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La hipertensión es la elevación de la presión arterial, continua o sostenida. El corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos de nuestro cuerpo humano. Esta acción es lo que se conoce como presión arterial.

La presión arterial se clasifica en dos tipos: presión sistólica, conocida como “alta” debida a la presión ejercida por la sangre en el momento del latido del corazón; y presión diastólica o “baja”, que mide la presión de la sangre en los intervalos en los que el corazón se relaja entre latidos.

Cuando una persona supera unos niveles de presión arterial determinados, se entiende que padece hipertensión, y esta presión arterial demasiado alta puede lesionar las paredes de los vasos sanguíneos. Todo ello implica un mayor riesgo cardiovascular que, a largo plazo, puede derivar en problemas cardiacos, renales y/ó cerebrales. Se dice que los niveles de presión arterial son normales cuando la presión arterial sistólica (máxima) está entre 120-129 mmHg y la diastólica, entre 80-84 mmHg.

Consejos frente a la hipertensión.

La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida. El mejor tratamiento es una buena prevención que evite su aparición. Para ello, es fundamental seguir un estilo de vida cardiosaludable:

1.- Controle su peso.

2.- Realice ejercicio físico moderado y regular evitando el sedentarismo. Camine entre media y una hora diaria o realice otro tipo de actividades aeróbicas: baile, aerobic?

3.- Cuidado con el estrés. El aumento de la ansiedad y la tensión emocional resultan peligrosas para el corazón incrementando los niveles de tensión. Intente relajarse y evite el estrés tanto en casa como en el trabajo.

4.- No fume.

5.- Consuma de manera moderada alcohol y café. No más de dos vasos de vino al día y no más de dos o tres tazas de café al día.

6.- Reduzca sal en las comidas. Puede sustituirla por hierbas aromáticas.

7.- Evite las grasas de origen animal.

8.- Cocina sana, preferiblemente cocinar al vapor, horno o plancha.

9.- Siga una dieta rica en potasio, magnesio y calcio. El consumo de estos elementos regula los niveles de tensión.

10.- Consultar con su farmacéutico acerca de las soluciones nutricionales.

11.- Vigile los niveles de tensión y siga las recomendaciones médicas. Los controles periódicos de tensión son fundamentales en adultos mayores de 40 años, sobre todo, si se tienen antecedentes familiares de hipertensión. Estos controles pueden realizarse tanto en el medico de cabecera como en su farmacia habitual.