PAMPLONa - Un joven de 20 años y vecino de la víctima, Charly Iriarte, natural de Sangüesa, fue uno de los pocos testigos presenciales que observó la tragedia ocurrida en el portal de la calle Fuente del Hierro. Iriarte salía de su domicilio en torno a las 16.45 horas cuando fue alertado por una mujer que se encontraba mirando hacia uno de los pisos superiores del edificio y que gritaba “no la tires, por favor, no la tires”. La mujer le dijo de inmediato a Charly que llamara a la Policía. El joven levantó la mirada y observó el cuerpo de una mujer que asomaba por el exterior de un balcón del cuarto piso y, a su vez, un varón que parecía forcejear con ella. “La mujer estaba abrazada a la valla, tenía todo el cuerpo fuera del edificio”, recordaba Iriarte, “y ambos estaban gritando, pero no se exactamente lo que decían. Lo que vi fue que él trataba de quitarle las manos de la barandilla. Y, en ese momento, cuando la Policía me cogió la llamada, la mujer cayó a la acera”. Algunas de sus pertenencias, como unas gafas de sol, un teléfono móvil y unas llaves, quedaron esparcidas por el césped de las inmediaciones.

Casi a continuación, el joven testigo de los hechos observó que alguien descendía por el interior del edificio con un colchón. No se pudo percatar de su rostro. Este hombre se asomó a la cristalera del portal y vio que el cuerpo yacía en el suelo. “Algunas personas gritaban que era él, el hijo de la mujer fallecido, pero a mí me dio la impresión de que podía ser un vecino que podía haber escuchado los gritos de auxilio y que trataba de ayudar con el colchón por si finalmente la mujer caía. Pero ya digo que no pude ver la cara de esta persona, tampoco salió fuera de la vivienda, y no puedo aportar más datos de eso”. Iriarte presenció cómo Sergio G.Z. abandonaba el edificio esposado por los agentes policiales. Lo hizo con la cara descubierta. Ninguna de las personas que en un primer instante se agolparon en el lugar de los hechos escucharon que el arrestado efectuara ningún comentario tras el fatal desenlace o cuando finalmente fue arrestado. Los vecinos de la zona no daban crédito a lo sucedido. Todos conocían a la fallecida, de la que solo se conocían gestos amables y trato generoso, y a su familia, residentes en la zona desde hace décadas, y también al hijo detenido, que había estudiado Ingeniería de Telecomunicaciones. - E.C.