PAMPLONA - La Audiencia Provincial de Navarra ha conmutado por multas de 7.200 euros las penas de 2 años y 8 meses de prisión a los que habían sido condenados en primera instancia los presidentes de dos cotos de caza en Tudela y Cintruénigo y al guarda de uno de estos cotos por haber causado en la Ribera el mayor envenenamiento de aves rapaces en España entre abril y julio de 2012. La sentencia confirma la autoría y resto de circunstancias que ya declaraba probadas la sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de Pamplona, y mantiene las indemnizaciones, pero aplica la atenuante de dilaciones extraordinarias e indebidas, dado que transcurrieron siete años desde la comisión de los hechos hasta dictarse la primera resolución.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial ha estimado parcialmente el recurso de los tres procesados, a quienes considera autores de un delito relativo a la protección de la fauna: Manuel P.G., que en 2012 era presidente de la asociación local de cazadores y pescadores deportivos de Tudela Montes de Cierzo, puesto para el que fue designado en 2008; Juan S.M., que durante una década y hasta 2012 era guarda de caza en el indicado coto; y Ángel G.J., presidente de la sociedad de cazadores de Cintruénigo.

Además de imponerles el pago de sendas multas de 7.200 euros, la Sala les condena a 5 años de inhabilitación especial para “la gestión del aprovechamiento cinegético de cotos de caza, para el oficio de guarda de caza y para el ejercicio del derecho a cazar” y, asimismo, deberán indemnizar de forma conjunta y solidaria a la Comunidad Foral en 67.529,65 euros (57.576,97 euros por las aves envenenadas; 3.961,68 euros por los gastos de la investigación; y 6.000 euros para la restauración del equilibrio ecológico).

Para conmutar la pena de 2 años y 8 meses de cárcel impuesta por el Juzgado de lo Penal número 2 de Pamplona, la Audiencia Provincial afirma que “con la imposición de las penas en su conjunto, con las limitaciones que conllevan, que dificultan la comisión de nuevos delitos de esta naturaleza por las inhabilitaciones que suponen”, no es “imprescindible” que el reproche penal conlleve la privación de libertad de los recurrentes. En este sentido, y dado que es “alternativa la imposición de la pena de prisión o de la pena de multa”, los magistrados consideran pertinente estimar el recurso de los condenados.

En la primavera de 2012 aparecieron en los cotos de Montes de Cierzo y Monte Alto de Tudela un total de 117 aves rapaces y cuatro cuervos muertos por veneno, que fueron recogidos por guardas forestales de la capital ribera. Las rapaces eran, en concreto, 108 milanos negros, cuatro milanos reales, dos buitres leonados, un alimoche, un aguilucho lagunero y un busardo ratonero y todas ellas están incluidas en el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.

La causa de la muerte fue en todos los casos, salvo el de un milano negro que murió por un insecto, el envenenamiento con las sustancias fentión y demetón-S-metil, ambas del tipo de los organofosforados y prohibidas desde hace años en España. Se trata de venenos de acción neurotóxica muy rápida, que provocan la muerte en un lapso de 10 a 30 minutos, y de degradación igualmente rápida.

Dichas sustancias fueron colocadas en acciones repetidas durante al menos los meses de abril, mayo y junio, principalmente en el dormidero de milanos sito en el pinar del Culebrete, en el coto Montes de Cierzo. La colocación fue llevada a cabo por, cuando menos, el acusado Juan S.M., actuando bajo las órdenes y supervisión de, cuando menos, los también acusados Manuel P.G. y Ángel G.J., con el objetivo de eliminar depredadores de especies susceptibles de caza en los cotos (perdiz y liebre).

El número de aves encontradas muertas, sobre todo en el caso de los milanos negros, supone una repercusión ambiental muy considerable en la población del sur de Navarra, teniendo en cuenta que probablemente murieron más ejemplares de los localizados, al existir numerosos factores que dificultan el hallazgo de cadáveres, como la cobertura vegetal que puede ocultarlos, la rápida detección y consumo por animales carroñeros y la dispersión a zonas lejanas antes de la muerte. Las fechas en las que sucedieron los envenenamientos coincidían con el periodo de reproducción del milano negro y del alimoche.