PAMPLONA - Varios miembros de la ONG Zaporeak fueron agredidos el domingo por un grupo de fascistas que se manifestaban cerca del campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos. Los hechos ocurrieron cuando volvían de repartir comida en el campo: “Fuimos interceptados por 200 fascistas que estaban cortando la carretera”, explicó a este medio Javier Ruiz Redín, uno de los voluntarios de la organización en la isla griega. Luis Miguel Ocaña Morales, Fermín Artola Urmeneta e Idoia Erro Moreno, son los otros tres navarros que colaboran con el reparto. La agresión ocurrió dentro de la creciente tensión que se está viviendo en los últimos días en la frontera entre Grecia y Turquía. Tras el incidente, la organización ha “paralizado el reparto de comida y estamos expectativos a lo que suceda”, confesó.

La situación ha empeorado tras la huelga general de tres días que se celebró en la isla como respuesta popular tanto en Quíos, como en Lesbos o en Samos contra “la construcción de nuevos campos sin dar solución al problema”. De esa movilización popular, que venció y consiguió que la policía dejara la isla, ha salido “una ultraderecha xenófoba envalentonada que ha asumido como suya la victoria de la gente”, manifestó.

contra los refugiados y las ong Cuando los ultraderechistas que les rodearon se percataron de que pertenecían a una ONG, les rodearon y comenzaron una “batalla campal” contra ellos. “Nos destrozaron la furgoneta y no hacían más que pedirnos la documentación y los móviles a los que íbamos en la furgoneta”, relató.

Mientras golpeaban la furgoneta, “intentaron por todos los medios sacarnos del vehículo”, contó. Les resultó imposible escapar del lugar “hasta que uno de ellos nos cerró la puerta y nos dijo que nos fuéramos de allí”, manifestó. Al final consiguieron huir del lugar, con “la furgoneta destrozada y con las ruedas pinchadas”. Los compañeros que iban detrás de ellos en coche, no tuvieron tanta suerte. “Al ser un vehículo más pequeño, les abrieron las puertas y les sacaron a rastras. Los tiraron al suelo y recibieron golpes, puñetazos, y patadas”, relató. Las agresiones cesaron cuando también tuvieron “la suerte de que alguno se acercó, les dijeron que se montaran en el coche y que se fueran de allí”, explicó Ruiz.

Esta situación, subrayó no sólo lo han sufrido los miembros de Zaporeak, sino también otras ONG que están trabajando en el campo de Moria. Aunque su objetivo es que las ONG abandonen el lugar, son “necesarios”. “Sin comer los enfermos se pueden quedar unos días, pero, las ONG médicas están atendiendo a más de 20.000 personas y la sanidad griega no tiene capacidad de asumir esta atención”, explicó. El campo de Moria, aunque está habilitado para 3.000 personas, alberga en su interior a más de 20.000 refugiados en condiciones infrahumanas. “Hace 5 meses podíamos decir que había una ducha por cada 150 personas y ahora hay más de 8.000 personas que no tienen ni duchas, ni baños”, explicó Ruiz. Dentro del campo también se palpa la tensión y el domingo durante el reparto, “tuvimos que parar dos veces porque había peleas entre grupos de refugiados”, manifestó.

la tensión, en aumento Tras la apertura de las fronteras por parte de Turquía, se prevé “una llegada masiva que no está siendo atendida”, manifestó. Es una situación “muy complicada”, y desde Europa “no se está dando ninguna solución”, denunció. Mientras tanto la tensión va en aumento. “Esto se está convirtiendo en una olla a presión, que en vez de abrir las válvulas, las están cerrando y va a explotar pero no sabemos cuando”, adelantó.

Desde Zaporeak hacen un llamamiento a la población civil de Europa. “Son ellos los que tienen que decir que basta ya. No puede ser que exista un campo de exterminio en Europa y que se esté haciendo eso en nuestro nombre”, reiteraron.

“Su objetivo es que nos vayamos de la isla y que dejemos de ayudar a los refugiados”

javier ruiz redín

Coordinador y voluntario de Zaporeak