 en 2018, diez años más tarde, y de repente otra vez volvimos a caer, y ahora vamos a estar hasta 2023, siendo optimista, porque vamos a ver qué ocurre con todo lo que está pasando. Esto nos toca mucho a España, porque hemos sido una economía muy fragilizada, con más impacto que otras economías, pero lo que estamos viviendo, en toda Europa y en todo occidente, es un periodo de crecimientos a largo plazo muy bajo, donde se pueden consolidar alguna de las desigualdades que ya se generaron en la anterior crisis. Y este es el reto que tenemos ahora.

Con la amenaza de la estanflación asomando.

-La subida de precios que ya se está viendo está afectando no solamente a los bolsillos de las personas. Hace unos días vimos noticias de empresas industriales que están cerrando temporalmente, porque los costes de la energía hacen que sea inviable la producción. Por lo tanto, cuando se dice que vienen tiempos duros, es que vienen tiempos duros de verdad. De cierre de empresas por el coste de la energía, por una alta inflación. Para mí lo único que podría hacernos pensar que tenemos cierto panorama de futuro son dos cosas.

¿Cuáles?

-La primera es que tenemos que reforzar la cohesión social al coste que sea. A fecha de hoy España no se puede permitir que el tercio de la población que lleva, sobre todo los jóvenes, que llevan castigados desde 2007, toda una generación que no ha recuperado en ningún caso los niveles de renta que se tenían previamente, es que esta generación se quede descolgada. Esto sería un drama a largo plazo para nuestro país, es que viviríamos en un país mucho peor, y por lo tanto el elemento fundamental es garantizar esa cohesión, y que esta gente no se termina de descolgar después de los impactos que ha tenido. Lo primero es atenderla.

¿Y en segundo lugar?

-Yo creo que hay que aprovechar lo que tenemos de fondos europeos, la oportunidad política que representa también toda la intención de desconectarse de los hidrocarburos para generar una transformación económica que lamentablemente tenemos que hacer en muy poco tiempo, y además garantizando que nadie se quede atrás, que todo el proceso de cambio que vamos a vivir no va a quebrar todavía más esa cohesión social.

Tal vez este conflicto puede retrasarla, viendo por ejemplo cómo Estados Unidos ha cambiado su política con Venezuela.

-La comunicación que sacó el martes la Comisión Europea es muy interesante. Yo tenía el miedo de si íbamos a volver a una política de garantizar el suministro de hidrocarburos y olvidarnos de la transición. Pero la apuesta de la Comisión es acelerarla en todo lo posible. Hay que ser realistas y tenemos que decirle a la gente que esto puede salir mal. Es que lo que estamos haciendo es intentar cambiar la rueda de un coche mientras el coche está funcionando. Podemos encontrarnos con problemas de muchos trimestres de precios muy altos de la energía. El riesgo que se está asumiendo con una transformación energética absolutamente esencial, por nuestros niveles de dependencia, por la amenaza que representa el cambio climático, y por un montón de elementos, es que la tenemos que hacer muy rápido y la tenemos que hacer bien. Y si lo queremos hacer así tenemos que dedicar recursos. Los fondos de la Unión Europea están bien pero son insuficientes. Vamos a tener que invertir más recursos, y probablemente a la Unión Europea no le quede más remedio que volver a activar algunos mecanismos de mutualización de deuda o de incrementos presupuestos para poder garantizar todo esto. Porque si no, esa transformación no va a salir bien, y nos podemos encontrar con un problema muy grande dentro de cinco o seis años.SUS FRASES

"Cuando se dice que vienen tiempos duros, es que vienen tiempos duros de verdad, de cierre de empresas por el coste de la energía"

"Termine como termine este conflicto, si alguien va a salir beneficiado de nuevo es China, que está rompiendo su timidez internacional"