MADRID. El ictus o infarto cerebral es la segunda causa de muerte en España y la primera en las mujeres, con unos 120.000 casos anuales, unos mil en Navarra.

El ex vicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubacalba se encuentra ingresado en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid, desde el pasado miércoles, cuando sufrió un ictus. Su pronóstico es de "extrema gravedad".

El ictus es un accidente cerebrovascular que se produce cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene; es también la primera causa de discapacidad adquirida y la segunda de demencia.

Según datos del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) referidos al periodo entre 2009 y 2016, en la Comunidad Foral la tasa de incidencia ajustada por edad (número de primeros ictus por cada 100.000 habitantes teniendo en cuenta las características demográficas de edad en la población) ha descendido en mayores de 65 años, tanto hombres como mujeres, debido probablemente a la mejora de la prevención, con un mayor control de la hipertensión arterial, descenso del tabaquismo, control de la diabetes y de los niveles de colesterol, así como la mejora en los estilos de vida con ejercicio y dieta saludable. Igualmente, ha descendido significativamente la mortalidad en todas las franjas de edad, gracias al avance en los tratamientos y de la calidad asistencial.

Hitos como la implantación del protocolo de actuación Código Ictus, que incrementa notablemente la rapidez en la intervención mediante la coordinación de todos los estamentos que intervienen en la atención a un ictus;el Código TAC, que permite la aplicación de tratamiento en la misma sala de escáner;o el Teleictus, que conecta mediante vídeo el Hospital de Tudela con el CHN para una actuación conjunta, han permitido reducir el plazo de intervención, lo que en una patología tiempo-dependiente como el ictus, es el factor pronóstico más importante para que los tratamientos sean más eficaces, informó el Gobierno de Navarra en una nota.

A pesar de este descenso global de la incidencia, el envejecimiento de la población hace que el número de ictus en Navarra sea “elevado”, “constituyendo un problema de salud de primer orden y una causa muy frecuente de ingresos hospitalarios, con alrededor de 1.000 pacientes hospitalizados cada año”.

Datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) señalan que, del total de casos anuales, un 50 por ciento quedan con secuelas incapacitantes o fallecen.

El daño cerebral que produce un ictus depende en gran medida del tiempo que dura el trastorno y de la zona que se haya visto más afectada.

Saber identificar los síntomas para acudir cuando antes al hospital puede ayudar a mejorar significativamente el pronóstico de la enfermedad, señala la asociación Freno al ictus, y añade: "Cada minuto cuenta, una de las claves para el éxito en la atención es la rapidez en la detección de los síntomas".

Los síntomas del ictus aparecen de forma brusca e inesperada y los más comunes son las dificultades para hablar o entender, la pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo y la alteración de la simetría facial, así como los problemas de visión y dolor de cabeza muy intenso.

La gran mayoría de los pacientes -informa Freno al ictus- suelen presentar una combinación de varios de estos síntomas y con solo experimentar uno de ellos, incluso si son reversibles o transitorios, ya es motivo de urgencia.

Hipertensión arterial, diabetes, niveles de colesterol altos, tabaquismo, obesidad, problemas de corazón, vida sedentaria y consumo de alcohol, entre otros, son los factores de riesgo mas frecuentes en un ictus.

La edad es otro factor de riesgo, ya que la incidencia de esta patología aumenta a partir de los 60-65 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.

En los últimos años, señalan los expertos desde hace tiempo, ha aumentado considerablemente la incidencia de ictus en adultos jóvenes, debido, en gran parte, a los estilos de vida de la sociedad.

Según la información facilitada por la citada asociación, el 90 por ciento de los casos de ictus o infarto cerebral pueden llegar a evitarse con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable, tanto en personas que no lo han sufrido nunca como para evitar que se repita.

El hecho de haber sufrido un ictus aumenta el riesgo de padecer un segundo episodio.