Pamplona - El documental Red Álava, la red de mujeres invisibles, producido por Baleuko y con guión de Ane Azkue recoge las voces originales de las mujeres implicadas en esta organización, ilustradas con los dibujos de Iñaki y Cristina Madariaga, así como los testimonios de familiares, periodistas, escritoras y escritores, e investigadores. Este material se recopila también en un libro que será repartido junto al DVD con DIARIO DE NOTICIAS el domingo 2 de diciembre.

Se trata de una fórmula única para conocer de cerca la historia de Bittori Etxeberria, Itziar Mujika, Delia Lauroba y Tere Verdes, cuatro mujeres que fueron piezas claves en una red que tuvo mucha importancia mientras permaneció activa. El trabajo de la red fue más allá y paralizó ejecuciones falsificando documentación y cambiando expedientes de penas de muerte a través de gente que tenía dentro de las cárceles o de los juzgados, como el de Pamplona. También ayudó en las huidas a Francia, labor en la que los mugalaris, grandes conocedores de los pasos fronterizos entre CAV y Navarra y el país galo, desempeñaron un papel vital. No era fácil tampoco pasar la información semanalmente: en la frontera había destacamentos, requetés, franquistas y cuarteles en todos los lados, según explica el comisario de la muestra . La suerte de la Red Álava cambió con la fulgurante irrupción del ejército nazi en París, donde la Gestapo entró en la sede del Gobierno vasco y se hizo con documentación sobre la organización, que trasladó a España. Aunque los nombres eran supuestos, Franco contaba información suficiente y en diciembre de 1940 comenzaron las detenciones. Los arrestos siguieron el orden de nacimiento de la red: Bittori Etxeberria fue la primera. De los treinta detenidos, se acabó procesando a 21 personas en julio de ese año en Madrid. 19 de ellas fueron condenadas a muerte. Un recurso, sin embargo, prolongó el juicio hasta 1943, cuando sólo se mantuvo la pena a una persona, Luis Álava, al que se consideró cabeza de todos los delegados territoriales de la red, que ha acabado pasando a la historia con su apellido. A pesar de las gestiones para evitar su muerte, fue fusilado el 6 de mayo. Las cuatro mujeres permanecieron hasta 1943 en la cárcel de las Ventas, y a Bittori, como parte de la pena, se le impidió además regresar a su tierra -Baztan, Navarra- en cuatro años. Hasta 1947 tuvo que vivir en Madrid. “Tardamos años en volver -explicaba-, pero tenemos la satisfacción de haber servido a Euskadi y haber cumplido plenamente con nuestra conciencia”, explican en la cinta. - D.N.