MADRID.- El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha procesado a Driss Oukabir, Mohamed Houli Chemlal y Said Ben Iazza, los tres sospechosos que se encuentran en prisión provisional por los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017 que causaron 16 muertos y El titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 procesa a Oukabir y Houli por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa. A Iazza, quien fue detenido meses después en Castellón, le atribuye el delito de colaboración en organización terrorista.

Sin embargo, a ninguno de los tres les procesa por los 16 asesinatos ocurridos durante los atentados, ya que no ve suficientes indicios para afirmar que tuviesen una participación directa.

El delito de integración en organización terrorista prevé una pena entre 6 y 14 años de prisión. El de fabricación y tenencia de explosivos entre 8 y 15 años y el de estragos, en grado de tentativa, de 10 a 15 años. El delito de colaboración con organización terrorista está sancionado con penas que oscilan entre los 5 y los 10 años de prisión.

Según el relato que hace el juez del día de los atentados, un día después de la explosión en la casa de Alcanar --en la que fallecieron el imán de Ripoll y Youssef Aalla--, uno de los terroristas fallecidos, Younes Abouyaaqoub, arrolló a las 16.50 horas del 17 de agosto a una gran cantidad de transeúntes que paseaban por la zona peatonal de la Rambla.

La furgoneta utilizada por el terrorista había sido previamente alquilada por Driss Oukabir. Al entrar en la Rambla, el vehículo circuló a gran velocidad y en zigzag por el paseo central y como consecuencia del atropello murieron 14 y otras 128 resultaron heridas.

Otro ciudadano español fue asesinado aquella misma tarde por Abouyaaqoub cuando, tras bajarse de la furgoneta y sin que nadie reparara en él por el caos que había causado por el atropelló, huyó de la ciudad. Fue abatido por los Mossos d'Esquadra cuatro días después al ser localizado en Subirats.

A la una de la madrugada del 18 de agosto, los otros cinco terroristas huidos del atentado de la Rambla --Mohamed y Omar Hichamy, Moussa Oukabir, Said Aalla y Houssaine Abouyaaqoub-- invadieron con un vehículo el paseo marítimo de Cambrils, provocando la muerte de una mujer y heridas a otras 12 personas. Los terroristas finalmente fueron también abatidos por los Mossos.

ATENTAR CONTRA SUS ENEMIGOS, EL MUNDO OCCIDENTAL

En el auto de procesamiento, el magistrado afirma que los tres procesados formaban parte de un "grupo radicalizado cuyo objetivo era llevar a cabo atentados contra sus enemigos, es decir, el mundo occidental".

Según explica Andreu, junto con los otros siete presuntos terroristas que después murieron en Cambrils, Alcanar y Subirats, los tres procesados constituyeron una célula terrorista a partir del año 2015 que, bajo la dirección espiritual del imán Abdelbaki Es Satty se conjuraron "para realizar uno o varios atentados de grandes dimensiones, mediante el uso de artefactos explosivos, a fin de coadyuvar a la estrategia terrorista de la organización terrorista" Estado Islámico.

El magistrado indica en su auto que los jóvenes marroquíes se conocían desde niños y poco a poco fueron conformando un grupo estructurado en el que el imán de Ripoll, fallecido en las explosiones de Alcanar, les adoctrinaba en el yihadismo radical.

El relato que hace el juez describe toda la evolución llevada a cabo por el grupo desde 2015 hasta 2017, cuando unos tres meses antes de la explosión en el inmueble de Alcanar y de los atentados de Barcelona y Cambrils, se convirtieron en un grupo cerrado que comenzó a adquirir material y fabricar explosivos y al que "prácticamente ya nadie más tuvo acceso".

Según Andreu, el imán alejó a los jóvenes de sus familiares y otras personas de su entorno y "la vida de cada uno de ellos pasó a desarrollarse exclusivamente junto a la de sus compañeros de grupo, compartiendo vivienda, comidas, viajes y, por ende, participando en la fabricación de los explosivos o colaborando en la planificación de los atentados".

LA SAGRADA FAMILIA, EL BERNABÉU Y EL CAMP NOU

Ya en 2016, cuenta el magistrado en su auto, durante "un día indeterminado del Ramadán", dos de los terroristas fallecidos dijeron a los demás miembros de la célula que querían "derrumbar con explosivos la Sagrada Familia de Barcelona" y todos los presentes habrían aceptado la propuesta, "impulsada por el extremismo religioso implantado por el imam Es Satty".

En este punto el juez recuerda el vídeo que grabó uno de los procesados, Mohamed Houli, el único superviviente de la explosión de Alcanar, y en el que aparecen varios miembros de la célula fabricando los explosivos y anunciando un próximo atentado. También resalta las numerosas fotografías tomadas "en lugares susceptibles de ser objetivos de atentados, como Port Aventura, la Plaza de Cataluña de Barcelona, la Torre Eiffel, la Torre Agbar de Barcelona, los Santiago Bernabéu y Camp Nou o el Museo Thyssen.

Según el auto, los miembros de la célula buscaron muy repetidas veces en internet diversas localizaciones geográficas y así, Andreu las relaciona con las fechas de las búsquedas de explosivos y atentados yihadistas contemporáneos. El juez destaca las 125 búsquedas realizadas sobre la Audiencia Nacional, las 106 sobre la fiesta de 'La tomatina' de Buñol, las 219 sobre el embalse de Riudecanyes y 104 búsquedas sobre la Alhambra de Granada.

El auto destaca la magnitud de los explosivos que se almacenaban en la casa de Alcanar, que podría oscilar, según el magistrado, entre 200 y 500 kilos, además de 19 artefactos improvisados tipo granada de mano y una faja bomba. También añade las 104 bombonas de butano y propano encontradas en la vivienda con las que los terroristas pretendían "amplificar el efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la posibilidad de crear bolas de fuego generadas por las cargas GLP".

"Tal cantidad de material para la confección de explosivos y de tal potencia destructiva, de llegar a ser utilizado para atentar en lugares o monumentos con gran afluencia de público, como sería el objetivo de la célula terrorista investigada, hubiera provocado unos daños de enormes dimensiones", advierte el juez de la Audiencia Nacional.

ESLABÓN INTERMEDIO

Los teléfonos móviles utilizados por los tres procesados han sido determinantes para vincularles a los terroristas fallecidos y a los lugares investigados. Así, a Driss Oukabir le sitúa en un "eslabón intermedio" dentro de la célula, ya que actuaba "en función de las necesidades del grupo".

En el caso de Said Ben Iazza, Andreu recuerda que los teléfonos le sitúan en la vivienda de Alcanar y por un tiempo suficiente como para no ser ajeno a la actividad de los miembros de la célula, la cual usó precursores adquiridos usando su identidad y transportados en el vehículo prestado por Iazza.