Dice entre risas que vive dentro del tren, y es que David Aguerri Sánchez ‘Lilo’, marcillés de 32 años, se mudó a Madrid en busca de lo que ahora se ha vuelto su sueño, ser cantante y, de hecho, recientemente tuvo una de sus primeras oportunidades al ofrecer un concierto en la sala Búho Real de Madrid después de ser el ganador de un concurso en el que la gente le votó de forma telemática. “Fue toda una sorpresa”, asegura.

Tras estudiar Arte Dramático en el laboratorio William Layton, cuenta, siguió formándose como actor, así como a nivel vocal en Som Academy, con Verónica Ronda y María Romero, y más tarde, en la academia JukeBox. En la actualidad no ha dejado de aprender y mejorar y sigue acudiendo a la academia, a clases y cursos.

“Siempre me había gustado cantar y eso que, como dato curioso, diré que nací solo con un oído, algo que me suponía un obstáculo a la hora de escucharme o de entonar bien. Fue en la pandemia cuando empecé a tocar un poco el piano y compuse mi primera canción. Desde ese momento tuve claro que quería seguir por este camino”. 

En cuanto a su nombre artístico, Lilo, “le di muchas vueltas, pero un buen amigo me dijo que mirara en mi día a día y de dónde venía. Mi abuela materna se llamaba Loli y fue mi primera pérdida cercana. Siempre la llevo en mi corazón, y a modo de homenaje, para sentirla en todo lo que hago, le di la vuelta a su nombre”.

Lilo, en una imagen de estudio para la promoción de su álbum

Lo que más le fascina de la música, “es poder plasmar en las letras cualquier emoción que me brota. Es cierto que me queda mucho aprendizaje, aunque con la ayuda de mi equipo siempre salen unas letras muy chulas y que van a lo personal; el amor siempre está y estará presente en ellas”.

Aunque no se cierra puertas, se define como “un chico pop” y, además, reconoce lo complicado que es hacerse un hueco en este mundo. “Ser un cantante emergente e independiente es muy complicado. Tienes que utilizar todos tus recursos para poder sacar adelante tus proyectos. Conseguir que una discográfica acceda a ver tu trabajo es muy costoso. Lo bueno es que los que amamos la música lo damos todo sin importar el tiempo, o lo duro que pueda ser el camino. Es una carrera de fondo y a largo plazo”. 

Sobre el escenario

En cuanto al concierto madrileño afirma que el miedo escénico no apareció porque, “al haber estudiado interpretación, he podido realizar varias funciones de teatro, pero nunca había cantado delante de tantas personas” y, sobre los momentos previos, “entré en un estado de disociación total. El concierto fue increíble, estuve más de una hora y se me pasó muy rápido. La gente estuvo súper entregada. Si tuviese que describir ese día con una palabra sería fugaz”.

Lilo con Siria Malo y el resto de su banda

En una de las canciones, además, invitó a subir al escenario a otra artista marcillesa, Siria Malo. “Es una niña con un brillo en los ojos y en el alma especial, y tiene por delante una carrera muy prometedora. Hemos trabajado con los mismos productores, somos del mismo pueblo y nos tenemos mucho cariño. Aprovechando que está viviendo en Madrid me pareció una idea bonita poder compartir ese momento. Fue súper divertido poder cantar con ella”.

Paso a paso

Como reto, expone, además de sacar un nuevo álbum, “es seguir haciendo música. Sin grandes pretensiones, pero soñando alto; ojalá algún día llenar un Movistar Arena, un estadio de fútbol o hacer una gira nacional o internacional. Para mí la música siempre va a ser un modo de vida, que no es lo mismo que decir que sea mi trabajo. A día de hoy no puedo sustentarme económicamente y lo compagino con otro trabajo, pero al final la música siempre es mi compañera y está presente en cada cosa que hago”.

Y, para terminar, agradece la confianza de sus padres, “porque sin ellos nada de lo que hago sería factible”, así como el apoyo de su hermana, sobrinas, familia y amigas; María, Marina, Maggie, Esther, Lola, así como el de Marcilla, “por apoyarme y ser siempre mis primeros fans”.