PAMplona - El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) afecta al 2,8% de los adultos y según afirmó Gonzalo Arrondo, investigador del grupo Mente-cerebro del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, en el marco de la jornada Adultos con TDAH, una realidad desconocida, “tiene consecuencias relevantes en su salud, trabajo y relaciones personales”. El acto se celebró el pasado 8 de mayo y fue organizado por dicho experto y por Raquel Artuch, profesora e investigadora de UNED Pamplona.

En el caso de los menores de edad, la cifra de afectados sube al 4%. Por otro lado, dicho trastorno no solo se manifiesta en época escolar, sino que sus consecuencias también se extienden durante la edad adulta. Es decir, el trastorno no desaparece con la mayoría de edad. En este aspecto los expertos destacaron también la necesidad de dar más visibilidad a la afección en los adultos, porque “hay países donde la cifra de diagnóstico es solo del 1%”.

Según mencionó Arrondo, la falta de diagnóstico puede suponer problemas graves “si no sabes cómo eres no puedes tomar medidas para minimizar las consecuencias negativas”. Los problemas asociados al trastorno pueden ser de acuerdo con estudios, abuso de sustancias, depresión, ansiedad o trastornos alimentarios (bulimia, anorexia, obesidad...). En este aspecto Arrondo destacó que “si tienes TDAH, no llegas a todo y no cumples las expectativas, te puede generar ansiedad o depresión”.

Inquietud y distracción La afección también conlleva un déficit en el rendimiento de funciones cerebrales básicas necesarias para una buena adaptación en gran parte de las áreas de la vida. Dicha dificultad para regular la atención “puede provocar descuidos y olvidos en la vida personal y laboral, que pueden resultar molestas a cierta parte de su entorno o incluso despistes en la conducción que a veces tienen consecuencias graves”, según mencionó Rafael Benito, psiquiatra que también intervino en la jornada.

A su vez, Benito mencionó que “la inquietud y la impulsividad asociadas al trastorno favorecen la aparición de conductas de riesgo” o incluso puede generar problemas derivados de no regular los propios actos, palabras o emociones. En este aspecto el psiquiatra subrayó que “el adulto con TDAH es inquieto, se distrae con mucha facilidad, olvida con frecuencia compromisos y le cuesta mantener el orden, la atención e iniciar tareas que exigen concentración”.

Presentar estos rasgos no implica necesariamente padecer el trastorno. Tanto Arrondo como Benito coincidieron en que hay que preocuparse si estos síntomas son “persistentes” y conllevan “consecuencias negativas en la vida diaria”. Si se da dicha situación, los dos profesionales aconsejan consultar al médico de referencia.