La avalancha virtual y tecnológica de los últimos años ha dado paso a un nuevo paradigma navideño. Los niños ya no quieren peonzas o puzles, ahora lo que se busca son videojuegos, consolas, drones o algún que otro invento motorizado.

El 83,1% de los consumidores navarros realiza algún gasto extraordinario en los días de Navidad, según la Encuesta de Coyuntura Económica del Consumidor del Instituto de Estadística de Navarra. Además, tal y como apunta la encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache a CIES, cada navarro ha gastado una media de 340 euros durante estas fiestas. Un derroche de generosidad y obsequios que Sus Majestades no han querido dejar de lado, en especial con los más pequeños.

Uno de los afortunados fue Alexander Martínez, de 7 años, que reposaba ayer en un banco de la Plaza del Castillo con su nueva posesión, un helicóptero teledirigido: “Solo les había pedido eso y han acertado de pleno”. Mientras el pequeño cuidaba con mimo el artilugio, sus padres, Alexander Martínez y Claudia Colmenarez, trataban de solventar un problema en el mando de control por culpa de las pilas alcalinas: “Parece que hemos tenido una avería”, apuntó sonriente Martínez.

En la plaza San Francisco, Carlos Goñi, de 11 años, mostraba orgulloso su nuevo patinete eléctrico, casi del mismo tamaño que él: “Aunque en realidad se lo han traído a mis padres”, lamentó.

Martina, también de 7 años, vio cumplidos todos sus deseos cuando desenvolvió su ansiado hoverboard: una plataforma con dos ruedas y un hueco para los pies que puede llegar a alcanzar los 10 kilómetros por hora gracias a una batería recargable de litio. “Seguro que ha sido mi rey favorito, Gaspar”, subrayó. Su hermano mayor de 9 años, Edgar, recibió un juego para la Wii y una camiseta del Sevilla, “el equipo del aita”. Ayer no fue el día para estrenarla, “pero quizás mañana -por hoy- pueda jugar a fútbol”, señaló.

Pero lejos de la vorágine de botones, luces y pantallas, todavía hay quien prefiere los regalos más clásicos. Naiara Díez presumía de su bicicleta recién estrenada recorriendo la calle Zapateria con un casco también nuevo. “Me costó un poco aprender a pedalear pero ahora me encanta”, destacó la pequeña, que llevaba dos años pidiéndosela a los Reyes y “por fin esta vez he tenido suerte, me he portado muy bien”.

Hegoi, Haize, Hodei y Malen, de 6, 4 y 3 años, aprovechaban los rayos de sol con los regalos que Olentzero dejó en sus casas. “Como él ya nos trae cosas, tampoco pedimos mucho a los Reyes”, comentó Hegoi, aunque confesó que en casa de los abuelos “sí que solemos tener una sorpresa”. Este año, además, los camellos dejaron el pasillo un poco revuelto: “Había trozos de lechuga por el suelo”, detalló Haize. Para estos primos, los libros y los juegos son los mejores regalos posibles: “Aunque también me gustan los álbumes”, sostuvo Hodei.

Regalos por E-mail Además de la tradicional carta escrita a mano y depositada en algunos de los buzones habilitados antes de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, están surgiendo nuevos métodos de comunicación con Oriente. Martín y Nora, hermanos de 5 y 2 años, enviaron un “e-mail de última hora” a los tres Magos para recordarles sus peticiones para este 2019. Sin duda, fue efectivo: “Me han regalado muchas figuras de Pokemon”, comentó mostrando algunas de sus reliquias más preciadas.

Telmo y Cedric, primos de 3 y 7 años, se juntaron antes del día mágico para compartir todos los paquetes recibidos: un coche teledirigido, un playmobil y un castillo. “Estamos muy contentos”, sentenciaron satisfechos.