pamplona - Lo escribe la Sala de Apelación de forma nítida en su sentencia. “El órgano de instancia considera más verosímil, y lo compartimos, el relato de hechos ofrecido por las víctimas que las mantenidas por los acusados”. Para ello razona que “no se puede atribuir móviles espurios ni enemistad previa a las víctimas con los acusados” y justifica que los hechos están corroborados por los testimonios de los heridos, por los agentes de la Policía Foral que acudieron tras los incidentes (poco podían aportar al relato principal si no estaban, solo que el sargento sangraba, que Oihan Arnanz se acercó a uno de ellos con los puños cerrados -se le condena por desórdenes- y que detuvieron a Jokin Unamuno) y por un testigo, amigo de la novia del teniente y de dos de los encausados. Este no identificó a ninguno de los agresores, pero este hecho no le importa a la Sala de Apelaciones. “Llegó a decir que alguno (Cob) de los que están acusados no llegaron a participar de los hechos, pero es signo evidente de la presión a la que sin duda el testigo está siendo o ha sido sometido por el entorno en el que vive”. La Sala dice que este testigo “revela un dato significativo al describir la situación” de la calle, que “les pegaban patadas en el pecho y en la espalda y que no intentaron defenderse”. Afirman que su relato coincide con el de las víctimas, pero solo lo hace en parte porque no identifica golpes de nadie ni relata una especial violencia. - E.C.