pamplona - En las jornadas debaten sobre transparencia y protección de datos. ¿Surgen conflictos?

-Pueden llegar a surgir, sí. Por ejemplo, cuando alguien nos pide determinados datos aludiendo a la ley de transparencia tenemos que entender que no podemos dar datos personales como nombres, domicilio, dni, orientación política... También debemos saber qué debemos mantener en el anonimato y que no en ciertos documentos. A veces surgen dudas sobre si se puede o no entregar un expediente sancionador, si se puede o no entregar facturas que se pagaron con un proyecto de investigación...

¿Hay transparencia en la universidad española?

-Tenemos mucho que mejorar, no vamos a ponernos medallas, pero no es la institución más opaca ni mucho menos. Tenemos muchos controles formales, a través de sistemas informáticos, e informales, que son nuestros estudiantes. Quién mejor que un estudiante para protestar que un profesor no hace bien las tutorías, no corrige bien... La universidad es un sistema razonablemente óptimo y la transparencia ha mejorado en los últimos 5 o 6 años. Por ejemplo, las universidades están obligadas a que cada profesor publique su guía docente con su programa, lo que va a exigir, cómo va a evaluar... Tenemos portales de transparencias con todos nuestros datos: número de estudiantes, docentes, lo que cobra un catedrático, lo que cobra el gerente, financiación...

¿Qué aspectos son mejorables?

-No creo que sea un problema de transparencia sino que hace falta que el profesorado tome conciencia de que una de sus tareas fundamentales es la docencia y que, por tanto, debe tener bien ajustadas las normas de evaluación, la posibilidad de que el estudiante acceda, a sus pruebas, tutorías... El profesorado debe concienciarse, y cada vez lo está más, de que el estudiante tiene una serie de derechos a los que el tiene que responder.

A raíz del caso máster de Cifuentes, Cs propuso una ley de transparencia universitaria, que no se tramitó, que obligaba a las universidades a tener un sistema antiplagio.

-Eso ya tenemos.

Pero no es obligatorio.

-No pero la UPNA lo tiene y las universidades que yo conozco también.

La proposición de ley también planteaba un mayor control en el acceso a las plazas del profesorado para no caer en la endogamia.

-Para ser profesor universitario hay que realizar la carrera académica. El primer paso es la tesis doctoral y después la ANECA te acredita como profesor (catedrátrico, titular...) Cuando una universidad saca una plaza, por ejemplo de catedrático de Derecho Penal, es fácil que haya pocas personas que puedan optar porque hay que cumplir muchos requisitos. Es normal que la persona que está ocupando una plaza de profesor en esa universidad promocione. ¿Esto quiere decir que hay endogamia? Ha habido endogamia y en ocasiones no ha salido el mejor candidato y sino el candidato de la casa. Pero muchas veces el candidato que está trabajando en la universidad, en el grupo de investigación, al que has formado... es que el quieres que siga porque así no viene otro de fuera al que hay que formar. Pero soy partidaria de que haya más control y tribunales más abiertos.

Las polémicas con los másteres han hecho daño a la universidad española, ¿se ha recuperado?

-El caso máster de Cifuentes nos sorprendió, pero hay que dejar claro que es algo excepcional que, por supuesto, debemos controlar y evitar. La UPNA tiene un sistema de antiplagio para que el alumnado no copie y un sistema informático Sigma donde es casi imposible que una persona cambie la nota de alguien. El caso de Casado, al que han absuelto, es distinto. Nadie está libre de que un profesor apruebe a alguien por ser quien es. Es muy difícil de controlar. - M. Olazarán