Este año las altas temperaturas, llegando a 40º, se han adelantado un poco, por lo que las terrazas se están llenando y se están formando largas colas en las heladerías. Con el ocio del calor, este tipo de negocios están haciendo su agosto en junio, justo antes de sus fechas más señaladas: Sanfermines.

Una clara muestra de ello es el notable aumento de la venta de ventiladores y aparatos de aire acondicionado durante la ola de calor. En la tienda de electrodomésticos Milar San Juan, situada en la calle Martín Azpilicueta del barrio pamplonés de Donibane, el jueves vendieron 30 ventiladores y, solo durante la mañana de ayer, llevaban más de cuarenta, según aseguró la responsable Inés Cruces.

La compra de ventiladores, a su vez, es una muestra de que la gente prefiere refugiarse en casa estos días, antes que exponerse al sol. Por eso, la hora de salir de la población se retrasa a medida que aumentan los grados. Eso sí, “aunque a la mañana está todo muy tranquilo, a partir de las ocho hay mucho trajín de gente y la calle se llena”, afirmaron en el Mesón de la Tortilla.

Fernando Muñoz Vos, camarero del Mesón del Caballo Blanco, coincidió: “A la mañana no tenemos mucho que hacer, pero a la noche trabajamos mucho más que si hiciera frío, vienen muchísimas personas y todo el paseo del Redín se llena”, detalló.

Además de sentarse en el sofá frente al ventilador, hay un plan infalible para combatir al calor saliendo de casa: “Con estas temperaturas, lo normal es que todo el mundo esté en la piscina hasta que se animan a dar un paseo y venir cuando cae el sol”, explicó Muñoz, y añadió que “lo principal es que no llueva”. Esta premisa se cumple en las piscinas de San Juan; no obstante, los socios acudirían más “si hiciera diez grados menos”, aseguró el camarero del bar del club, Blas Cantero. “Estos días viene mucha más gente que si hiciera frío, pero la temperatura es excesiva y tampoco se suelen animar tanto si está nublado como el jueves”, explicó.

Una vez que el sol se esconde, las calles comienzan a llenarse, sobre todo en el Casco Viejo. María Moscoso, dependienta del local musltiservicio de la esquina de San Agustín con Tejería, observa que “lo que más” venden “con este calor es agua, parece que la gente ha tomado conciencia”. “También vendemos helados a los niños a partir de las cuatro de la tarde, aunque los mayores, después de cierta hora, prefieren cerveza”, contó riendo.

En la heladería Larramendi, la vendedora Itziar Ariz Hernández sabe bien lo solicitados que están los helados estos días. De hecho, afirmó que les han “avisado de la empresa que estos días cerrarán más tarde, hasta que no haya gente que reclame helados en la tienda de San Nicolás”. Por suerte para ella, las temperaturas de madrugada descienden hasta los 15 o 16 grados.