Sopela - El temporal de olas registrado estos días en la costa cantábrica arrastró ayer por la mañana hasta la playa de Arriatera-Atxabiribil, en Sopela, una ballena de veinte toneladas y dieciséis metros y setenta centímetros de longitud. El cetáceo, de la especie rorcual común (Balaenoptera physalus), también llamado ballena de aleta -el segundo más grande después de la ballena azul-, llegó hasta la costa vizcaina al estar “herido y enfermo”, según constataron los expertos de la sociedad para el estudio y la conservación de la fauna marina Ambar, que acudieron al arenal vizcaino tras recibir el aviso sobre las diez de la mañana de varias personas que habían visto al animal junto a la zona de rocas de El Peñón. Hasta el lugar también se desplazaron unidades de Salvamento Marítimo, Ertzaintza, Policía Local y Cruz Roja.

La inusual estampa causó una gran expectación y decenas de curiosos se acercaron a lo largo del día para ver de cerca al animal y sacarle fotos. El colosal cetáceo luchó durante unas horas contra el fuerte oleaje, agitando su característica aleta, pero finalmente acabó encallando en la arena, donde murió. Incluso la virulencia de las olas movió en varias ocasiones el cuerpo del animal. “Cuando hemos llegado estaba vivo, se movía y respiraba, pero luego ha fallecido”, explicó Leire Ruiz, coordinadora de la red de varamientos de Ambar. “Hemos calculado que pesa unas veinte toneladas y está muy escuálido. Debería pesar el doble”, apuntó.

En este sentido, ahora todos los esfuerzos se centran en la operación para llevar a cabo la retirada del cadáver, lo que supone todo un desafío, según los expertos. “Sacarlo por tierra es muy complicado en esta playa porque se necesita un camión de gran tonelaje, grúas pluma, etc.”, detalló Ruiz. Sin embargo, según pudo saber DEIA ayer es la opción que se baraja llevar a cabo hoy. En cuanto al operativo por mar, desde Salvamento Marítimo indicaron que las condiciones de oleaje hacían imposible llevarlo a cabo. “Nos han dicho que si el mar se calma igual se podía remolcar a mar abierto...”, indicó Ruiz. Según detallaron, el operativo por mar supone trasladar al animal “25 millas mar adentro”. Después, su destino es incierto. “Depende del sitio. Hay animales que se han enterrado para recuperar el esqueleto y otros que se han llevado a vertedero o incineradora, pero con este tonelaje es muy difícil”, explicó Ruiz. Sobre esta línea, desvelaron que en Galicia se han registrado 63 varamientos en lo que va de año -cinco de ellos se produjeron a la vez el sábado en playas de O Groove- y que allí, en algunos casos, “se trocea el cadáver” para facilitar su transporte. Por último, además del cetáceo de Sopela, la costa vasca registró ayer otro varamiento en la costa guipuzcoana, puesto que una marsopa de un metro y medio de longitud quedó varada en la playa de Zarautz. Desde Ambar sostienen que febrero “es el mes del año en el que más varamientos se registran”.