"Abrumada, impresionada, superada?”, así describe Ana Campillo, tras un largo suspiro, su reacción tras la difusión que ha tenido en Twitter la historia del atragantamiento de su hija de 6 años, Naia, y la maniobra de su hijo de 9 años, Iker, que le salvó la vida el pasado sábado. Campillo, una estomatóloga tudelana que trabaja en el Hospital Reina Sofía, se reconoce como usuaria de las redes “más a título de lectora, para enterarme de noticias tanto nivel profesional como para ver el mundo” pero el pasado 24 de agosto quiso contar su experiencia en Twitter para que el ejemplo de su hijo Iker, que había recibido clases de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) en el colegio, sirviera de ejemplo. Para ello acepta responder a los medios de comunicación, a las cámaras de televisión y que su hilo en Twitter haya tenido más de 5.000 seguidores. “Soy consciente de que esto en dos días se pasará y no quedará nada, pero la causa lo merece y sirve para enfatizar el mensaje: Estos acontecimientos ocurren en la calle o en tu casa y la vida puede depender de quien tengas al lado porque a la ambulancia no le da tiempo a llegar”. Por ello la educación sanitaria básica en colegios e institutos se hace imprescindible.

POR LA CALLE

De pinchos con su familia por Tudela el pasado sábado, sentados en un bar “de repente, mi hija pequeña (6 años) me agarró fuerte del brazo. Se levantó de la silla y abría la boca sin apenas emitir sonido alguno y sin toser”, lo que implicaba una obstrucción completa. Sin apenas tiempo para reaccionar y despistada (la pequeña no estaba comiendo nada) la médica tudelana se levantó y giró a la pequeña “para que me diera la espalda. La incliné hacia delante, sobre mi antebrazo y justo cuando iba a darle una palmada en la espalda, mi hijo mediano (9 años) se me adelantó y le dio una palmada fuerte entre los omóplatos”. De la boca de la pequeña salió un hielo.

La formación que sus hijos han recibido en RCP y primeros auxilios había sido fundamental, no solo en su colegio (Griseras) sino a nivel familiar, “la última la recibimos hace 10 días”, indica con admiración.

“Él al principio no fue consciente de lo que había hecho hasta que le felicité, después de consolar a la pequeña. Entonces, al ser consciente lo primero que dijo fue ‘pero no lo he hecho bien del todo porque la palmada tenía que ser hacia la cabeza y yo se la he dado hacia abajo’”, apuntó el pequeño, “pero ha servido igual”, le dijo su madre a Iker.

Ana Campillo contó la historia en Twitter para que el ejemplo de su hijo tenga trascendencia, aunque la repercusión le ha impresionado. “Si un niño o niña desde su infancia y a lo largo de su recorrido escolar recibe esta formación en varias ocasiones va a ser un adulto con nociones básicas. Puede no recordar el detalle, pero tiene una pauta de comportamiento y eso da mucha más seguridad. No te asustas tanto. Me gustó el caso para ejemplificar qué es lo que hay que hacer”.

Como madre señala que Navarra está avanzada en este campo, si bien es cierto que “no es así en otras Comunidades Autónomas”. De hecho, desde hace años existe un convenio entre el Gobierno de Navarra y la asociación ABC que salva vidas para formar a los profesores, especialmente a los de Educación Física, en esta materia. En 2017 la asociación recibió una subvención que sirvió para dotar de 300 muñecos de entrenamiento adulto a 60 colegios y en 2018 se les entregó 20.000 euros para el mismo fin. “Es muy importante formar al formador”, señala Campillo tras sufrir un ejemplo práctico con un feliz resultado.