el coordinador de un operativo de donación de órganos y tejidos es como “el director de una orquesta y tiene que ir dando paso a cada músico para que la obra salga adelante”. Con este símil ilustra el coordinador de trasplantes de Navarra, el doctor José Roldán, la labor que desempeñan cuando se detecta un donante potencial y se pone en marcha un operativo en el que están involucrados un centenar de profesionales.

Sin perder la sonrisa, explica que los coordinadores tenemos “auténticas pesadillas cuando hay un donante joven y va a ser una donación multiorgánica, es decir que va a donar los riñones, el hígado, el corazón, los pulmones, el páncreas y, cómo no, los tejidos”. Y es que, según prosigue, “ha habido veces que hemos tenido que coordinar el aterrizaje de 3 o 4 aviones en Noáin, con el consiguiente transporte de los equipos del aeropuerto al quirófano del CHN y luego poner orden en quirófano con 4 o 5 equipos de cirujanos, con una media de tres personas por equipo, más todo el personal quirúrgico del CHN”. Y, como destaca, “todo tiene que salir a la perfección, pues los receptores están en sus hospitales de referencia esperando a que lleguen estos equipos de vuelta con el órgano para ser trasplantado”. Para ello, “tiene que haber un director de orquesta que con su batuta vaya dando la entrada a cada instrumento”, dice.

Mientras tanto, en la Clínica Universidad de Navarra está “el receptor que está esperando, que en el caso de un trasplante de corazón ya está en el quirófano durante el proceso de la extracción, con lo cual la tensión aumenta, porque tienes un paciente a la espera y estás a la espera de que el equipo que ha ido a extraer el órgano te diga si es válido o no, todos están preguntando... Un equipo multidisciplinar totalmente coordinado y cada uno en tiempo real queriendo saber cómo va la cosa para acortar el tiempo de isquemia del órgano lo mayor posible”, relata esos momentos de tensión la coordinadora de trasplantes del centro, la enfermera Micaela Sancho.

Sancho recuerda especialmente la vez que tuvieron que reorganizar el operativo para acudir a por un órgano a Vitoria después de que el avión no pudiera aterrizar en el aeropuerto de Noáin o cuando tuvieron que llamar a la Policía para localizar a un paciente al que habían encontrado un órgano que era idóneo para él. Un esfuerzo ímprobo. Sin embargo, cuando Sancho ve “a una persona que estaba muy mal y que se podía morir y, de repente, cómo ha podido rehacer su vida, que ha tenido una segunda oportunidad, que todo ha ido bien y a lo mejor se ha casado, o ha tenido hijos, o ha vuelto a trabajar, que está haciendo una vida normal... Es algo como muy difícil de explicar porque es algo muy grande desde el punto de vista interior, de la emoción”. Por su parte, el doctor Roldán, que es testigo de la otra vertiente, la de la donación, destaca que “cuando me encuentro por la calle a familiares de donantes ellos siguen dándote las gracias -cuando debería ser al revés-. Ellos te dan las gracias por haberles dado la oportunidad de haber podido donar. Se sienten reconfortados, saben que su hijo o su marido está en algún sitio dando vida y el haber podido morir y que su muerte haya significado algo para ellos es un alivio y por eso vienen y te dan las gracias”. Cuando las gracias hay que dárselas a ellos por la vida que regalan. - M. Pérez