pamplona - Joaquín Goyache es un tipo campechano, nada impostado. Todos le saludan con cariño en la universidad, desde los jardineros hasta los conductores. Antes de encender la grabadora, insiste en que no le tratemos de usted, así que pasamos al tuteo. Cuando le toca hablar de Navarra, se le escapa un poco de acento y termina los diminutivos en “ico”.

Una de las bazas de tu campaña ha sido la cercanía en el trato. ¿Se deja tutear por el alumnado?

-Por supuesto. Para mí la cercanía es lo más importante. Mis estudiantes siempre me tutean, y con algunos tengo una relación cercana a la amistad, que a veces se mantiene después de terminar sus carreras.

La noticia de tu nombramiento ha sido recibida con sorpresa por parte de la prensa conservadora. ¿Por qué?

-(Ríe) Bueno, se han sorprendido porque yo era el nuevo, entre comillas, o como se quiera decir. Yo competía contra un rector, que cuenta con mecanismos para ser más conocido, para lo bueno y para lo malo. Y yo, aunque tenía ya una experiencia larga de gestión en la Universidad, era el menos conocido, quizás porque no tengo un perfil político-académico muy claro. Quizás esa baza es la que ha resultado ser una cierta sorpresa.

¿Cuál ha sido la clave de tu éxito?

-La cercanía, sin duda. Además, nos ha beneficiado el posible descontento con la gestión de estos cuatro años.

¿A qué se debe ese descontento?

-Se ha burocratizado mucho la administración en la universidad, y luego ha habido una reestructuración de departamentos que se ha hecho sin pensar en sus posibles beneficios. Y se ha hecho mal, causando perjuicio a mucho profesorado investigador y al personal administrativo y de servicios. Lo cual ha repercutido también en los estudiantes, y ha causado un cierto malestar. Hay menos personas para hacer el mismo trabajo, y tienen una carga mayor. Además, hemos acertado clarísimamente en nuestra campaña, que ha sido mucho más fresca, más entusiasta. En vez de trabajar como la otra candidatura, en la cúpula, nosotros hemos trabajado en la base: estudiantes, personal y profesorado.

¿Quién vota y qué peso tiene cada sector en las elecciones?

-En la Complutense, como en todas las universidades, votan todos los sectores, tanto el PDI (Personal Docente Investigador) como el PAS (Personal de Administración y Servicios) y los estudiantes. Eso sí, cada sector tiene un voto ponderado. El profesorado es el que mayor peso tiene con un 63%; los estudiantes tienen un 25%, y el personal un 12%. En esta ocasión se han presentado sólo dos candidatos. Es la primera vez que ocurre en la Complutense, ya que habitualmente se presentan cuatro o cinco, con lo cual ha sido bastante novedoso para todos.

¿El alumnado vendría a ser como las bases en un partido político?

-Sin duda. Aunque los estudiantes han participado muy poco.

¿Les está regañando?

-Pues sí, porque mi ilusión era que participaran, aunque votaran al otro candidato. Pero no es culpa de los estudiantes, es culpa nuestra. Hemos logrado que los estudiantes pasen por la universidad simplemente para conseguir un título, con lo cual logramos que no participen, y eso es malo. Ahora bien, los pocos estudiantes que se han movilizado, nos han votado mayoritariamente.

Su candidatura incluía una propuesta para realizar una auditoría. Eso suena a “levantar alfombras”.

-No, no? Hombre, alguna alfombra se levantará. Pero no se trata tanto de levantar alfombras ni de abrir cajones, sino para hacer una auditoría muy intensa y específica: para saber dónde tenemos nuestras fortalezas y debilidades económicas, para poder usar mejor el dinero que tenemos, que es público. Esto no supone ningún menoscabo para el anterior equipo, porque es algo que yo entiendo que se debe hacer cada vez que hay un cambio. Los que vienen tienen que saber con qué se encuentran. Debemos saber qué tenemos, para poder ejecutar los proyectos. Eso no es nada malo. Lo que sí vamos a hacer es una auditoría de procesos, que es mucho más interesante.

¿En qué consiste esa “auditoría de procesos”?

-Consiste en saber por qué, en esta Universidad Complutense, todas las gestiones son más complicadas que en otros sitios. Aquí todo cuesta mucho más. Entonces, algo estamos haciendo mal. Si en otras universidades públicas se hacen las cosas de una forma más ágil, será porque nosotros interpretamos la norma de una forma demasiado estricta.