Bilbao - La familia de Kiara, la niña de 9 años hallada muerta el pasado enero en su casa de Atxuri, se concentró ayer para recordar a la pequeña y pedir justicia por su muerte. La madre, en prisión provisional desde entonces, es la principal sospechosa de un caso que es investigado como homicidio. En cambio, el padre de la niña, que ejerce como acusación particular, y su entorno quieren que la mujer sea juzgada por asesinato para poder solicitar prisión permanente revisable.

“Queremos que se haga justicia y que no la condenen por homicidio, sino por asesinato”, explica Tamara, portavoz de la familia. Según relata la mujer, Ada, la madre de la niña, ha sido trasladada recientemente a la prisión alavesa de Zaballa “para hacer todas las gestiones, entre ellas la valoración psicológica”. “Voy a hablar de homicidio porque así es como se está tratando”, aclara Tamara, para dejar clara la postura de la familia: “El homicidio está bastante premeditado, no es una cosa que se haya pensado en un minuto”.

En caso de que la revisión determinase algún tipo de trastorno mental que pudiera rebajar una supuesta pena, Tamara zanja: “En ese caso haríamos otra manifestación, queremos justicia”, exige.

Filiación

Asimismo, el padre de la menor fallecida está haciendo los trámites de filiación con su hija, que no reconoció al nacer, según explica la familia, “no porque no quisiera”. “Ella se lo pidió para poder beneficiarse de la RGI, intentó llevárselo a su terreno, comiéndole la cabeza y, a final, se la comió y no la reconoció”, explica Tamara, quien, no obstante, aclara que “él tiene audios que demuestran que se hacía cargo de la niña siempre”. “Él adoraba a su hija y sí habría querido reconocerla. Desde que salió de esa casa, en mayo de 2016, él ha formado parte de su vida y le ha pasado un dinero al mes”, asegura la portavoz de la familia.

Según Tamara, la mujer habría intentado lo mismo con el padre de su primera hija, hace veinte años. “El padre de la mayor la denunció, ganó el juicio y ella nunca ha cumplido la sentencia”, sostiene. “Esta persona no está mal de la cabeza”, afirma, “lo tiene todo planeado”. No ser el padre de Kiara en los documentos oficiales le ha costado al padre de la niña algún disgusto desde su fallecimiento. “No le dejaron hacerse cargo del cuerpo”, explica Tamara, por eso no quiere que vuelva a repetirse una situación similar.