pamplona - Olas de calor repentinas, súpertormentas, inundaciones o la desaparición de especies animales. Estas son algunas de las consecuencias que hacen que el cambio climático sea una problemática palpable e ineludible. La que debería ser una preocupación de toda la sociedad solo se podrá redireccionar, aunque no revertir, a través de pequeños actos que tengan como origen el cambio de mentalidad de las personas individuales. Este fue el fundamento que desarrolló Miguel Morcillo, técnico de la Oficina del Pacto de los Alcaldes en Bruselas, en la Jornada sobre Compromisos por el Clima y la Energía celebrada ayer en el Palacio el Condestable de Pamplona. La conferencia reunió a un centenar de representantes de entidades locales con el fin de que se corresponsabilicen con los objetivos de reducción de la emisión de gases.

¿En qué cree que un ciudadano percibe que su ciudad está adscrita al Pacto de otro que vive en una ciudad que no lo está?

-Desde la Oficina del Pacto de los Alcaldes recomendamos realizar procesos participativos. Una ciudad no puede organizar un plan ni implementar medidas si no tiene la seguridad de que serán aceptadas por la población. Es absolutamente necesario trabajar en contacto con la sociedad y para ello es necesaria una buena comunicación.

¿En qué consiste el Plan?

-En estos momentos estamos enfocados en reducir las emisiones en un 40% a través de fomentar políticas de eficiencia y de producir energías limpias y renovables. Otro de los ejes en torno a los que gira el Plan es la lucha contra la pobreza energética. Hay muchas personas que no pueden pagar el recibo de la luz e incluso hay gente que muere porque no puede usar la calefacción. El Plan pretende garantizar el acceso a una energía pagable y sostenible.

¿Cree que, acorde a los compromisos del Plan, se cumplen las reducciones de gases contaminantes previstas a nivel estatal?

-No. España cumplió las emisiones en cuanto se sumergió en la crisis de 2008 porque la reducción de la actividad económica conllevó la bajada de emisiones. Ha sido una cuestión circunstancial, no un hecho de voluntad política o de planificación. Ahora, que la economía del país va mejorando, las emisiones también están subiendo. Los gobiernos de España han estado impulsando medidas sin mucha trayectoria en cuanto a planificación, se echa de menos un consenso de política energética.

¿Qué cree que es más difícil: disminuir las emisiones de gases contaminantes o concienciar de todo ello a la sociedad?

-La concienciación bien asumida conlleva cambios de conducta que tienen un impacto directo en los consumos energéticos. Cosas tan simples como apagar la lámpara que no estoy utilizando, usar menos el coche o comprar menos plástico.

¿Qué dimensión tiene el Pacto de los Alcaldes?

-El impacto de la iniciativa tiene mucho éxito a nivel estatal. Tenemos una representación territorial muy extensa con cerca de 1.900 ciudades adscritas, el problema es que principalmente llegamos a la España urbana, la de los grandes núcleos de población. Todavía no estamos en las zonas del interior o sitios con menos población, como puede ser Navarra. La Comunidad Foral ha tomado por su cuenta medidas muy interesantes para combatir el cambio climático. Ahora se trata de unificar esfuerzos a través del Pacto de los Alcaldes para comenzar a trabajar de una forma coordinada y sistemática.

Además de la contribución negativa al medioambiente, el ciudadano tiene que ser consciente de que la emisión de gases afecta también a su salud.

-El tema de las emisiones, especialmente del transporte, es un tema de salud pública. En Europa mueren anticipadamente cerca de 250.000 personas al año como consecuencia.

En cuanto al transporte, ¿cree que el coche eléctrico, e incluso el transporte publico híbrido, necesitan un empujón por parte de las Administraciones?

-Es cierto que les está costando arrancar por diferentes factores. El primero es que durante muchos años no se ha invertido en el estudio de las baterías, de hecho, es ahora cuando se empieza a abrir fabricas de baterías en Europa. Además, también hay que destacar la poca disposición que ha tenido la industria automovilística. Aunque vayamos tarde este es un movimiento imparable porque el uso de diesel empieza a ser impensable y hay que buscar formas alternativas de movilidad. Sin duda, el transporte eléctrico es una de ellas, aunque no la única. Muchas veces se nos olvida que existen las bicis y que tenemos nuestras propias piernas para andar, especialmente en ciudades como Pamplona.

¿Por dónde cree que transita el futuro de las ciudades pequeñas para hacerlas más sostenibles?

-Se trata de realizar planes participativos que ofrezcan una mayor calidad de vida a la sociedad. Hay que apostar por construir ciudades atractivas a la vez que eficientes donde a la gente le gusta vivir.